El terror

El terror es el símbolo de debilidad de las tiranías. La voluntad del pueblo es la piedra angular donde se levanta la estructura de la democracia y el peñón donde se estrellan las dictaduras y tiranías.

Todo régimen de gobierno que trata de aferrarse al poder en contra de la voluntad de su pueblo, degenera en dictadura, condenada al fracaso tarde o temprano. Y, para mantenerse a contrapelo de las circunstancias, los tiranos desatan el terror que aumenta de grado a medida que ellos se sientan más impotentes para contener al pueblo que tratan de sojuzgar.

De ahí que el terror, como hemos dicho en un sin número de ocasiones, sea un símbolo inequívoco de la debilidad de las tiranías, que opera en razón directa, o sea, a mayor debilidad en el poder, más intenso se hace el terror.

Este es el caso que sufre hoy en día el noble pueblo cubano. Cuando Fidel Castro subió al poder, encubierto en la mentira y en el engaño, salía prácticamente sólo por las calles de La Habana, y subía sólo a los ómnibus para asombro de Cuba y del Continente.

Pero entre cielo y tierra no hay nada oculto. Y la verdad se abrió paso. Lo que lucía un gesto libertario era demagogia, era, ni más ni menos, que una gran estafa.

El pueblo cubano fue despertando lentamente y así comenzó el éxodo más grande que ha contemplado el continente americano desde que fue descubierto.

Y desde las tierras del exilio la verdad se abrió paso para que el mundo despertara como le había sucedido al pueblo cubano… y así se llegó al convencimiento que el ídolo tenía los pies de barro. Que había sido un simulador más de los tantos que sin gloria y sin obra han hecho mutis sin entrar en las páginas de la historia del mundo.

Pero ahora, en los estertores de la tiranía que detenta el poder en la isla mártir hace casi cincuenta años, el régimen desata con toda intensidad el terror más fuerte que haya afrontado el cubano.

Todas las noticias que salen de Cuba así lo prueban.

El mundo se ha estremecido ante la barbarie desatada por el tirano Castro y de muchas latitudes del mundo se levantan legítimas voces de protesta y de condena.

Allí se persigue con el mayor espíritu de venganza a quienes sólo desean la libertad de la patria, ya que la patria es de todos.

Y el tirano establece penas terribles incluyendo el resurgimiento del paredón, aunque éste jamás ha dejado de funcionar bajo el régimen tiránico que destroza a Cuba.

Y aquel que una vez salió solo por las calles de La Habana, hoy no puede darle la cara a su pueblo y se esconde tras de una enorme caravana de autos con guardaespaldas. El agua que ingiere va en contenedores especiales en el maletero de los autos que lo custodian. Cuando llega a un restaurante no se atreve a sentarse con los pocos asistentes y se ve precisado a entrar por la cocina y hace que sus guardaespaldas prueben primero el alimento que después él va a comer.

Y, como si todo fuera poco, el anciano Castro no se atreve a dormir dos noches consecutivas en un mismo lugar por miedo a la justicia de un pueblo.

La conclusión a sacar es que a mayor terror, más debilidad del tirano en el poder…que hace presagiar que en estos momentos se está escribiendo el epílogo del drama de Cuba, de donde emergerá fuerte, triunfante, e incontenible la voluntad de un pueblo, pilar especial de las democracias y peñón donde se estrellan todas las tiranías.