El nuevo modus vivendi del Medio Oriente
El 11 de Agosto, el Consejo de Seguridad adopta la resolución 1701, la cual establece múltiples obligaciones para los actores involucrados en el más reciente conflicto en Medio Oriente: un cese de fuego inmediato entre Israel y Líbano, el envío a corto plazo de Cascos Azules para resguardar la frontera y el despliegue del ejército libanés al sur del país para evitar el reestablecimiento del control de Hizbullah en la zona. Además, la resolución prohíbe el envío de nuevo arsenal bélico al grupo terrorista y exige por enésima ocasión, el desmantelamiento total de Hizbullah como grupo terrorista.
A pesar de las altas expectativas de los miembros del Consejo de Seguridad y de los gobiernos de Líbano e Israel por los acuerdos alcanzados, a dos meses y medio de la entrada en vigor de dicha resolución, las perspectivas parecen estar lejos de ser prometedoras, una vez mas, los compromisos y responsabilidades acordadas se quedan cortos para distender la zona de conflicto.
El despliegue de los cascos azules en la frontera con Israel fue un paso crucial para que Hizbullah aprovechara la oportunidad de reorganizarse, armarse y poder obtener el apoyo popular del sur. Los terroristas islámicos calcularon, correctamente, que no se utilizaría la fuerza en su contra y que no se bloquearía su mejor ruta de aprovisionamiento: – la frontera con Siria. Las mismas Naciones Unidas han confirmado que sólo actuarán en caso de que las autoridades libanesas lo exijan, lo cual no ha sucedido ni sucederá, en el corto plazo.
Sin embargo, la adquisición de nuevos armamentos militares no es suficiente para Nasrallah, líder de Hizbullah. La contribución de 15,000 USD como pago de compensación a cada familia que perdió su hogar durante el conflicto, es parte de un plan estratégico fundamental para mantener, recuperar o reforzar el apoyo de la población sureña.
Es en este contexto se puede afirmar que la reciente resolución 1701 pasa a la historia como “una mas” de las decisiones desafortunadas de las Naciones Unidas. Continuar con esta situación podría propiciar que Hizbullah en poco tiempo recuperara el arsenal del que disponía previo a la guerra con Israel y que posiblemente lo superara dado el incremento de las significativas contribuciones que recibe del mundo árabe y particularmente de Siria e Irán. Ante esta realidad adversa, la posibilidad de desmantelar el grupo terrorista libanés estará lejos de instrumentarse en los próximos años.
Un factor decisivo en esta crisis consiste en que la debilidad del gobierno libanés agrava el conflicto regional. La asistencia internacional recibida por 3.6 mil millones de dólares necesarios para los esfuerzos de reconstrucción, será un elemento importante en el corto plazo. No obstante, el endeudamiento que tiene el país por más de 40 mil millones de dólares afectara duramente la economía en los próximos años. Asimismo, el gobierno tiene evidentes dificultades para reforzar su poder central en el sur del país, ante los eficientes esfuerzos de reconstrucción lanzados por el grupo terrorista Hizbullah.
Las Naciones Unidas, a pesar de sus buenas intenciones, han probado una y otra vez su incapacidad de mantener la paz en el Medio Oriente. Acontecimientos recientes como las amenazas del presidente Iraní Ahmadinejad, el aprovisionamiento militar bélico en dos distintos frentes Hamas y Hizbullah, la enemistad con Siria y la nueva alianza militar entre Irán y Siria, traen como consecuencia un nuevo modus vivendi en la región.
Las amenazas a su existencia desde cuatro distintos frentes, propiciarán que el Estado de Israel deba armarse, eficientizar y renovar sus fuerzas armadas e inteligencia como parte de una estrategia preventiva de defensa. La búsqueda de un nuevo balance de poder, llevaran a una rápida militarización en la región, provocando así efectos significativamente contrarios a los que buscan alcanzar los acuerdos firmados.
Los sucesos que se están viviendo en el Medio Oriente son desproporcionados a las débiles acciones llevadas a cabo por las potencias mundiales. En este contexto, la necesidad de que los Estados Unidos, Rusia, China y la Unión Europea se comprometan a establecer nuevas “reglas de juego” en la zona, son imprescindibles para evitar una guerra de mayores proporciones en el mediano o largo plazo y que impidan, a través de sus implementaciones, una catástrofe mundial.
El autor es Director de YADI International
- 28 de marzo, 2016
- 23 de julio, 2015
- 5 de noviembre, 2015
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