“No desees mucho una cosa, mira que se te puede dar”
Como venimos comentando los resultados de las pasadas elecciones parciales, a nadie se le debe escapar que la Señora Pelosi, la nueva Presidenta de la Cámara, ya tuvo su primer problema, especialmente con el elemento centrista recién electo de su propio partido.
Ella tenía ya escogido para ser su asistente líder en la Cámara al representante J. Murtha que se había pasado los dos últimos años haciendo de la guerra en Irak el leitmotif de la campaña electoral. El señor Murtha proponía, y aun propone, la retirada inmediata de las tropas americanas de ese país, cosa que como siempre pasa con las soluciones simplistas como esa, el electorado la respaldó. Murtha por lo tanto muy bien pudiera adjudicarse sino el triunfo total, al menos parte del mismo. Su triunfo en la Cámara parecía asegurado…
Pero una cosa es con tenedor y otra con cuchara. El elemento centrista recién electo lo rechazó casi de pleno y al hacer coalición con el de adentro del partido le propinaron a Murtha y a su madrina Pelosi una devastadora derrota. Según se nos informa eso de negarse a ratificar la decisión de la presidenta de la Cámara por su propio partido no se ha producido con mucha frecuencia en los anales de ese cuerpo legislativo, Especialmente después de un triunfo electoral.
Por supuesto, la prensa nacional, en su inmensa mayoría liberal no se ocupó mucho de comentar el caso y trató de pasarlo por arriba. El ciudadano común, sin embargo, no dejó de apreciar las imágenes en la televisión, que fueron equivalentes a treinta o cuarenta editoriales. La cara de Murtha se veía alargada a las dimensiones de la clásica tranca, y la de la Pelosi era todo un poema. Al tratar de sonreír para la prensa su expresión se contorsionaba tal y como esas caretas teatrales griegas de la tragedia.
Todo esto significa que la flamante presidenta de la Cámara tiene que andar con mucha cautela y no tratar de imponer sus extremistas puntos de la izquierda, porque su cuerpo legislativo no la va a secundar, y no nos extrañe en lo más mínimo si ahora se produce una coalición legislativa de los centristas demócratas y republicanos que, por cierto, seria una bendición para la nación.
Entre otra cosa que hay que observar es el significado que tiene la victoria demócrata para el futuro inmediato del proceso electoral del 2008. Lo dijimos antes de las elecciones y lo mantenemos ahora después de las mismas. La guerra de Irak, que antes solo era de Bush, ahora ha sido traspasada tambien al partido de oposicion que se ha pasado tres años en la critica de la misma y anunciando, de ganar, lo que iban a hacer con la misma. ¿Retirarse de allí en masa, como propone Murtha? ¿Quedarse y buscar, con la anuencia del presidente, una solución medianamente honorable y satisfactoria? Tengamos la seguridad que cualquier formula demócrata que se ponga en practica si sale mal, tendrán ese partido y sus candidatos que pagar las consecuencias en las urnas de aquí a dos años.
Los efectos electorales de este traspaso de la guerra es que de manera muy efectiva libera a los futuros candidatos presidenciales republicanos del 2008. Estos, ya sean Giuliani, Romney, McCain, éste de cierta forma, o cualquiera otro se verán exentos de cargar con esa cruz de la guerra en su campaña electoral. Una reacción favorable a los republicanos no sería nada de extrañar. Claro está, todo esto se produciría si en los dos años que vienen no se ha resuelto el problema de la guerra por los que llegaron declarando que habrían de ponerle punto final.
Hay otro factor que no se puede soslayar y este es que todo el odio y el rencor acumulado en el partido demócrata, mayormente en su ala de extrema izquierda, contra el presidente ya se desfogó en las elecciones recientes. Se quería castigarlo, humillarlo, por su triunfo en el 2000 y por la guerra, con una pateadura electoral. Pues bien, ya esta se produjo, y ¿ahora qué? ¿Ahora que van a hacer con su triunfo?, se pregunta la nación Porque ahora es con tenedor y no con cuchara. Criticar desde la oposición es fácil, poner en ejecución planes efectivos con el timón en las manos, como diría el chino mitológico de la chispa cómica cubana, “e muy lifelente.”
En fin, uno diría que la victoria demócrata de las pasadas elecciones muy bien pudiera haber sido, si se quiere capturar el poder ejecutivo en el 2008, prematura. Quizás haya sido como una de esas tormentas de verano que en unos pocos minutos de tremendos rayos y truenos dejan, sin embargo, la atmósfera despejada y limpia para el resto del día.
Lo que unía al partido y produjo su victoria fue, sin dudas, un “antibushismo” ciego y feroz, pero esto ya no está en el tablero. Esto, ha quedado a un lado. El electorado, al respecto quedó saciado. Los demócratas han perdido en su mirilla su “coco”, su “bete noir”, mientras que ahora tienen, sin embargo, junto con los republicanos, que hacerle frente desde las cámaras legislativas a la guerra y mantener una economía en buenas condiciones con un desempleo bajo y una inflación controlada.
Ese proverbio americano que dice “no desees mucho una cosa, mira que se te puede dar” puede que una vez más sea una realidad. La gran ironía, es que estas elecciones pasadas pueden haber asegurado a los republicanos su victoria en el 2008…
Si estos, por supuesto saben jugar bien el juego.
- 23 de enero, 2009
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