¿Las remesas que envían los inmigrantes frenan la oferta de trabajo en Latinoamérica

España lidera el ranking de remesas ¿Son las remesas una bendición o hipotecan el futuro de los ciudadanos? En 2006, Latinoamérica recibió algo más de 45.600 millones de euros en remesas, un 20 por ciento más que el año anterior. Sus habitantes percibieron más dinero a través de familiares o amigos que con la ayuda oficial al desarrollo. España es el país que más dinero envía de todo el mundo en términos relativos

Pero las transferencias de divisas esconden un lado oscuro: aunque en los últimos 25 años han acelerado un 0,27 por ciento el crecimiento regional y tienen un impacto positivo en la reducción de la pobreza, están frenando la oferta laboral de las naciones menos desarrolladas.

De acuerdo con un estudio del Banco Mundial (Cerca de casa: impacto de las remesas en el desarrollo de América Latina), las familias con benefactores en el exterior muestran índices de actividad laboral inferiores al resto: en México, por ejemplo, sólo el 60 por ciento de los hombres que perciben remesas trabaja, frente al 90 por ciento de quienes no reciben esos ingresos extra.

"Se ha generalizado un asistencialismo por el que muchos jóvenes no buscan empleo a sabiendas de que sus padres les van a enviar parte del sueldo a final de mes", comentaba ayer el economista senior del Banco Mundial para la región, Humberto López.

Costes sociales y pérdidas de PIB

Otro problema añadido tiene que ver con el coste social de la inmigración: las familias se distancian, los que se quedan sufren y cruzar una frontera supone riesgos físicos (en determinadas ocasiones). Por otro lado, el 80 por ciento de los graduados universitarios de las islas caribeñas vive fuera, una fuga de cerebros que perjudica a sus países de origen y, paradójicamente, subvenciona el capital humano de las naciones más industrializadas.

Pero aún hay más: las pérdidas potenciales de PIB que generan los flujos migratorios (es decir, lo que aportarían los inmigrantes si se hubieran quedado en su país) son considerables: en El Salvador, por ejemplo, rozan el 7 por ciento. Y el infor- me también alerta de que las remesas no llegan masivamente a los más pobres: basta con mirar a Perú, donde el 40 por ciento del dinero termina en manos del 25 por ciento más rico de la población.

Dicho esto, que nadie se alarme: a pesar de sus efectos adversos, "las remesas constituyen un mecanismo para aliviar el subdesarrollo", indicó ayer el director del Servicio de Estudios del BBVA, José Luis Escrivá (que, a su vez, apostó por la bancarización para aumentar la seguridad en las transferencias).

Se calcula que, sin remesas, la pobreza de América Latina subiría del 25 al 27,8 por ciento. Además, por cada punto porcentual de incremento en el volumen de transferencias respecto al PIB, la pobreza disminuye un 0,4 por ciento, se reduce la volatilidad de los ingresos, aumentan las tasas de escolaridad y mejoran los indicadores de salud.

5.000 millones de euros

Según datos del Banco de España, nuestro país es el que más remesas envía del mundo en términos relativos (5.000 millones de euros entre enero y octubre de 2006, un 34,7 por ciento más que en el mismo periodo del año anterior). Pero, desde el lunes, los inmigrantes ilegales no pueden mandar dinero, así que no está tan claro que la cifra vaya a aumentar tanto esta vez.