¡¡Sí al valor de cambio!!
Por Emeterio Gómez
El Universal
¿Creen ustedes que podrá imponerse una economía centrada en la solidaridad?
Me disculpo con El Troudi y Monedero por insistir en esta crítica. No es ensañamiento, sino necesidad de denunciar la inviabilidad del Socialismo y la destrucción sistemática que Chávez está imponiéndole a Venezuela. Todo, por la incomprensión presidencial de cuán disociada está su visión de la moral respecto de las realidades materiales, la escasez relativa y, lo básico, la profunda precariedad o animalidad que tan drásticamente caracterizan al hombre.
Volvemos hoy sobre esa creencia inaudita según la cual la Humanidad debe orientarse a la producción de Valores de Uso y no de Valores de Cambio. El sueño tonto de Marx: la famosa extinción de la economía, el Estado, el derecho ¡¡y el valor de las mercancías!! Una utopía cuyos endebles cimientos no son asumidos por los dos jóvenes autores. Porque en sus fundamentos últimos, Marx suponía que el Valor de Cambio se extinguiría (sólo) en las sociedades capitalistas más avanzadas, cuando éstas hubiesen superado la escasez. Un espejismo válido a mediados del siglo XIX, en plena Revolución Industrial; al final de un siglo (1750-1850) que elevó la capacidad productiva de la Humanidad ¡¡más que los 10.000 años anteriores!!
El Troudi y Monedero eluden lo esencial de Marx: que el Valor de Cambio es una Relación Social, es decir, una relación entre seres humanos. ¡¡La única relación social masiva que es posible cuando impera la escasez, cuando inexorablemente los hombres se convierten en entes naturales!! No morales o humanos, sino naturales.
Esto es: entes que -casi como los perros- no tienen ninguna posibilidad de regirse ¡¡masivamente, repito!! por la moralidad, la solidaridad o el Amor al Prójimo. Porque mientras reine la escasez -y en la medida en que reine- el hombre, por ético que sea, empezará a pensar en sí mismo y en su familia. El egoísmo, igual que el miedo, es libre.
Queda, por supuesto, una posibilidad remota: que ese Ser Humano tenga una moral muy sólida y acepte, aun en la peor escasez, regalar lo que siente que es suyo porque le ha costado un gran esfuerzo; o, simplemente, porque él es más capaz, hábil o creativo. Ese hombre descubrirá entonces lo que la Humanidad siempre supo: que la caridad y las donaciones no pueden ser la esencia de ningún Modelo de Sociedad. Y descubrirá también, con Marx, que el Comunismo y la extinción del Valor de Cambio sólo serán posibles cuando el Capitalismo se haya desarrollado plenamente y haya eliminado la escasez. (O sea, nunca). Porque mientras no sean éstas las condiciones, es iluso pretender que los Valores Morales sustituyan al Valor de Cambio, como forma básica de relacionar socialmente -es decir, masivamente- a la gente. Mientras la escasez se mantenga, y peor si se incrementa, el hombre se comportará socialmente como un ente natural. En cuyo caso la moral sólo puede aspirar a apuntalar o humanizar al Valor de Cambio, jamás a sustituirlo. Todo lo demás es utopía insensata.
Que fue exactamente lo que ocurrió en Cuba, Norcorea y la Unión Soviética: la pretensión de imponer a sangre y fuego la solidaridad, cuando la escasez, lejos de reducirse, creció escandalosamente como consecuen- cia de la incapacidad del Socialis- mo para producir bienes y servicios. ¿Creen ustedes -jóvenes amigos- que en Venezuela podrá imponerse una economía centrada en la solidaridad, o sea, capaz de superar la escasez a partir de la corrupción, de un ingreso petrolero masivo y de la destrucción del resto del aparato productivo?
- 23 de julio, 2015
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