¿Qué tipo de empresario eres?
Hubo un tiempo en que las palabras empresario y socialista fueron consideradas términos antónimos. Ya ha pasado mucho tiempo de aquello. Hoy en día ser empresario no es sinónimo de ser liberal. Por eso, cabe preguntarse: si todos los empresarios no son exactamente liberales, ¿qué son entonces?
Sucede que existen tres tipos de empresarios: el Socialista, el Pro Negocio y el Pro Mercado.
1) Empresario Socialista: nos referimos a aquel empresario que debido a que no cuenta con una filosofía de libertad que respalde su forma de vivir y ante las inequidades que observa en este planeta, se siente extremadamente culpable de su mejor situación.
Culpabilidad que, paradójicamente, pretende expurgar promoviendo políticas públicas socialistas. Políticas que precisamente condenan las bases filosóficas generadoras del marco institucional que hacen posible las oportunidades que ha tenido y su cómoda forma de vida que ha alcanzado a fuerza de su creatividad, esfuerzo y talento.
Este empresario puede ser grande o pequeño. Da igual. En algunos casos estudió formalmente Economia en la universidad. Pero esto no le fue de gran ayuda. Pues las probabilidades de aprender economia de mercado en nuestras facultades son mínimas. Lo que predomina es la enseñanza de la economia keynesiana (recordemos que Keynes fue a la economia del Siglo XX lo que Marx fuera a la economia del Siglo XIX).
Relativiza el principio fundamental que históricamente ha caracterizado a la actividad empresarial: la Libertad Económica. Esto es, Propiedad Privada, Libre Mercado y su prerrequisito, un Estado de Derecho que garantice la igualdad ante la ley. En su lugar, prefiere un Estado de Legalidad que imponga la igualdad mediante la ley.
Irónicamente, cree todo lo que dice el dogma marxista sobre él: que el dinero es malo. Que si es en exceso es peor. Que la acumulación del capital es fruto de la explotación. Y que el éxito económico empresarial implica una mayor tajada del pastel de la riqueza para los ricos en desmedro de los pobres.
Por eso vive en una perpetua contradicción entre lo que piensa y lo que hace. Y nótese que quien no piensa lo que hace, termina haciendo lo que piensa; pues fondean ONGs socialistas, partidos políticos socialistas y gremios enemigos de la libertad.
Sin solvencia liberal, su vacío es caldo de cultivo para las ideas autoritarias, totalitarias, nacionalistas, proteccionistas, estatistas, paternalistas, en definitiva, socialistas. Así, su nacionalismo lo hace rechazar la inversión en función del origen geográfico (mucho peor si es del Norte). Su estatismo lo hace anhelar un Estado Enorme, Padre y Protector para sus “hijos” desde la cuna hasta la tumba.
2) Empresario Pro Negocio: nos referimos a aquel empresario que se preocupa exclusivamente por la libertad económica para su negocio. No es que acepte a regañadientes la libertad. No. Pues el sí quiere, defiende y promueve la libertad económica. El problema es que solo la quiere, defiende y promueve para su nicho de mercado.
A este tipo de empresario generalmente lo encontramos en los grupos de presión. No busca libertad. Persigue privilegios. Si se trata de un industrial exportador, la inmoralidad que constituye una moneda devaluable no le quita el sueño. Si se trata de un comerciante importador se preocupará solo por los aranceles, regulaciones, impuestos y devaluaciones que lo afecten directamente. Al productor bananero no le interesará en absoluto la libertad de precios en su mercado. Al exportador bananero si, pero no necesariamente abogará por libertad para todos los demás precios y sectores del mercado. Al agricultor protegido por aranceles no le importará lucrar impositivamente a costa de los ciudadanos.
Pues a este tipo de empresario no le interesa si acaso existe libertad económica fuera de su burbuja. Lo tiene sin cuidado vivir en un país donde la seguridad social estatal obligatoria prohíbe la libre competencia de compañías aseguradoras de pensiones privadas. No le importa que no exista apertura en el sector petrolero, competencia en el sector eléctrico o de telecomunicaciones. No comprende ni defiende la necesaria libertad económica para el sistema financiero.
En definitiva: no cree en la libertad, solo se sirve de la libertad. No defiende la libertad por principios sino por conveniencia. Y así, en el momento que por cálculo utilitario de la coyuntura, no estime rentable la libertad, entonces, en ese momento, sin que le tiemble el pulso, pasará a estar en su contra.
3) Empresario Pro Mercado: nos referimos a aquel empresario que promueve la libertad económica para todo el mercado, no solo su ámbito de negocio. Él entiende que la libertad económica es un principio transversal. Comprende que el mercado libre implica un trato voluntario, moral y pacifico entre hombres iguales que se respetan e intercambian sus derechos de propiedad sobre bienes y servicios. Sabe que para obtener dinero se requiere satisfacer creativa y sostenidamente a los consumidores. Que a mayor éxito económico, mayor cantidad de vidas transformadas.
Conoce que el pastel de la riqueza empresarial no es estático. Que cada nuevo emprendedor no se lleva una tajada sino que dinámicamente crea un nuevo pastel de riqueza nacional. Advierte que la acumulación de capital es producto de quienes disciplinadamente sacrifican su consumo presente. Que esa es la palanca que permite el crecimiento masivo. Que es el origen de la inversión productiva. Y que castigarla impositivamente destruye la creación de empresas, la tecnología, el empleo y nuevas maneras de verdaderamente servir a los demás. No se confunde: sabe que libertad no es sinónimo de ganancia asegurada. Libertad implica tan solo la oportunidad. Un común punto de partida, no un común punto de llegada.
Finalmente, son estos empresarios los que sostienen intelectual y materialmente el mundo en que vivimos. Son ellos quienes hacen posible desde la aspirina hasta los juegos de video. Necesitamos a más de ellos. La pregunta pertinente entonces es: ¿Qué tipo de empresario vas a ser?
- 23 de enero, 2009
- 23 de junio, 2013
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