Ecuador: Sin oportunidades para poder trabajar

Por Roberto Villacreses
IEEP

El problema del desempleo se lo resuelve brindando las condiciones para que el inversionista nacional y extranjero pueda venir y prosperar, donde el Estado no estorba, más bien se consolida como un facilitador de las relaciones empresariales.

Hace poco, Xavier Rodríguez Torres, un joven egresado de economía escribió en Diario El Universo una carta: “Sin oportunidades para poder trabajar”, donde describe la negativa experiencia por la que ha tenido que pasar para tratar de conseguir un empleo: la falta de oportunidades, discriminación y tener que cumplir grandes requisitos de experiencia y estudios son las principales tónicas de esta historia. (La carta completa se encuentra disponible al final).

Lamentablemente este no es un caso aislado. Los sentimientos de impotencia que embargan a Xavier son compartidos por buena parte de la población, que se encuentra desempleada o subempleada -52% en Ecuador-, sin oportunidades de conseguir trabajo en una gran empresa, como son sus anhelos, y para lo que se han preparado por largos años en las aulas. La solución que plantea, como buen sudamericano, es la intervención estatal para solucionar el problema, seguramente pidiendo que se regule a las empresas, obligándolas por decreto a contratar más empleados, o simplemente que el gobierno genere nuevos empleos burocráticos para toda esta gente. Medidas que no solucionan nada, más bien profundizan el problema.

Muchos quisiéramos tener un buen empleo, ganar sueldos millonarios, tener una oficina elegante con una hermosa vista de la ciudad y poseer un auto de lujo con chofer que nos aguarde, pero la realidad es que no hay suficientes empresas que nos brinden esa oportunidad. El mercado laboral ecuatoriano es muy limitado y de esto hay que darle las gracias al papá Estado. La excesiva regulación en el mercado laboral, la complicada carga de los impuestos, las constantes crisis políticas, el irrespeto a la propiedad privada y a los contratos –irrespeto propiciado incluso desde el poder mismo-, han originado que se vuelva una difícil tarea el iniciar negocios en el país. El informe del Banco Mundial, Doing Business in 2007, describe muy bien esta realidad.

Para ponerles unos cuantos ejemplos, según el Doing Business, para iniciar una empresa en Ecuador se deben realizar 14 procedimientos que toman aproximadamente 65 días, en tanto que en países como EE.UU. sólo se requieren de 5 procedimientos que se realizan en 5 días. De igual manera al momento de pagar impuestos, una empresa de tamaño medio en Ecuador consume anualmente 600 horas de su tiempo para cumplir con los requerimientos, en tanto que en Hong Kong sólo 8 horas. El número de trámites para poder exportar en nuestro país es de 12 y toma alrededor de 20 días realizarlos, en Irlanda sólo son 5 y se obtienen en 7 días. Esto es lo que hace la diferencia entre las economías desarrolladas y las nuestras. Con políticas estatistas e intervencionistas nosotros mismos hemos puesto trabas y obstaculizamos la creación de riqueza, disminuyendo las oportunidades de empleo para nuestra gente, las cuales deberán ir a buscar empleo en naciones con políticas positivas que nos negamos a imitar.

Hay países que ya han aprendido esta valiosa lección, saben que el problema del desempleo se lo resuelve brindando las condiciones para que el inversionista nacional y extranjero pueda venir y prosperar, donde el Estado no estorba, más bien se consolida como un facilitador de las relaciones empresariales, brindando un ambiente de libertad política y económica que genera riqueza. Perú es un ejemplo de ello. Con su actual política de atraer inversiones a través de incentivos tributarios y facilidades para que se inicien negocios, ha logrado captar gran cantidad de inversiones productivas, incluso la de empresarios ecuatorianos que han decidido llevar sus negocios hacia este país. En el 2006 Perú recibió Inversión Extranjera Directa por 3467 millones de dólares. El crecimiento económico de los últimos años de Perú de entre 6 y 7% anual, es muestra de que se puede progresar si se hacen las cosas bien. Los peruanos no son muy diferentes de los ecuatorianos, y si ellos lo están logrando ¿Por qué nosotros no podríamos?

Cartas al Director, El Universo 19 de junio del 2007

¡Sin oportunidades de poder trabajar!

Soy un joven egresado de la Facultad de Economía de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil, y he estado buscando trabajo, ya que antes he laborado pero en forma independiente, y he constatado en esto que hay discriminación en todos los sentidos.

Primero, siempre piden experiencia, de 1 a 3 años, o de 3 a 5 años dependiendo del cargo; es decir, de nada sirven los estudios si uno no tiene experiencia. Me pregunto, ¿cómo vamos a tener experiencia si no nos dan trabajo para tenerla?

Pero no solo eso. Los anuncios de empleo, los hay de diversas clases, “se solicita mujer, soltera, proactiva, etcétera, etcétera”. En los Estados Unidos uno puede demandar a una empresa por ese anuncio, porque allá se miden las aptitudes de la persona y el título académico, acá hay discriminación de sexo, edad, si se es casado o no, si se tienen hijos o no, pues eso influye y no puede ser así.

Eso va también para las universidades, ya que tienen la obligación de enviar a sus alumnos a hacer pasantías o prácticas; así como envían a los futuros doctores a hacer internados en clínicas y hospitales para que luego puedan decir que tienen experiencia porque hicieron un internado de tres meses. Un claro ejemplo es la televisión: ¿cuántos personajes se pueden ver que tengan títulos universitarios antes de haber ingresado a un canal?, son muy pocos.

Hay muchas personas que tienen hasta masterados, pero no pueden conseguir un trabajo en una gran empresa porque “no tienen experiencia”, ¿acaso es tan difícil trabajar?, no lo creo. Las autoridades deberían hacer algo al respecto.

Xavier Rodríguez Torres,
Joven sin trabajo, Guayaquil