Los Boligarcas

Es curioso leer en periódicos del interior a personajes seguidores de consignas que escriben lo que les dicen que escriban, defendiendo lo indefendible y menospreciando la capacidad intelectual de los bolivianos.

Según estos, la oligarquía cruceña es la culpable de todos los males. Bien, resulta que oligarquía es el gobierno de unos pocos, y resulta que el poder en Bolivia estuvo los últimos 100 años en La Paz que, por cierto, le quitó la capitalidad a Sucre con la bandera del federalismo, y cuando tuvo el poder para sí, se hizo más centralista y oligárquico que nadie.

Entonces, ¿quienes son los oligarcas que, aprovechándose de la cercanía del gobierno, se enriquecieron y se aprovecharon del pobre estado? y no estoy hablando de los últimos 20 años, estoy hablando desde el inicio de nuestra vida republicana.

Veamos un momento a los ricos de este país. ¿Acaso las casas más portentosas no están en la zona sur de La Paz, en Sopocachi, etc.? ¿Acaso esas casas se pueden hacer con sueldos de ministro, senador, diputado o presidente, incluso de general? ¿Acaso los más ilustrados jóvenes de hoy no son hijos de políticos que aprovecharon las becas en las mejores universidades del mundo y fueron a estudiar a costa del estado sin que les cueste un peso a sus familiares?

¿Acaso no está apareciendo una nueva casta de ricos, de los que propugnan «ahora es cuando»?

En Santa Cruz existe un modelo de desarrollo productivo, de crecimiento empresarial, de empuje económico; en Santa Cruz existen miles, decenas de miles de empresarios, desde el que tiene un banco hasta los montones que comercializan un sinfín de productos y servicios desde un carrito, o un puesto en el mercado local. Todos arriesgan su capital, apuestan por la competencia, generan riqueza.

Acá en Santa Cruz se trabaja y se progresa con el esfuerzo individual, no se discrimina a nadie por ser de cualquier otro rincón del país o del mundo, y la gente de trabajo y de corazón abierto es recibida como en ningún otro lugar del país, eso lo reafirmo.

Por eso, cuando veo que escriben contra un boliviano nacido en esta tierra cuyo peor crimen fue tener un padre extranjero que vino y puso industrias y generó empleo en Santa Cruz, no me queda más que recordar lo que una vez me dijo alguien, con mucho de razón: En Bolivia, lo que más existen son los pobres de mente y de corazón.

La pobreza es mental. Y cada vez hay más «pobres mentales» que toman decisiones a nivel gubernamental, que ostentan cargos públicos, que nos van a llevar a la otra pobreza, a la que nos duele a todos.