Un déjà-vu del caso Elián

Por Mario Diament
La Nación

MIAMI.- Las demostraciones callejeras, la histeria y la violencia que rodearon la lucha legal por la custodia de Elián González en 1999 no se han repetido, pero el nuevo caso de una niña cubana de 5 años reclamada por su padre, que vive en Cuba y por la familia que la adoptó en Miami, tiene todos los visos de un déjà-vu .

Objetivamente, el caso es más complejo que el de Elián. También ha sido menos politizado en la fogosa tradición de castristas y anticastristas, si bien en Miami nada puede considerarse totalmente apolítico.

En cambio, la reacción emocional y mediática que despierta tal vez se deba a que, como en las buenas telenovelas, plantea una disyuntiva de hierro: ¿qué es mejor para la niña: crecer entre la opulencia de su familia adoptiva en Coral Gables o junto a los cerdos y los cultivos de malanga de la chacra de su padre en Cabaiguán, Cuba central?

Sucintamente, los hechos son como sigue: la niña, que por entonces tenía dos años, llegó a Miami en marzo del 2005 con su madre, Elena Pérez, y un medio hermano de 11. La madre había sacado a la niña de Cuba con el permiso de su padre, Rafael Izquierdo, un agricultor que para entonces vivía con otra mujer.

Nueve meses más tarde, el 19 de diciembre, Elena Pérez, quien tenía antecedentes depresivos, hizo un intento de suicidio, cortándose las venas, y los niños fueron puestos a cargo de unos familiares lejanos.

Cuando en abril del 2006 los familiares anunciaron que no podían seguir ocupándose, el fiscal del Estado, tras establecer la incapacidad de la madre y acusar al padre de la niña de negligencia y abandono, entregó a los niños en custodia temporaria a José y María Cubas, una familia de prósperos inmigrantes cubanos.

José «Joe» Cubas es una figura conocida y venerada en Miami, un ex empresario deportivo por cuyo intermedio llegaron a los Estados Unidos algunas de las figuras más prominentes del béisbol cubano.

En julio de 2006, Rafael Izquierdo solicitó una visa para viajar a los Estados Unidos y reclamar a su hija y arribó a Miami en mayo de este año. El juicio se inició el 27 de agosto en la Corte del Distrito de Miami, presidido por la jueza Jeri B. Cohen, quien debía decidir esencialmente si el padre estaba capacitado para hacerse cargo de su hija.

El Departamento de Niños y Familias de la Florida y los Cubas habían solicitado a la jueza que revocara permanentemente la potestad de Izquierdo y concediera adopción legal a José y María Cubas.

Caso complejo

Lo que añade complejidad al caso es la presencia del medio hermano, que tiene 13 años, y que no es parte de la demanda. Si la niña es finalmente adjudicada a su padre, no sólo se separará de su familia adoptiva, que ha sido prácticamente la única que ha conocido, sino también de su medio hermano.

El jueves, ante la sala colmada de la Corte del Distrito de Miami, la jueza falló a favor de Izquierdo y afirmó que estaba perfectamente capacitado para ejercer su potestad.

Si bien censuró duramente al padre por haber permitido que la niña viajara con una madre con un historial de inestabilidad mental y por haberse demorado siete meses después del intento de suicidio de Elena Pérez en iniciar el pedido de visa, la jueza concluyó que «la ley del estado de Florida no requiere que un padre sea perfecto ni sofisticado ni enérgico».

Pero esto no dio aún por terminada la historia. Antes de que Izquierdo y sus abogados tuvieran tiempo de celebrar, la jueza anunció su intención de convocar a una nueva audiencia para determinar si remover a la niña de la casa de los Cubas resultaría pernicioso para ella.

Sucede que la ley estatal establece que en una demanda por custodia, el juez deberá entregar al niño a alguno de sus progenitores, «a menos que la Corte entienda que haciéndolo se pone en peligro la seguridad, bienestar y salud física, mental o emocional del niño».

Por un momento, el juicio pareció internarse en el campo de la ficción policial cuando un par de cartas presuntamente escritas por Izquierdo resultaron ser fraguadas, pero la jueza extendió al padre el beneficio de la duda.

Es improbable que tras el fallo del jueves, la jueza impida a Rafael Izquierdo regresar a Cuba con su hija. Pero cualquiera que fuere el veredicto final, será difícil evitar una sensación de injusticia.

El golfo que separa la Cuba real de la del exilio sigue aportando historias desgarrantes.