La vida de los otros
(Véase también Héroes silenciosos por Alvaro Vargas Llosa)
En 2005 el Festival de Cine de Berlín se negó a aceptar la participación oficial de “Das Leben der Anderen”, la ópera prima del escritor y director Florian Henckel von Donnersmarck. Sin embargo, desde su estreno en marzo de 2006, “The Live of Others”, el filme merecedor del Oscar de mejor película extranjera, no sólo ha recibido infinidad de premios y críticas favorables, sino una gran aceptación del público en todas partes.
La trama se desarrolla en Berlín en 1984, cinco años antes de la caída del muro, y muestra, a través de un caso real, la corrupción y represión impuesta por la República Democrática Alemana a los residentes de Alemania del Este a través de la policía secreta, la STASI. Al principio del filme, Gerd Weiser (protagonizado de forma genial por el actor Ulrico Mühe), es un hombre cruel y solitario, especialista en interrogatorios en los que logra quebrar a sus víctimas y hacerles admitir incluso informaciones falsas con tal de liberarse de sus garras. Le asignan espiar, día tras día, al renombrado dramaturgo Georg Dreyman (Sebastián Koch) y a su compañera sentimental, la actriz Christa-Maria Sieland (Martina Gedeck), sospechosos ambos de ser parte de “los otros”, los infieles a la causa comunista, entre los que se encuentran casi todos los intelectuales, estrechamente vigilados.
Mediante micrófonos hábilmente instalados en todas las habitaciones del apartamento de Dreyman y Christa, el espía se asoma a sus vidas. Se entera así del desprecio que siente el dramaturgo por el sistema, pero también observa su angustia para encontrar la palabra precisa al escribir, su goce al escuchar una sonata o leer un poema de Goethe, la amistad y camaradería que le une a sus amigos, y la ternura con que hace el amor a su mujer. Poco a poco la vida de los otros va penetrando en el espía solitario, le va abriendo los ojos y el alma hacia un mundo antes desconocido para él. Se agrieta esa muralla a su alrededor que lo aislaba del lado bueno de los seres humanos, y cuando llega el momento de utilizar los conocimientos que ha adquirido sobre el escritor para que lo arresten y castiguen, en vez de cooperar con sus superiores, protege y salva al dramaturgo, aunque Dreyman no lo descubre hasta años después. Lo más asombroso del filme es que este proceso de transformación del espía lo observamos solo a través de las expresiones de su rostro y sus acciones, sin que se pronuncie una palabra al respecto.
La película es un magnífico “thriller”, que lo mantiene a uno atento a cada gesto y cada vocablo en la pantalla. Capta bien no sólo el ambiente en Berlín bajo el comunismo, sino la naturaleza de todos los regímenes totalitarios. Su mayor mérito, sin embargo, es mostrarnos como aún en las circunstancias más adversas, el ser humano es capaz de escoger el bien y actuar con dignidad, contra todo riesgo. Y esos hombres y mujeres pueden estar por igual de un lado o del otro. Por ejemplo, Christa-Maria, la amada novia del Dreyman, lo delata y traiciona, y sin embargo, el espía, antes un temible interrogador, es quien lo salva.
“La vida de los otros” es, como el tema musical de la película “Una sinfonía por un hombre bueno”. En estos momentos en que observamos, pese a la caída de muro de Berlín y el fracaso del comunismo, el peligro de tantos regímenes totalitarios, este filme nos muestra el poder que la conducta de un hombre –un solo ser humano común y corriente– puede tener en la “vida de los otros”. Más importante aún, renueva nuestra fe en la redención de las personas, aún las que han sido victimarios y víctimas a un mismo tiempo de los peores regímenes. Es un mensaje universal, que hace pensar y meditar. No en balde “The Lives of Others” ha triunfado donde quiera que han logrado exhibirla.
- 23 de julio, 2015
- 4 de febrero, 2025
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