Ciberpolítica.com

Por Edwin Brítez
ABC Digital

Dado que los políticos están ingresando al mundo de la realidad virtual, aun cuando aparentemente el inicio se haya dado a través del cibersexo en la cibercámara de cibersenadores gracias a las ciberherramientas ciberdonadas por los taiwaneses, y considerando que la esencia de la política seguirá siendo por mucho tiempo clientelar y prebendaria, se impone la necesidad de impulsar un sistema cibernético de la política nacional que puede representar un ahorro importante a la nación.

Además del ahorro impresionante de dinero de las arcas, tendremos una alta productividad de todos aquellos que ejercen la representación popular.

Ya vimos en estos días como un senador puede interactuar escuchando al mismo tiempo la sesión, responder una conversación virtual, observar una oferta tentadora, comparar precios de perfumes, votar y hacer participar a terceros en sus gestiones ciberpúblicas y privadas en un mismo acto, sin necesidad de uso de papel, teléfono ni secretaria.

Es la ventaja de la virtualidad, que establece una nueva forma de relación entre el uso de las coordenadas de espacio y tiempo, supera las barreras espaciotemporales y configura un entorno en el que la comunicación se muestra accesible desde perspectivas misteriosas en volumen y posibilidades. Tantas ventajas ofrece que la prensa si está un poco atenta, puede ir registrando paso a paso, al instante, la cibergestión de cada parlamentario.

Si logramos convencer a los taiwaneses de la importancia de incorporar nuestro acervo político a la realidad virtual, avanzaremos más hacia la democratización y el desarrollo económico del país. Sobre todo si programamos las cosas para que todo el patrimonio negativo -los vicios de nuestra política criollla- tengan una representación de la realidad sin soporte objetivo, como la corrupción, el tráfico de influencia, el prebendarismo y el clientelismo.

De esta forma lograremos que la mala práctica de meter la mano en la lata exista solamente en el ordenador y no en la realidad palpable, y automáticamente cuando se produce el acto, la contraloría podrá decir: Eeeepa, te pillamos, gracias a una ciberauditoría instantánea, sin posibilidad de coimas ni chantajes.

El que tiene la costumbre de meter la mano se sentirá realizado porque pudo hacerlo y puede repetirlo cuantas veces quiera hacerlo, y el organismo contralor se sentirá orgulloso del deber cumplido. La fiscalía será un organismo obsoleto y las cárceles se sentirán aliviadas. Capaz de que hasta las Naciones Unidas lleguen a la conclusión de que es mejor borrar su convención contra la corrupción, por lo menos capítulo Paraguay.

Imagínense que los amigos de Galaverna, por ejemplo, ya no tendrán necesidad de arriesgarse en ofrecer canonjía, aportando en carnes y cervezas reales, porque el senador solamente tendrá que chatear al mismo tiempo con sus cinco mil invitados y a la hora de comer sentarse todos juntos a saborear un sabroso asado con abundante bebida espirituosa, que los invitados podrán elegir libremente yendo a www.vinos.com o a www.beer.com, después podrán elegir manjares de postres por el mismo sistema.

Otra ventaja es que luego de la farra no es necesario un ejército de limpiadores que se encargue de los desperdicios. En el ciberasado es todo perfecto, no quedan facturas impagas ni despechados marginados por olvido o rencor. ¿Qué les parece, amigos taiwaneses? Vale la pena el intento. ¿Verdad?