Señora Libertad
El Instituto de la Memoria Histórica Cubana Contra el Comunismo, es una organización de origen cubano, promotora de la conservación del recuerdo de las víctimas y de acciones heroicas en favor de la libertad, durante todos los años de la tiranía.
La organización está constituida por y para todos los hombres y mujeres que un día escucharon una voz pidiendo libertad para el pueblo de Cuba y tomaron el camino de buscar redenciones, para proteger el amor a los hermanos y a la tierra amada y para recuperar el derecho a tener ideas propias, a derechos, a sueños y a la recuperación de los cuerpos destinados al olvido de una prisión castrista. Uno de sus principales medios de conservar viva esas memorias es la producción de libros y videos a través de los cuales dan a conocer todo el sacrificio de la lucha de los cubanos contra el castrismo.
Quizá un poco por esa melancolía, por medio de la cual todavía caminamos con tristeza por las calles de estas tierras libres, quizá por el deseo de reunir a los hermanos que en alguna etapa de la era tiránica compartieron la pena de ver el dolor, de sentirlo y de callarlo. Un poco por la necesidad de continuar colectando fondos para financiar la labor de divulgación tan necesaria en este mundo de indiferencias, los miembros de la Memoria Histórica tomaron el acuerdo de compartir una cena en una noche llena de recuerdos, de abrazos y de palabras viejas, quizá guardadas para esa noche.
El dolor, vivido al nacer y sentido al escuchar la voz de la madre en su esfuerzo por llegar al final del parto es nuestro primer encuentro con la vida. El hombre, nace ayudado por dolor y muchas veces vive y también muere adolorido por efectos de esa conciencia humana recogida en el momento de nacer. El hombre verdaderamente grande, no se hace sin pasar primero por etapas de mucho dolor, de incertidumbre y de tristeza. Los hombres defensores de causas justas, amantes de la libertad, los rebeldes ante la idea de ver perdido un regalo tan divino, encuentran siempre la persecución de los tiranos, pero continúan su labor y dan el paso para enfrentar la bala, premio a su sacrificio.
No asisto a muchos eventos sociales, pero algo me empujaba y me sentí feliz de hacerlo. Ví en las frentes de los hombres y mujeres presentes en la cena, el brillo de la estrella soñada por el Apóstol Martí. Ví en sus ojos el orgullo de haber estado de pie, firmes ante la soberbia de los no tan hombres, que llevan la justicia de Cuba en sus manos manchadas por la sangre de hombres soñadores, sin miedo, llenos de coraje y de orgullo. Hombres dignos. Oí sus historias, las recordaban y las repetían como para revivirlas. Oí, también como al encontrarse decían con voz quebrada, “hermano, mi hermano” sentí abrazos, muchos abrazos. Me sentí envuelta en cada uno de ellos.
Todos vivieron de nuevo aquellos días escogidos por ellos como ofrenda a la patria. Recordaron a los caídos y les guardaron el minuto de silencio correspondiente. Cantaron canciones hechas de lágrimas. Porque debemos recordar algo, en las letras de esas melodías, hay dolor de hombres y mujeres que todavía sueñan. Mi voz se quebró y también mis ojos lloraron cuando escuché los versos de una canción hecha para que existan hombres libres y esfuerzos y sacrificios. “Señora Libertad”. Señora Libertad, nuestra amiga, nuestro sueño. Nuestro deseo de continuar la vida hasta verla regresar a nuestra patria. La esperanza de morir en tierra liberada.
No los puedo nombrar a todos, porque eran muchos. Me sentí unida a sus vidas. Lamenté no haber compartido el dolor de la separación familiar, las golpizas, las horas largas y tristes de los días sin luz, de las mujeres cubanas que enfrentaron a la tiranía fuera y dentro de las cárceles castristas.
Nunca había visto juntos a tantos hombres y mujeres, tan bellos. Bellos con la belleza del corazón limpio. Bellos por el sacrificio de la entrega. Bellos por el recuerdo que conservan de los amigos perdidos en paredones y cárceles. Bellos porque todavía creen que no han hecho nada importante. Bellos por dentro.¡Bellos con la humildad de la grandeza!
Aquella noche reí y lloré, porque vi y me trajo orgullo de cubana lo bello de cada vida sacrificada en aras del dolor de la patria, sí, me trajo orgullo de cubana, y me enseñó la grandeza de los hombres ya cercanos al último tiempo de sus vidas aún dispuestos a morir por el gran sueño de la libertad. Eso fue ayer, hoy en cambio me horroriza pensar que la promesa de permitir un celular hace a algunos hombres perder la dignidad de tener derecho a la quimera con perfume de patria propia.
¡Gracias Señora Libertad, por haber estado presente en una noche tan especial!
¡Gracias por existir siempre en el corazón de los hombres y mujeres entrega y sacrificio!
¡Gracias Señora Libertad por existir, y por tu promesa de volver a Cuba!
- 23 de enero, 2009
- 23 de diciembre, 2024
- 24 de diciembre, 2024
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