Venezuela: La nueva ley de inteligencia copia al nazismo

Editorial-
Analítica

El 27 de febrero de 1933, a menos de un mes del nombramiento de Hitler como Canciller de Alemania, por disposición suya, el anciano Presidente von Hindenburg, promulgó el decreto para la Protección del Pueblo y el Estado. Se le conoció como Decreto del Incendio del Reichstag (Reichstagsbrandverordnung).

Los artículos 114, 115, 117, 118, 123, 124 y 153 de la Constitución del Reich Alemán quedaron suspendidos hasta nuevo aviso. En virtud de ello se permitía restringir los derechos de libertad personal [habeas corpus], la libertad de opinión, incluyendo la libertad de prensa, la libertad de organizarse y reunirse, la privacidad de las comunicaciones postales, telegráficas y telefónicas, y las órdenes judiciales para allanamiento de moradas, así como restricciones sobre bienes que se permitían más allá de los límites de otro modo prescritos.

Después del intento fallido de aprobar una reforma constitucional que, de haberse aprobado nos habría llevado a violaciones de los derechos humanos bajo amparo pseudo-legal, he aquí que el régimen cada vez más autoritario y proclive al totalitarismo que nos gobierna, pretende imponernos lo que no pudo lograr con una reforma constitucional, a través de medidas legislativas no aprobadas por el parlamento sino por un jefe de Estado habilitado para decidir lo que se le antoje.

El miércoles 28 de mayo de 2008 se publicó en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela el «Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley del Sistema Nacional de Inteligencia y Contrainteligencia. No se dice en su texto, a diferencia del decreto nazi, que se suspenden determinadas garantías constitucionales, pero en la práctica quedan suspendidas casi todas las que se enumeran arriba. Se tiene ese escrúpulo farisaico pero se va más allá que el Decreto del Incendio del Reichstag porque con el decreto con rango, valor y fuerza de ley del Presidente Chávez no se dice que la suspensión es «hasta nuevo aviso»; por lo tanto debe considerarse permanente.