Un inversionista trata de ganarle al mercado y a un tumor en su cerebro
Por E.S. Browning
The Wall Street Journal
Charles Wolf no se sabe de memoria los nombres de todas las empresas en las que invierte. Si trata de decir cuántas acciones compró, tampoco tendría la respuesta correcta.
Desde 2002, Wolf ha tenido cáncer en el cerebro, lo que afecta su habilidad para comunicarse. Pero desde finales de 2003, cuando retomó el control de su cartera de inversión, la cual estaba teniendo un bajo desempeño con su corredor de acciones, ha logrado duplicar su valor a más de US$3 millones. El Promedio Industrial Dow Jones ha crecido cerca de 26% desde entonces.
Wolf, ahora con 49 años, ha negociado acciones en medio de dos reincidencias del cáncer, un transplante de médula ósea y los efectos secundarios de radiación, quimioterapia y múltiples medicinas. Wolf pasa la mayor parte de su tiempo sentado en su sofá junto a su perro Archie revisando su cuenta en Internet de T. Rowe Price Group Inc. en una computadora portátil. No almuerza hasta que el mercado cierra en la costa este de Estados Unidos, o sea, las 2 de la tarde en su ciudad.
Una reaparición reciente del cáncer hace que le sea casi imposible leer, pero puede revisar números y gráficos y ver los programas de inversiones en televisión. Wolf ha superado de lejos los 14,5 meses de esperanza de vida promedio que suelen tener quienes sufren su enfermedad.
Su supervivencia y su éxito como inversionista son el resultado del trabajo duro y la determinación. Invertir le ha dado un sentido de orgullo y de autoestima y posiblemente le ha ayudado a vivir por más tiempo, dice su médico, Edward Arenson del Instituto Neurológico de Colorado.
El cáncer de Wolf está ubicado en el lado izquierdo de su cerebro, como el tumor que le diagnosticaron hace poco al senador Edward Kennedy. Los científicos están interesados en gente que ha sufrido daño en el lado izquierdo del cerebro, algunos de los cuales han desarrollado talentos artísticos y musicales, aparentemente al usar las capacidades del lado derecho del cerebro que normalmente son difíciles de aprovechar. Un médico ha reportado sobre el tratamiento de un científico cuya investigación floreció cuando un daño en el lado izquierdo de su cerebro lo dejó casi sin poder hablar.
Bruce Miller, profesor de neurología de la Universidad de California en San Francisco quien ha estudiado a personas con daño cerebral del lado izquierdo, pero que no ha examinado a Wolf, dice que el caso es interesante. «Debe existir algo muy importante que explica por qué puede desempeñarse tan bien sin ciertas partes del cerebro», dice Miller.
Wolf fue desde la universidad un inversionista aficionado y siempre había soñado con dedicarse tiempo completo a administrar dinero. El cáncer que amenaza su vida abrió una puerta a su sueño inversionista.
Antes de la enfermedad, Wolf era ingeniero químico. Después de pasar las pruebas necesarias estuvo cerca de convertirse en un corredor de acciones en 1990. Sin embargo, aceptó ayudar a desmantelar la instalación de armas Rocky Flats, en Colorado, donde sus doctores creen que la exposición al plutonio pudo causarle el cáncer.
Le fue bien como inversionista aficionado durante el auge bursátil de finales de los años 90 y al principio controló sus pérdidas en el mercado bajista de 2000. Pero en 2001, no le quedaba tiempo libre y su cartera estaba en dificultades. Buscó a un corredor de Merrill Lynch para que la administrara.
Después vino el diagnóstico de cáncer cerebral. Cuando se dio cuenta de que le sería imposible regresar al trabajo, se propuso lograr metas de inversión que había esquivado antes.
Decepcionado con el desempeño de su cuenta en Merrill, cuyo valor había caído, decidió retomar el control de sus inversiones, un poco más de US$800.000 que puso en una cuenta en Internet.
Para finales de 2003, estaba invirtiendo más de US$1 millón. Dos años después, había logrado un aumento del 50% y desde entonces su cartera ha seguido subiendo, según se ve en los estados de cuenta. Las inversiones ganadoras más recientes han sido en acciones ligadas a bienes básicos y productos agrícolas.
Un enfoque casi obsesivo es típico de personas con lesiones en el lado izquierdo del cerebro y que están usando más el lado derecho, dice Miller. Investigaciones sugieren que el lado izquierdo hace las veces de policía de tránsito, imponiendo orden a la vasta información disponible en el lado derecho.
«Una persona con una lesión del lado izquierdo del cerebro puede estar más atenta a los detalles reales de la acción de una empresa, haciendo caso omiso a su historia y sus tendencias», dice el profesor Allan Snyder, director del Centro para la Mente en la Universidad de Sydney, en Australia.
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