América Latina ahuyenta la inversión
Por Guido Nejamkis
América Economía
Las continuas peleas diplomáticas entre países sudamericanos ahuyentan inversiones y afectan el ambiente de negocios en una región que atraviesa un período de crecimiento inédito en su turbulenta historia.
Según analistas, muchas de las pujas son alimentadas por discursos populistas, estilos de liderazgo reacios a la crítica, manejos discrecionales y ambiciones por eternizarse en el poder; todos factores de riesgo para la inversión.
De los 12 países que conforman Sudamérica, ocho han mantenido roces con sus vecinos en lo que va del año.
Muchas peleas reflejan el choque ideológico entre una Sudamérica que se proclama «antiimperialista» y que prefiere que el Estado controle la economía -Venezuela, Bolivia, Ecuador- con aquellos que quieren estrechar vínculos con Estados Unidos para impulsar sus economías (Colombia y Perú).
Según el ex vicecanciller argentino Andrés Cisneros, países como Argentina, Bolivia, Ecuador y Venezuela «no encuentran un destino en el mundo y sus Gobiernos cultivan la cultura de buscar un culpable. Y siempre es alguien de afuera.»
En el último episodio de una larga lista de peleas, el presidente de Bolivia, Evo Morales, instó a peruanos a resistir la hipotética instalación de una base estadounidense en Perú, lo que le valió un irónico pedido de silencio de su colega Alan García, quien llamó a consultas a su embajador en La Paz.
En el pasado, García fue duramente criticado por Morales debido a sus políticas liberales, la contracara de unas nacionalizaciones enemistaron a Bolivia con inversores.
El mandatario peruano también fue llamado «ladrón» por el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, quien ha protagonizado duros embates verbales contra el colombiano Alvaro Uribe, al que calificó de «triste peón del imperio» y «mentiroso.»
En marzo, Ecuador, respaldado por Nicaragua y Venezuela, pareció al borde de una guerra con Colombia, luego que el ejército colombiano, en una incursión en territorio ecuatoriano, mató decenas de guerrileros de las rebeldes FARC.
Luego de discutir acaloradamente ese incidente en una cumbre de jefes de Estado en Santo Domingo, la presidente de Argentina, Cristina Fernández, extendió fríamente su mano a Uribe cuando el colombiano intentó saludarla con un beso.
Argentina también ha sido pródiga en peleas. La puja más célebre la enfrentó a su vecino Uruguay por la instalación de una productora de pasta papelera.
Según Cisneros, existe «amateurismo» en «las formas» de los gobiernos de varios países, «demostraciones de torpeza originadas en una concepción política que no se ha ejercitado en un trato normal y provechoso con el mundo.» Las excepciones, agregó, serían Uruguay, Chile, Colombia, Perú y Brasil.
Así, según esta visión, la fiera retórica de Chávez o el ríspido estilo de Fernández, agriamente enfrentada con el vital sector agrícola argentino, tienen su correlato en lo que el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF) ve como un muy débil flujo de inversión hacia sus países.
«No sorprendentemente flujos a países con desfavorable clima de inversión para inversores extranjeros -Argentina, Ecuador y Venezuela- permanecen anémicos,» dijo la IIF.
Cortocircuitos. Para Eduardo Viola, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Brasilia (UnB), los presidentes de Venezuela, Bolivia, Ecuador y Argentina «contestan reglas fundamentales reinantes en los países prósperos, lo que los lleva al histrionismo y al voluntarismo verbal.»
Según Viola, «eso conspira contra la inversión,» aunque aclara que el mayor problema no es la retórica, sino «una visión que lleva a desaprovechar oportunidades al fragilizar fundamentos macroeconómicos y la seguridad jurídica.»
Viola y Cisneros coinciden en que la senda populista de Argentina, Venezuela, Ecuador y Bolivia «repercute muy mal en el ambiente de negocios» de países con apremiantes necesidades de desarrollo de infraestructura.
«Para eso se necesita inversión de largo plazo y nadie invierte en lugares altamente imprevisibles,» afirmó Cisneros.
Viola consideró además que sería «peligroso» para Colombia que Uribe avanzara en una propuesta que busca su continuidad en el poder incluso luego del vencimiento de su mandato, en el 2010, una iniciativa que golpeó los mercados colombianos.
En tanto, la socióloga Teresa Herrera, de la consultora Teresa Herrera y Asociados en Montevideo, consideró que en Argentina o Venezuela «se ve un estilo prepotente de conducción, de me meto donde quiero, que son una característica del populismo y que tienen efectos negativos en la economía».
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