¿Son o no son iguales?
Mucha gente piensa que el partido Republicano y el partido Demócrata son la misma cosa. Ahora que los medios de comunicación han empezado a reevaluar el proyecto de las políticas de los dos candidatos presidenciales, Barack Obama y John McCain, parece que las similitudes de sus políticas relucen más que sus diferencias.
¡No se dejen engañar! A pesar de que el proyecto político de estos dos candidatos vira más hacia el centro, a la hora de la verdad, cuando uno de ellos llegue a la cima del poder en Washington, la política del nuevo presidente normalmente es el reflejo de la ideología de su partido, la presión de los grupos de interés y los dotes personales del nuevo presidente.
Así sucedió con Franklin D. Roosevelt, Ronald Reagan y últimamente con el George W. Bush, aunque hay que reconocer que la terquedad y la tozudez del actual presidente fueron sus principales acompañantes durante ocho años en la Casa Blanca.
Mientras tanto, el viraje de Obama y McCain hacia el centro continuará y se pondrá con más fuerza a medida que nos aproximemos a las elecciones de noviembre. Después de todo, los que determinan las elecciones presidenciales no son los latinos o los gays, sino el electorado indeciso. Es decir aquel elector que no es ni demócrata ni republicano.
Existe una base muy predecible que, llegado el momento, a pesar de los reclamos airados, apoyarán a sus candidatos por cuestiones netamente ideológicas. Los ultrareligiosos, gente contra el aborto, los que apoyan políticas que revindican la posesión de las armas de fuego, votarán por McCain. Mientras que los ambientalistas, los que quieren una reforma migratoria comprensiva, lo harán por Obama.
Lo anterior no sucede con el electorado indeciso o los swing-voters. A este tipo de electores lo que le interesa son políticas específicas, aquellas que les afecta en su vida cotidiana y personal.
Como la economía está en un verdadero hervidero de aves de mal agüero, McCain tiene todas las de perder. Uno de los temas más importantes para los swing-voters es precisamente la economía. Muchos de ellos se han visto afectados por el reciente desplome del dólar, la inflación, la caída de los bienes raíces y la falta de trabajos.
Debido a que Bush pertenece a las filas del partido Republicano y debido a que una gran parte de estos votantes piensa que McCain seguirá con las políticas de Bush, el voto de esta gente tenderá a inclinarse hacia Obama.
Por eso es que McCain está tratando de distanciarse, a toda manera. De momento, no creo que lo haya logrado. Mientras la economía siga estrepitosa, el futuro de McCain es tan oscuro como una noche en tinieblas.
Sin embargo, Obama entiende que el voto de los swing-voters puede cambiar de un momento a otro. El cambio estratégico del candidato demócrata, de virar su perspectiva política en torno a la guerra en Irak, por ejemplo, dice mucho de que está interesado en una agenda media para consolidar el apoyo de los votos indecisos.
Así, las políticas de los dos candidatos no son tan iguales como parecen. Las dos posturas se parecen bastante, especialmente en el proceso electoral, por cuestiones netamente estratégicas. Pero cuando tengamos un vencedor, la política del nuevo presidente seguirá el camino de su ideología, la presión de los grupos de interés y sus dotes personales.
Humberto Caspa es profesor universitario. Autor del libro: “Terror en el barrio latino: La llegada de la nueva derecha al gobierno municipal.”
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