Conviertiéndose en multimillonario: T. Boone Pickens
Por Jeffrey A. Trachtenberg
The Wall Street Journal
El magnate petrolero de Oklahoma, autor de «The First Billion is the Hardest,» habla de las enseñanzas de su abuela y de cómo planea cambiar la industria energética.
En su próximo libro, «The First Billion is the Hardest,» (algo así como los primeros 1.000 millones son los más difíciles) el empresario petrolero T. Boone Pickens ofrece una serie de anécdotas que cree que reflejan momentos decisivos en su carrera en negocios—tanto éxitos como derrotas.
Pickens, quien ahora es el presidente de BP Capital, un fondo de cobertura con sede en Dallas, Texas, tiene un mensaje para el gobierno: quiere que los Estados Unidos reduzca las importaciones de petróleo y que invierta agresivamente en fuentes de energía renovable, particularmente la eólica. En mayo, su empresa Mesa Power LLP ordenó US$2.000 millones en turbinas de viento.
Es fácil olvidar que Pickens comenzó como geólogo en Phillips Petroleum. Antes de renunciar en 1954, él mantenía a su esposa y dos hijos con US$500 al mes, lo que él describe como «un salario bueno» en ese tiempo. A los 28 años él y varios inversionistas formaron una petrolera que se transformó en Mesa Petroleum, que llegó a ser una de las empresas independientes de petróleo más grandes de EE.UU. Pickens, de 80 años, fue entrevistado por Jeffrey A. Trachtenberg del Wall Street Journal.
The Wall Street Journal: A BP Capital le ha ido bien en los mercados de commodities. ¿Es constructivo el rol que juegan los especuladores?
T. Boone Pickens: Cuando usted mira a un mercado de commodities, necesita a protectores y a especuladores. Si no tiene a uno, no tiene un mercado. Así es cómo funciona. Yo no pienso que los especuladores son destructivos. Son una parte infinitésimal del mercado. Los fundamentos hacen al mercado. Me causa gracia cuando el Congreso trata de culpar a alguien pero nunca a ellos mismos. Nunca he oído a uno de ellos decir, «He cometido un error.» Yo sí. Yo digo que no acerté. Pero ellos sólo tratan de encontrar a alguien a quien culpar. Ahora están culpando a especuladores. Seguramente tienen otras cosas que hacer.
WSJ: A menudo se detiene en su libro para recordarle al lector de su origen modesto, con una abuela que astutamente lo contrataba para cortar el pasto por tan sólo diez centavos. ¿De verdad era tan severa?
Pickens: Claro que sí. Una vez dijo: «Te voy a ayudar con ese mal trato,» y yo pensé que iba a subir el precio. En vez de eso ofreció mandar a afilar la cortadora. Me enseñó cosas que nunca he olvidado. Ella dijo que la próxima vez que hiciera un contrato, debería tomarme más tiempo para averiguar los costos. Y era absolutamente cierto.
WSJ: Usted se ha convertido en representante de la energía renovable, lo cual parece extraño para alguien en el negocio del petróleo. ¿Tuvo una conversión?
Pickens: No es una conversión. Es una necesidad para salvar el país. La era de los hidrocarburos está llegando a su fin en EE.UU. Llegamos un cenit de 10 millones de barriles producidos en 1970; hoy son 5 millones. Nos estamos desvaneciendo. Si está en camino a la bancarrota no se hunde con el barco, si no que se consigue otro. Para nosotros es el gas natural. Nunca sentimos que estábamos contra la pared. No lo sabíamos porque nuestros líderes no nos lo dijeron. Y no lo sentíamos porque teníamos petróleo barato… Lo que debimos haber hecho fue cerrar la puerta y preguntarnos, ¿cómo nos salimos de ésta trampa? El petróleo está a la baja, el carbón es sucio, y así va bajando la lista. Marcar las que reducirán lo que pagamos por petróleo extranjero. Gas natural, ¿tenemos suficiente? Sí. ¿Por qué no lo usamos? Falta de liderazgo.
WSJ: ¿Cuál es su opinión sobre remover el moratorio federal para perforar en altamar en busca de petróleo y gas?
Pickens: Yo estoy a favor de perforar en todos lados. Y estoy a favor de la energía nuclear, del etanol, porque significa otro millón de barriles que no tenemos que importar. Apoyo cualquier cosa estadounidense. Sólo me opongo a una cosa: el petróleo extranjero. Caramba, que excaven. No tiene nada de malo. No hemos tenido un derrame de petróleo en 20 años. Si no le gusta el aspecto de las torres perforadoras, no las mire.
WSJ: Usted argumenta que el carbón es la respuesta inmediata a nuestras necesidades energéticas. ¿No causaría esto un incremento de gases causantes de calentamiento global?
Pickens: Sin duda. Pero se puede limpiar. El carbón es nuestro… prefiero usar nuestros recursos limitados que los de alguien más. Y el gas natural será nuestro puente a la próxima generación de combustible para transporte. Por el momento no tenemos nada.
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