Tragedia Californiana
(Puede veres también Fondo de desempleo se agota)
La aprobación del presupuesto económico de California es como una tragedia griega. En los dos casos hay romance, amor y sufrimiento.
Por una parte, en la tragedia griega, como en el caso de Edipo Rey, el desenlace de la obra dura toda una generación y afecta a toda una familia.
Mientras tanto en la tragedia californiana, el desenlace se sostiene por lo menos por un mes, pero cuando los dirigentes políticos deciden ensartarse dentro de su rollo ideológico y no proceden como personas responsables, el problema puede alargarse a dos o incluso tres meses.
Al igual que Edipo, el Gobernador Arnold Schwarzenegger y los representantes del Senado y la Asamblea estatal disponen de buena “lana”, tienen refrigerios a su disposición, seguros médicos y secretarios/as que les sirven el café en la mañana. Su vida cómoda no les permite ver sus acciones magras, mismas que afectan el bolsillo de millones de trabajadores californianos.
Lo triste de todo este drama es que el problema está insertado en la constitución del estado. El impase político en Sacramento se debe a que el gobierno requiere el voto de dos tercios de los representantes y la firma del Gobernador para aprobar el presupuesto anual.
Así como estás suscritas las reglas, de poco sirve tener una mayoría en el gobierno estatal. Hoy los republicanos son una minoría reducida; empero el sistema político les permite poner murallas para impedir la aprobación del presupuesto si es que no les gusta cómo está formulada.
Como algunos líderes del Partido Republicano en la Asamblea de Representantes tienen el sello del monetarismo ideológico pegado en la frente, algunas propuestas populares de sus colegas demócratas (impuestos al quintil más rico del estado, CEOs o jefes de empresas, entre otros), producen un “corto circuito” en la tarima política de Sacramento.
Por su parte, los representantes demócratas defienden a sus aliados (sindicatos y gremios del sector público) con puños y dientes, y no les importa si con ello afectan la vida del resto de la población.
Es decir, mientras no cambien las leyes constitucionales del estado y mientras los representantes y el gobernador no cambien su actitud intransigente, la tragedia californiana continuará año tras año.
A lo anterior se agrega otro drama político que surgió recientemente. El Sindicato de Guardia de las Prisiones ordenó a sus afiliados a colectar firmas para rescindir el mandato del gobernador Arnold Schwarzenegger. La destitución del Gobernador tomaría curso a través de una iniciativa en la justa electoral de noviembre.
Una misiva firmada por los líderes del sindicato sintetiza las razones por las cuales apoyan esta medida: “El fracaso catastrófico de su liderazgo y manejo inepto, incluyendo, pero no limitado a, actos repetitivos de falta de confianza, mal manejo fiscal…”.
Muchos californianos se preguntarán: ¿Qué sentido tiene echarle más leña al fuego? Yo creo que el problema del presupuesto es suficiente para una población cansada del impase y divisionismo en Sacramento.
A pesar de que la iniciativa de los sindicalistas tiene alguna dosis de racionalidad –Schwarzenegger no ha sido un líder eficaz—, su forma de resolver el asunto no lleva por el buen camino. En otras palabras, su receta política es más dañina que la propia enfermedad.
Lo que se quiere en este momento es una rápida aprobación del presupuesto y una enmienda en la constitución estatal para cambiar los términos de la aprobación del presupuesto.
Humberto Caspa es profesor universitario. Autor del libro: “Terror en el barrio latino: La llegada de la nueva derecha al gobierno municipal.”
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