La «Proposición 8» de California: Contradicciones del matrimonio
Aparte de elegir al presidente de la república en las elecciones de noviembre, el electorado californiano tendrá un sus manos otras decisiones muy importantes que tomar.
Una de las iniciativas políticas más controversiales, la cual hasta el momento ha creado una marcada rivalidad entre los que están a favor de la medida y los que van a remitir su voto en contra es, sin duda, la Proposición 8.
Las diferencias de estos dos frentes son tan grandes que ni siquiera están de acuerdo en el nombre de la medida. Los que la apoyan le dan el apelativo de “La ley de protección al matrimonio en California”.
Mientras tanto, los que buscan proteger los derechos individuales, la conciben como una propuesta que atenta contra sus derechos. El procurador de justicia de California, Edmund Brown, a manera de desaprobar la medida, la bautizó (título oficial de la enmienda) como una propuesta que “elimina el derecho al matrimonio de una pareja del mismo sexo”.
Como verán, las dos posiciones son enteramente diferentes. Incluso, en su forma de presentar su propuesta ante la sociedad, especialmente los que promueven la ley, lo hacen de una manera contraproducente, acusadora y llena de sañas. Los segmentos políticos en los medios de comunicación, en algunos casos, están impregnadas de mentiras. No hacen más que difundir el odio, la división y la polarización de la sociedad.
Ante estas circunstancias difíciles, el votante latino tiene que considerar dos elementos claves en el momento de remitir su voto en las urnas electorales.
Por una parte, su apego histórico a la religión cristiana y a unas costumbres tradicionalistas de la vieja vanguardia “hispana”, que hasta cierto punto son retrógradas, los hace inclinar a la derecha. En este caso, muchos latinos apoyarán la Proposición 8.
Sin embargo, el histórico semblante discriminatorio de las leyes norteamericanas contra los grupos minoritarios obliga a muchos de ellos a replantear sus creencias y les exige apoyar a quienes ven que están siendo discriminados.
En este sentido, uno de los grandes problemas de la comunidad latina hoy, después de la economía, es el asedio de diversas instituciones del gobierno contra una parte de su población.
Durante el periodo presidencial de George W. Bush, extremistas de la derecha incitaron a miembros del congreso, concejales en los municipios, etc., a promover políticas extremas contra los inmigrantes. Las medidas radicales no se detuvieron contra las minorías indocumentadas. Como sucedió con el caso del proyecto Sensenbrenner en Cámara de Representantes años atrás, el grueso de la población latina fue directamente afectado.
En consecuencia, un voto a favor o en contra de la Proposición 8 amerita un análisis profundo de los pros y contras de la medida. Más allá de votar en forma tradicionalista o dejarse guiar por la insensatez de las propagandas políticas polarizantes, el ciudadano norteamericano tendrá que considerar los puntos explicados anteriormente y hacer un repaso breve de la historia del matrimonio.
No nos olvidemos que matrimonio es una institución social y no espacial. Es decir, está sujeta a las leyes humanas. Los votantes tienen que considerar motivos materiales en el momento de sufragar su voto. El fantasma de la discriminación parece estar detrás de quienes proscriben una enmienda a la constitución del estado.
Humberto Caspa es profesor universitario y auor del libro: “Terror en el barrio latino: La llegada de la nueva derecha al gobierno municipal.”
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