El mundo ante una encrucijada
Por Armando Ribas
Diario Las Americas
Las próximas elecciones en Estados Unidos, en el medio de la presente crisis, nos recuerdan la situación que enfrentara Herbert Hoover en 1932 cuando intentara la reelección presidencial frente al candidato demócrata Franklyn Delano Roosevelt.
Según cuenta Milton Friedman en el medio de la depresión la campaña de
Roosesvelt se basaba en la promesa de reducir el despilfarro del gobierno y balancear el presupuesto, y acusaba a Hoover de extravagancias en el gasto. Cualquier parecido con la campaña de Barack Obama en la actualidad no es pura casualidad. La única diría importante diferencia es que Bush no está buscando la reelección sino que el candidato republicano es John Mc Cain que no es Bush.
Recordemos entonces los factores que determinaron la crisis de 1929 y la depresión que se extendió a la década del treinta. El primer determinante habría sido el error del Federal reserve de Washington de negarse a actuar como prestamista de última instancia y oponerse a rescatar a los bancos. La consecuencia inmediata fue la quiebra de 10.000 bancos del total de 25.000 existentes en esa época. Pero tal vez el mayor determinante fue el error de la promulgación de la ley Smoot-Hawley, por la cual se aumentaron las tarifas arancelarias. Su consecuencia fue la caída del comercio internacional en un 50% dado que tal como era de esperarse los demás países respondieron cerrando igualmente sus economías.
En la actualidad, más allá de las demoras en su aprobación por la Cámara de Representantes, y permitir la quiebra de Berns Stern, el gobierno de Estados Unidos estaría actuando adecuadamente, para salvar al sistema bancario. Ambos candidatos habrían estado de acuerdo con la necesidad del salvataje, pero a mi juicio con una importante diferencia. En tanto que Mc Cain así como Keynes en el 29 intentaban salvar al sistema capitalista, las propuestas de Obama parecen intentar su sustitución ante el aparente fracaso de la libertad de mercados.
La campaña de Obama de aumentar los impuestos así como de incrementar las tarifas arancelarias para proteger a los trabajadores americanos, me parece un nuevo New Deal, envuelto en una nueva versión de la lucha de clases. Ya no es de los trabajadores frente a los capitalistas, sino de la clase media vs. los ricos. Olvida que esa clase media surgió precisamente de la introducción en la historia del sistema capitalista. No obstante que en su campaña Obama no se priva de citar a Abraham Lincoln, aparentemente ignora el pensamiento del liberador de los esclavos negros y solo recuerda este último hecho. Vale recordar el pensamiento de Lincoln al respecto del la alternativa planteada por Obama y así dijo: “Ud no puede ayudar al pobre destruyendo al rico. Ud. no puede promover la fraternidad de la humanidad admitiendo e incitando la lucha de clases”.
El otro aspecto de la campaña de Obama que parece olvidar la experiencia del 29 es el efecto nocivo que tuviera la ley Smoot-Hawley. En consecuencia pretende desconocer el NAFTA, se niega al acuerdo comercial con Colombia y aparentemente también a los actuales con Chile y Perú. Pero eso si parece querer un acuerdo con Cuba.
El argumento ad hoc para incursionar nuevamente en el proteccionismo es que los acuerdos anteriormente citados no cumplen con las regulaciones ambientales ni reconocen los derechos de los trabajadores. Siempre existen argumentos para el proteccionismo y éstos aparecen más convincentes cuando nos encontramos ante la perspectiva de una recesión.
Es evidente que la crisis parece haber favorecido a Obama, y es en ese sentido que considero que el mundo se encuentra en una encrucijada. Es decir que el mundo con Estados Unidos a la cabeza, ante el comportamiento especulativo de los bancos, los salarios excesivos de los directores de empresas y la aceptación del salvataje como prueba de la falibilidad del mercado, nos lleve a la sustitución del mal denominado por Marx sistema capitalista, por la religión racionalista del socialismo. O sea que Marx tenía razón. Como bien observara Raymond Aron hace más de veinte años Europa está mistificada por el marxismo. La peor calamidad sería entonces que Estados Unidos, Obama mediante, cayera en esa mistificación.
Ese es el peligro inminente que presenta al mundo la posibilidad del triunfo de Obama en las próximas elecciones. Como bien dijera Ayn Rand “El capitalismo no creó la pobreza, la heredó”. Hasta Marx reconoció el hecho en el Manifiesto Comunista, pero lamentablemente ignoró su naturaleza y lo descalificó éticamente, mediante la falsa doctrina de la explotación. Considero pues que la acusación de McCain de que Obama es socialista es válida. Obama respondió que no lo era dando como prueba que un capitalista connotado lo apoyaba.
El argumento anterior no es válido por varias razones. La primera surge de “dime con quien andas y te diré quien eres”. Uno de los asesores de Obama es Zbigniew Brzezinski, ex asesor de Jimmy Carter, de política exterior, -quien también apoya a Obama- y a quien le debemos el acceso de los Mullah al poder en Irán. Pero más evidentes son sus expresiones a favor de Marx, tal como las expusiera en su obra magna: “Entre Dos Eras; “La Era Tecnotrónica” Y dice así: “Por ello es que el marxismo representa una magna etapa vital y creativa en la maduración de la visión universal del hombre.. Más aun el marxismo ha contribuido a la institucionalización y sistematización del esfuerzo deliberado de definir la naturaleza de nuestra era y la relación del hombre con la historia en cada etapa dada de esa historia”. Perdón por la extensión de la cita pero el peligro del momento histórico que vivimos requiere el mayor conocimiento del pensamiento que nos “ilumina” y que nos puede llevar al desastre. Hasta Sarkozy, que parecía inspirado para torcer el rumbo socialistoide imperante en Francia donde prevalece el estado de bienestar con un gasto público que alcanza al 52% del PBI se ha dado vuelta ante la crisis para proponer una sustitución al mercado.
La segunda razón por la cual el argumento de Obama frente a la acusación de McCain es una falacia es que el capitalismo no fue la creación de los comerciantes sino un proyecto ético y político. Ese proyecto que proyectara al mundo a los Estados Unidos en sólo cien años, es el Rule of Law. O sea el límite al poder político y la protección y respeto de los derechos individuales a la vida, a la libertad, a la propiedad y a la búsqueda de la propia felicidad. En muchos casos en la historia, los empresarios ante la inseguridad jurídica que representa el poder del estado absoluto, tienden a colusionar sus intereses con aquel. Tal fue el proceso fascista que germinó en Italia y Alemania ante la recomendación de Lenín de usar a los capitalistas pues a pesar de operar como ladrones eran los únicos que sabían hacer las cosas. (Lenin dixit)
El salvataje era una necesidad para salvar al sistema capitalista, no para sustituirlo por el socialismo como aparentemente pretende Obama. Ni siquiera Adam Smith pretendía que los mercados eran perfectos o que los hombres de negocios eran virtuosos per se. Por ello proponía la competencia como presupuesto de la mano invisible. Y no olvidemos que la preferencia por Obama en el mundo y particularmente en Europa con Francia y Alemania a la cabeza, muestra una vez más el antiamericanismo existente, tal como lo describe brillantemente Francois Revel en su última obra: “La Obsesión Antiamericana”.
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