El cubano libre
La Habana, Cuba – No se puede discrepar consiguiendo provecho, con quien no desea empatizar, ni le interesa estar en sintonía, sintiéndose agredido cuando estima que se le ofende una idea implantada, defendiéndola por obligación y fanatismo, sin analizar los motivos que conducen a intercambiar, confrontar y debatir, usando la pasión corazonada, que discute por capricho, comparando cosas parecidas, e inhibe el razonamiento cerebrocido, defensor de la causa y el efecto.
Se hace casi imposible discrepar con el que antepone la arbitrariedad, apartando la lógica e interfiriendo el flujo. Es difícil la confrontación con el que vive apoyándose en ejemplos subjetivos, lejanos, superficiales, impedidores por ignorancia, del litigio franco, que busca la mejor respuesta y reflexión, aunque el oponente esté absolutamente equivocado. Precisamente es eso lo demostrable, que está equivocado. Pero la soberbia violencia de los incapacitados, su injustificada indignación, intenta vestir la discapacidad emocional que padece, como a quien le hieren el honor, cuando le quitan la ropa sin darse cuenta que quien abraza un criterio inoculado e impropio, no está haciendo uso de su libertad.
Probablemente en uno de los países que mas se menciona la palabra libertad, sea en Cuba. La vemos en diferentes carteles, murales, consignas y discursos, dando por sentado un significado que parece hecho, insertado en nuestro repetitivo y rutinario entorno. Llegado el momento e impuesto el enfoque, pensamos que realmente somos libres. Pero, ?lo somos¿. Mas de una vez hemos escuchado la voz de El Hombre Mas Bueno Del Mundo, decir, ¨Cuba, es el país mas democrático libre y soberano que existe¨. Si no se pone bravo, discrepo con él y propongo mis razones. Se pueden ofertar muchas definiciones sobre lo que es un hombre libre, tantas, como apreciaciones se tengan y todas merecen ser respetadas, pero entre ellas, seguramente coincidirán algunos puntos que intentaré recopilar.
Un hombre libre conoce sus derechos naturales y respeta los ajenos tanto como defiende los suyos. Los usa para amar y odiar a su antojo, para hablar, decidir, aceptar, negar, replicar y moverse, también, para conquistar con esfuerzo sus derechos sociales, que pueden ser todos los que estime y desee, no existe un limite de derechos humanos, por que derechos humanos, es libertad. Tiene claro el conocimiento de que el estado se le subordina y no al revés, por eso, no aprueba que concentre su poder. Contrariamente, le exige fragmentarlo para que llegue mejor, bien lejos, desde los altos funcionarios, hasta los simples habitantes, en la obligada y periódica rendición de cuentas. Al hombre libre no le interesa que hace cada cual, ni hacia donde se encamina la sociedad, mientras se cumpla el deber y haya control ante las dificultades objetivas que impone el momento. Va con las normas sociales y las leyes, pero nadie lo transforma ni dirige que no sea el mismo. Asume y desea la propiedad privada, para proteger las libertades individuales facilitadoras del progreso personal. Conoce que la suma de las libertades individuales, conforman la libertad colectiva, siendo, su capacidad e inteligencia social, de la que emerge el capital humano imprescindible para el progreso. Y que la libertad colectiva o inteligencia social, cuando se toma como bandera o como escudo, sirve de justificación al control de la individualidad, estatizándola, empujando su sociedad a la inmovilidad y dependencia, a la obediencia económica y política. Un hombre libre, es un pensador libre, que recibe con aceptación aquello con lo que está en desacuerdo aunque no lo practique, porque reconoce la distancia que propone el pensamiento a cada ser, exponiendo sin inducir y menos imponer, sus criterios y experiencias. Esto, en mi apreciación, es ser un cubano libre.
Muchos de nuestros hermanos, por parte de la patria, han estado y están cumpliendo prisión por mencionar lo contrario a la ideología que impera, por discrepar. Sabemos que no es permitido expresar el pensamiento públicamente, si es opuesto a lo que se desea y menos plasmarlo sin el riesgo de ser detenido, o agredido por una turba estimulada y pagada por el gobierno. No puede el cubano moverse ni hacia afuera, ni dentro de su país y vivir donde lo desee, los decretos y circulares se lo impiden. Tampoco reunirse a reflejar intenciones de cambio o criticar lo que le parezca. Hasta aquí, sus derechos naturales están claramente violentados. Y digo violentados, porque les son arrebatados con violencia
Los derechos sociales, son determinados por el régimen, cuando restringe crear organizaciones no gubernamentales, como el colegio medico, de arquitectos, de abogados o cualquier otra especialidad o de otra índole, que sea autónoma. Nada puede ser independiente, ni el pensamiento. Para todo lo que no esté prohibido, se exigirá solicitar permiso o autorización. El cubano ha sido convencido de que el pueblo debe subordinarse al estado, aunque el régimen diga lo contrario y con esto, entregó su libertad, así lo demuestran esas consignas creadas por organizaciones políticas: ¨comandante en jefe ordene¨, o ¨Fidel, dinos que otra cosa tenemos que hacer¨, y la respuesta comprometida, positiva, detrás. También lo ratifican los múltiples regalos que aun hace El Hombre Mas Bueno Del mundo, sin consultar con nadie. Todo lo que pida el estado, se da por sentado, tendrá que cumplirse. Lo que quiera el pueblo, podrá esperar, mientras un grupo reducido de la tercera edad, del club de los 120 años, mantiene concentrado el poder dominando sobre una extensa mayoría que nunca a elegido a su máxima figura, ni le han rendido cuenta de sus gestiones y como no se admite la propiedad privada, el hombre libre cubano, desconoce una parte importante del derecho a la libertad individual de sus conciudadanos, aceptando la decisión colectiva, manipulada, como forma de obediencia, control y dependencia. Se siente obligado además, con: hacer guardias sin pagos, ir a trabajos voluntarios, cumplir misión internacionalista, defender su patria, formar al hombre nuevo y construir la sociedad socialista. Acaso, ¿es así el cubano, libre?
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