Envidiable democracia
Por Rómulo López Sabando
El Expreso de Guayaquil
Alas 11 de la noche, altivo, sereno, sobrio, elegante, ante miles de partidarios en Arizona, McCain reconoció su derrota. “Tuve el honor de llamar al senador Obama para felicitarlo. Su éxito merece mi respeto, por su talento y su perseverancia”.
“Admiro la capacidad de Obama de generar esperanza en los sectores postergados de la sociedad. Me comprometo a hacer todo lo que esté a mi alcance para superar los desafíos que enfrenta el país”.
Y Barack Obama, al asumir su victoria, dijo: “Recibí una llamada extraordinariamente cortés del senador McCain. Luchó larga y duramente en esta campaña. Y más larga y duramente por el país que ama. Ha aguantado sacrificios por EE.UU. que no podemos ni imaginar. Todos nos hemos beneficiado del servicio prestado por este líder valiente y abnegado. Lo felicito. Felicito a la gobernadora Palin por todo lo que han logrado. Y estoy deseando colaborar con ellos para renovar la promesa durante los próximos meses. Si alguien duda de que Estados Unidos, sea un lugar donde todo es posible, y se pregunta si el sueño de nuestros fundadores sigue vivo en nuestros tiempos, quien todavía cuestiona la fuerza de nuestra democracia, esta noche es su respuesta.
Estadounidenses jóvenes, ancianos, ricos, pobres, demócratas, republicanos, negros, blancos, hispanos, indígenas, homosexuales, heterosexuales, discapacitados o no discapacitados, transmitieron al mundo el mensaje de que nunca hemos sido una colección de individuos ni una colección de Estados rojos y Estados azules. Somos, y siempre seremos, los Estados Unidos de América. Es la respuesta a aquellos escépticos, temerosos y dudosos sobre lo que podemos lograr. A poner manos al arco de la Historia y torcerlo una vez más hacia la esperanza en un día mejor. Avanzamos o fracasamos como una sola nación, como un solo pueblo. Resistamos la tentación de recaer en el partidismo y mezquindad e inmadurez que han intoxicado nuestra vida política.
Recordemos que fue un hombre de este Estado quien llevó por primera vez a la Casa Blanca la bandera del Partido Republicano, un partido fundado sobre los valores de la autosuficiencia y la libertad del individuo y la unidad nacional. Esos son valores que todos compartimos. Y mientras que el Partido Demócrata ha logrado una gran victoria esta noche, lo hacemos con humildad y la decisión de curar las divisiones que han impedido nuestro progreso.
Como dijo Lincoln a una nación mucho más dividida que la nuestra: “No somos enemigos sino amigos. Aunque las pasiones los hayan puesto bajo tensión, no deben romper nuestros lazos de afecto”.
Y a aquellos estadounidenses cuyo respaldo me queda por ganar, puede que no haya obtenido vuestro voto esta noche, pero escucho vuestras voces. Necesito vuestra ayuda.
Seré vuestro presidente. Gracias. Que Dios os bendiga. Y que Dios bendiga a los Estados Unidos de América”.
Esto sí es democracia. Envidiable.
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