Chávez y Ortega, derrotados
Nueva York – Con diferencia de pocos días, dos de los regímenes de corte fascista que se han instalado en la región acaban de sufrir un revés en las urnas. Tanto Ortega como Chávez han salido muy mal parados en elecciones locales.
En el caso de Nicaragua es probable que el gobierno de Ortega venza a la oposición pero difícilmente convencerá al mundo de que su triunfo electoral en los recientes comicios municipales, fue un triunfo limpio. Los indicios de fraude son demasiado grandes para ser ignorados. Tanto los observadores europeos como los norteamericanos han expresado su preocupación por los numerosos procedimientos irregulares, especialmente con respecto a la elección en Managua.
Ya antes de las elecciones municipales el deterioro del régimen sandinista era visible. El síntoma más importante había sido las deserciones de algunos de sus más sólidos aliados y la persecución que Ortega desató contra ellos.
El caso de Cardenal es el más notable pero no el único. Carlos Mejía Godoy, un conocido compositor musical y verdadero ícono de la revolución sandinista, es ahora uno de los líderes que se ha unido a las filas del cada vez más grande grupo de ex sandinistas que están decepcionados con el giro dictatorial de Ortega, su nepotismo, la influencia del dinero de Chávez y el affaire del abuso sexual de este último a su hijastra.
La derrota electoral de Chávez del domingo constituye otro hito importante. Hasta hace pocos años la privilegiada posición del chavismo en el gobierno le facilitaba ganar elecciones y consultas populares. Fondos públicos, logística, propaganda y el temor que podía inducir con su manejo de la fiscalía, todo estaba a su favor.
Pero ya no más. Chávez acaba de perder en los estados de más alta población y económicamente más importantes, así como en la joya de la corona: las elecciones para el gobierno de Caracas.
Cierto es que Chávez retiene aún control en la Asamblea Nacional, la Corte Suprema, la burocracia federal, las empresas estatales y otras instituciones, y que las fuerzas armadas –a las que Chávez las involucró en el gobierno– aún son leales a él, pero la derrota del domingo era impensable años atrás.
En los últimos meses parecía que el chavismo había logrado recuperar una imagen de credibilidad y madurez política. Pero la caída de los precios del petróleo desató en el gobierno una serie de mensajes contradictorios con sus apuestas electorales.
Es significativo que ambas derrotas –la de Ortega y Chávez– se hayan dado en el contexto de elecciones locales y en momentos de una profunda crisis económica.
Y se dan en momentos en que la Administración Obama parece preparar una nueva estrategia para América Latina. El Brookings Institution está por publicar lo que podría ser una nueva hoja de ruta para las relaciones de Washington con la región. Se trata de un informe preparado bajo el liderazgo de Thomas Pickering, ex embajador de Estados Unidos en El Salvador, y Ernesto Zedillo, ex presidente de México.
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