Impunidad para la izquierda universitaria
En 1892, un tribunal de Massachusetts resolvía que la libertad de expresión de un policía no se había visto menoscabada en virtud de una ley que prohibía a los funcionarios el desempeño de actividades políticas. El juez estatal Oliver Wendell Holmes dictaminaba: "El demandante puede tener el derecho amparado por la Constitución a hablar de política, pero no tiene ningún derecho constitucional a ser policía.” |
Esa idea está relacionada con la controversia – en permanente buena salud — motivada por los derechos y los deberes de los profesores universitarios. Acerca de lo cual, Stanley Fish ha escrito un libro inteligente por pasajes pero en conjunto taimado, "Salvar el mundo en nuestro propio tiempo”.
Antiguo decano y actual profesor de Derecho de la Universidad Internacional de Florida, Fish es un provocador intelectual con afición por la controversia fácil. Al mismo tiempo que argumenta en contra de una faceta obviamente inexcusable de la politización de la educación superior, sugiere que un rasgo aún más claro carece de importancia o bien no existe.
Algunos académicos, dice, desconocen cuál es su obligación o bien prefieren hacer algo diferente. Él recomienda una "estricta definición" de la vocación académica que imposibilite salvar al mundo, una misión para la que los académicos carecen de cualquier cualificación especial. Las universidades hablan de sensibilizar a los estudiantes, volverlos compasivos, tolerantes, democráticos, etc., pero esos idealistas adjetivos están con frecuencia trufados de agendas políticas. La vocación académica "estricta" que defiende Fish es lo bastante generosa para dar cabida a habilidades académicas que impliquen "la transmisión del conocimiento y la inculcación de habilidades analíticas.”
La definición "desinflada" que hace Fish de la función académica niega a los profesores radicales la emoción de considerarse agentes "transformadores" — por "transgresores" — de cambio. Pero él insiste en que su definición no excluye ningún asunto del plan de estudios. Cualquier temática, al margen de lo dada a la controversia política que sea, puede, dice, ser "academizada.” Puede desvincularse "del contexto de su urgencia en el mundo real" y convertirse en tema de investigación referida a su historia y sus implicaciones filosóficas.
Insinuando valentía por su parte, Fish afirma que sus opiniones son las de una minoría académica castigada. En realidad es dudoso que una mayoría de profesores vaya a reclamar el derecho y el deber de adoctrinar explícitamente a los estudiantes. Pero si lo hacen, Fish no debería ni sorprenderse ni escandalizarse — él está ambas cosas — de que el apoyo a la universidad pública haya descendido dramáticamente.
La defensa por parte de Fish de una receta banal — el sermón político explícito dentro del aula — puede haberle convertido en anatema de la izquierda infantil del estamento académico. La izquierda más juiciosa, sin embargo, acogerá con satisfacción su libro porque niega o defiende la politización de la educación superior, que no es tan abierta como frecuente y consecuente — en lo referente a la contratación de los profesores y los planes de estudio impartidos.
Fish no cuestiona el hecho de que enormes masas de profesores de humanidades y ciencias sociales se incluyan en la extrema izquierda. Pero a propósito de las causas y las consecuencias de esto, dice sin entrar en controversias: todo es "demasiado complejo" para relatarse en su libro, más allá de decir que la legislación federal de los veteranos inició la inclusión de colectivos "sin representación hasta el momento y por tanto políticamente activos”.
A continuación, cebándose convenientemente con fantasmas, dice que "éstos no fueron sucesos planeados," y que las universidades "no deciden" contratar a profesores de izquierdas, y que no existe ninguna "enorme conspiración de extrema izquierda," y que preguntar por las tendencias políticas del aspirante a una plaza "no se permite," y que "el hecho de un claustro mayoritariamente de izquierdas no dice nada necesariamente acerca de lo que imparte ese claustro.” Observe el desconcertante "necesariamente" de Fish.
La pregunta no es si el hecho "necesariamente" dice algo o no acerca de la enseñanza, sino si el hecho tiene o no consecuencias pedagógicas. Acerca de la proliferación de cursos de raza y género, programas y hasta departamentos, Fish dice que hay dos cuestiones relevantes: ¿existen programas "con esos nombres que son más políticos que académicos?” Y ¿han de ser esos programas "más políticos que académicos?” Él dice que la respuesta a lo primero es “sí,” a lo segundo “no.”
Pero de nuevo, observe este lenguaje ambiguo: "han de ser," que utiliza igual que "necesariamente." La naturaleza politizada de tales planes de estudio es el motivo de que a menudo se deslinden de los departamentos asentados y académicamente más rigurosos de sociología, historia, etc. Esta naturaleza política puede “no influenciar" — puede no influenciar "necesariamente" — la enseñanza. ¿Pero la influencia? Fish, que disfruta aparentando ser travieso, opta mansamente por la negación dogmática.
Rindiendo tributo ante el altar académico de hoy día, afirma lo que nadie niega: la raza y el sexo son "dignos de estudio serio". Reconoce que "muchos de estos programas se ganaron un lugar dentro del estamento académico a través del activismo político.” Pero dice que eso no significa que el activismo político "tenga que ser por necesidad "prominente dentro de la materia.
Resbalando de "necesariamente" a "han de ser" pasando por "por necesidad", Fish, un iconoclasta asustadizo, no toca los iconos más sagrados de la academia. Las personas que dicen ser valientes normalmente no lo son.
© 2008, The Washington Post Writers Group
- 23 de enero, 2009
- 13 de abril, 2025
- 23 de julio, 2015
Artículo de blog relacionados
ABC Durante la inmensa manifestación de la oposición a principios de esta...
21 de junio, 2009The Beacon Ayer mi corazón zozobró cuando un ex colega me envió una...
11 de marzo, 2016Por Robert Frank The Wall Street Journal Como Bill Gates y Warren Buffett...
14 de abril, 2007- 11 de enero, 2010