Chile: La Concertación después de Lagos

Infolatam

Nueva York - Con la formalización de la no candidatura presidencial del ex presidente Ricardo Lagos, la envejecida y agotada coalición centroizquierdista de gobierno Concertación debe definir un nombre para enfrentar la contienda electoral más compleja desde la recuperación democrática de 1990. 

Pero la economía y la sociedad chilena evolucionaron de una forma inconveniente para las aspiraciones de Lagos. La crisis económica mundial provocó primero una alta inflación que erosionó la capacidad de consumo de los chilenos y ahora amenaza con disminuir la tasa de crecimiento y aumentar el desempleo en 2009. Si bien Chile está mejor preparado que la mayoría de sus vecinos para enfrentar la crisis, un año con poco crecimiento y alto desempleo es el peor momento para que el partido en el poder tenga que enfrentar una elección presidencial. 

Adicionalmente, el entusiasmo que inicialmente acompañó la llegada de Bachelet como primera presidenta de Chile ha devenido en frustración y desencanto. Los errores del gobierno han opacado sus éxitos. Las protestas estudiantiles de junio de 2006 obligaron a Bachelet a un temprano cambio de gabinete y desde entonces han acechado como un fantasma a las iniciativas de reformas sociales y políticas de inclusión e igualdad de oportunidades que Bachelet prometió privilegiar. La fallida implementación del sistema de Transportes de Santiago, el Transantiago, obligó a Bachelet a una posición defensiva, forzó un nuevo cambio de gabinete y consumió gran parte de su segundo año. Si bien la Presidenta ha logrado mantener un nivel de aprobación aceptable, su gobierno no ha podido sortear los obstáculos.  

La gente parece querer que este gobierno termine pronto. Pero esa urgencia hace más difícil el camino para el candidato de la Concertación. Después de 20 años en el poder y con recuerdos poco gratos de este último gobierno, la Concertación enfrenta un camino cuesta arriba. Ya que buena parte de la responsabilidad por el desastre del Transantiago es atribuida a Lagos, bajo cuyo gobierno se inició esa reforma, el ex presidente hubiera cargado con una pesada mochila en caso de ser candidato. 

Por su parte, en la oposición de derecha, el liderazgo de Sebastián Piñera, quien perdió la presidencial de 2005 frente a Bachelet, se ha consolidado. Piñera lidera por un amplio margen en todas las encuestas. La mitad de los chilenos cree que será el próximo presidente y uno de cada tres dice estar decidido a votar por él.  

Así las cosas, Ricardo Lagos optó por declinar una candidatura presidencial. Ya que siempre albergó intenciones presidenciales y jugó hábilmente con sus declaraciones para dejar abierto el camino a una candidatura, el anuncio de Lagos sorprende a su coalición. Pese a no ser tan popular como cuando dejó el poder, Lagos se mantenía como el concertacionista mejor posicionado en las encuestas presidenciales. Su partido, el PPD, ya lo había proclamado como precandidato. El otro partido de izquierda, el PS, estaba dividido entre apoyar a Lagos o al ex ministro y actual secretario general de la OEA José Miguel Insulza. 

Con Lagos fuera de carrera, la Concertación deberá decidir entre el ex presidente Eduardo Frei (1994-2000) próximo a ser proclamado candidato del PDC e Insulza. Aunque hay un acuerdo para celebrar primarias abiertas en abril, las cavilaciones de Insulza—que aún no formaliza su candidatura—y la premura en concordar un candidato bien pudieran adelantar la decisión oficialista, prescindiendo de las primarias.  

Si hasta hace poco la elección de diciembre de 2009 parecía destinada a favorecer a Piñera y a terminar con los 20 años de gobierno concertacionista, ahora que Lagos ha decidido no presentarse, la Concertación necesitará de una disciplina, cohesión y unidad que parecen ya no ser patrimonio de la coalición de gobierno. Un milagro también podría salvar a la Concertación. Pero si bien Insulza y Frei son devotos católicos, Piñera también es creyente. Como en el sabio dicho de a Dios rogando y con el mazo dando, Piñera sigue trabajando ordenadamente para convertirse en el sucesor de Bachelet mientras que la Concertación, que ya parecía desorientada y confundida, aparece ahora también desmoralizada por esta bajada que muchos interpretan como producto del temor de Lagos de entrar a una carrera que difícilmente podrá ganar el candidato de la Concertación.