Un punto a favor de Bush
En política exterior, la gestión de George W. Bush difícilmente sea recordada como brillante. Algunos de sus desaciertos han sido de una gravedad tal que la imagen de su país se ha deteriorado como pocas veces en la historia. Su sucesor, Barack Obama, deberá reparar relaciones, despejar recelos y desconfianzas, y tratar de recuperar una extraviada posición de liderazgo. La tarea no será simple.
Pese a ello, hay una reciente actitud norteamericana que merece ser aplaudida. Por los principios en los que se edifica y por el coraje que supone hacerla pública. Tiene que ver con la decisión del fiscal de la Corte Penal Internacional, Luis Moreno Ocampo, de procesar a todos los responsables (de ambos bandos) de las atrocidades cometidas en los últimos años en Sudán, en la zona de Darfur, incluyendo al propio jefe de Estado de la teocracia sudanesa, Omar al-Bashir, acusado de genocidio, crímenes de guerra y delitos de lesa humanidad. La acusación ha minado la legitimidad del régimen fundamentalista islámico que lidera Al-Bashir.
Cuando esa acusación se conoció, el gobierno sudanés comenzó a presionar a la comunidad internacional para que el Consejo de Seguridad de la ONU, en función de lo previsto en el artículo 26 del Tratado de Roma, suspendiera los procesamientos en curso contra Al-Bashir. De no ser así, las atrocidades en Darfur continuarían, lo que es una posición de corte extorsivo.
Con el apoyo de China, Libia y Sudáfrica, la suspensión pareció avanzar en el seno del Consejo. Al-Bashir podría así respirar tranquilo por un rato. Ganar tiempo.
Curiosamente, EE.UU., que había dejado sin efecto la suscripción del Tratado de Roma, realizada a último momento por la administración Clinton y que no había querido someter a sus ciudadanos a su jurisdicción, se transformó en el obstáculo más duro para Al- Bashir. A diferencia de Francia, que -al decir de Nicolas Sarkozy- estaría dispuesta a apoyar la suspensión si Al-Bashir se comprometiera a "cambiar completamente su política", los Estados Unidos han advertido a sus pares en el Consejo de Seguridad que si se alcanzaran los nueve votos necesarios para la suspensión del proceso a Al-Bashir, vetaría esa resolución. La actitud de Bush apunta a que las graves violaciones de los derechos humanos cometidas en Darfur no queden en la impunidad.
Es hora de asegurar la defensa integral de los civiles inocentes en los conflictos armados internos que procura el derecho humanitario internacional. De lo contrario, las atrocidades se repetirán. En efecto, la experiencia enseña que el rincón de impunidad que se edificó para quienes en la década de los 70 asesinaron, secuestraron y torturaron desde los movimientos entonces llamados subversivos ha derivado en que las FARC colombianas todavía crean tener derecho a secuestrar a Ingrid Betancourt y a muchos otros.
Ha llegado la hora de asegurar que las normas que en los conflictos armados internos procuran proteger a los civiles inocentes por razones que hacen a la dignidad de la persona humana sean respetadas por todos. La próxima administración norteamericana debería, en esto, mantener el rumbo.
El autor fue embajador de la república Argentina ante las Naciones Unidas
- 25 de noviembre, 2013
- 8 de junio, 2012
- 16 de junio, 2013
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