Los problemas de deuda de la familia argentina
16 de diciembre, 2008
16 de diciembre, 2008
Los problemas de deuda de la familia argentina
Permítanme insistir con los argumentos de la semana pasada. Simplemente, porque el Gobierno ha insistido con los instrumentos de la semana pasada. De manera que si la respuesta al problema de la semana pasada era equivocada, con el mismo problema, la respuesta de esta semana sigue siendo equivocada.
Me explico nuevamente. Si a una familia le caen los ingresos, no tiene ahorros, y no puede colocar deuda y por el contrario tiene que pagar vencimientos, entonces genera más ingresos para mantener su consumo actual o gasta menos o se declara en bancarrota por la deuda o todas estas variantes a la vez. Simple, ¿no?
Esto es lo que le pasa a la Argentina. Macroeconómicamente hablando, nos han caído los ingresos en dólares, nuestros productos de exportación valen menos. No tenemos ahorros (fondo anticíclico). No podemos colocar deuda (después del default más grande de la historia, mentimos en el CER. Por no arreglar con los holdouts tenemos embargos todos los días. Deuda con el Club de París, estamos enfrentados con el FMI, etc.).
Y, encima, tenemos vencimientos de deuda en dólares importantes el año que viene. De manera que, o generamos más ingresos (exportaciones) o ajustamos gastos –menos importaciones–. O usamos masivamente las reservas del Banco Central. O dejamos de pagar la deuda en dólares. O nos amigamos con el Fondo Monetario Internacional. O todas estas variantes a la vez.
Como se puede apreciar, en el listado anterior no figura ninguna de las medidas anunciadas en esta semana, ni en la otra, ni en la anterior.
Vuelvo al ejemplo de la familia. Imagine esa misma familia, con ese mismo problema. En ese contexto, al padre de la familia se le ocurre darle, de sus ingresos, un crédito a la madre para que se compre ropa. La madre, de ese dinero que recibe, aparta algo para darle dinero a uno de sus hijos para que se compre un libro. Y a ese hijo se le ocurre apartar unos pesos para darle a su hermano para que se compre un juguete. Dado que el ingreso de la familia no cambió, al contrario, recuerde que en el ejemplo el ingreso cayó, toda esta “calecita de préstamos” mueve la misma plata de un lado para el otro, pero la familia tendrá que consumir menos en otras cosas –ajustarse– o buscar ingresos extras –exportar más–.
El crédito entre ellos cambia las demandas sectoriales, más ropa o más libros o más juguetes, pero menos comida o menos salidas al cine, y no les soluciona el problema global que es, insisto, que le han caído los ingresos.
Vuelvo a la Argentina. Si con los pesos del ANSES los bancos dan crédito para comprar autos, viviendas, ropa, turismo, taxis, sidra, pan dulce, árboles de navidad, o televisores de pantalla plana, mejora la situación, probablemente, de los vendedores y fabricantes de autos, o viviendas, o lo que fuere para lo que se destina el crédito, si es que se otorga finalmente. Pero empeora la situación de aquéllos en los que los receptores del crédito van a dejar de gastar, para pagarlo.
Si el Estado baja los impuestos a los asalariados, mejora la situación de los que reciben salarios altos, pero empeora la capacidad de pago de deuda del Gobierno, aumentando el riesgo argentino y la tasa de interés para todos los que no forman parte del “festival de crédito”. Y ninguna de estas medidas, obviamente, aumenta las exportaciones ni disminuye las importaciones –los ingresos netos de la familia–.
Redistribución incierta. Por lo tanto, el Estado colocando “crédito dirigido a tasa regulada” por el 10%, aproximadamente, de los préstamos al sector privado del sistema financiero, más unos US$ 1.100 millones en rebajas impositivas, más algo en obra pública, redistribuye internamente fondos hacia los beneficiarios últimos del revoleo de fondos, pero agrava el problema central, por la parte de estos fondos que se “filtra” hacia dólares por el componente importado de la demanda, y por la fuga de capitales adicional que genera la incertidumbre sobre el pago de deuda de 2009, al bajar los recursos públicos disponibles.
Va de nuevo, el Estado está haciendo circular “pesos” internamente (como la familia del ejemplo), cuando el problema es de “dólares” (por la caída de los ingresos de exportación).
A menos que se anuncie, en algún momento, el monto de reservas del Banco Central que el Gobierno está dispuesto a usar el año que viene para pagar deuda pública y atender la demanda privada.
O que vamos a ir al “FMI de Obama y no de Bush”.
O que vamos a canjear “compulsivamente” deuda pública en dólares.
De lo contrario, lamentablemente, el problema de la “familia argentina” se ajusta con más devaluación, no con más crédito en pesos.
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