Las ventajas de las drogas y el sexo

Diario de América

En el mundo occidental uno puede darse el lujo de vivir de acuerdo a sus propios valores, lo que ha hecho que la sociedad admita  la libertad sexual irrestricta, aunque aún cuestiona la ingestión de sustancias recreativas.

¿Es racional que sexualmente se consienta prácticamente todo, sin embargo no se permita la prostitución? La  parafernalia sexual y la pornografía son legales, ¿y cuál es la diferencia entre una actriz porno y una prostituta? Absolutamente ninguna, ambas cobran por tener sexo. La industria para adultos genera más de 100 mil millones de dólares al año mundialmente. 

En el caso de las drogas ilegales, la cantidad de dinero que mueven bajo la mesa se estima en 500 mil millones de dólares anuales. 

El tópico es interesante, porque en épocas de crisis económica, hay que ver si se puede obtener un rendimiento monetario que beneficie a toda la sociedad, por la venta de productos y servicios que están en el mercado pero no favorecen a nadie más que a las mafias. 

Además del provecho impositivo, la legalización de la prostitución ayudaría a mejorar el control de la salud pública, disminuyendo la transmisión de enfermedades venéreas. La libre venta de drogas recreativas, abriría un mercado que generaría centenares de miles de empleos. 

La droga más popular desde hace 60 años es la marihuana, que es legal en Canadá, el Reino Unido, Dinamarca, Holanda, y en ciertas ciudades norteamericanas, donde se permite su venta con fines medicinales. 

La hierba es principalmente sembrada en Latinoamérica. Según el World Drug Report 2008 (Informe Mundial sobre las Drogas) de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), el Paraguay es el mayor productor de Sudamérica y el segundo del mundo. 

Se calcula que cada año se cosechan y mercadean 41.400 toneladas métricas de Cannabis Sativa en el globo. Del Paraguay salen alrededor de 5.900 toneladas, más de la mitad de la producción de toda Sudamérica (10.000 toneladas) y sólo por detrás de México (7.400 toneladas). 

Otro significativo productor de marihuana es Colombia, pero Paraguay sigue punteando con una cosecha que crece cada año, y empieza a competir en la elaboración de hachís con Marruecos, Afganistán, Pakistán, Irán, Nepal e India. 

Brasil, Argentina, Uruguay y Chile importan Cannabis del Paraguay. El Brasil produce marihuana, pero no da abasto a su población.  

Bolivia, destacado fabricante de cocaína, que hoy es de venta irrestricta bajo el régimen indigenista pese a estar penalizada, está plantando marihuana para uso interno. 

El mercado consumidor más grande del mundo son los Estados Unidos, que se nutren fundamentalmente de México. En Junio de 2005, CNN reportó que se consideraba que la comercialización de marihuana en los Estados Unidos era de 14.000 millones de dólares por año, y que si se cobrara el mismo impuesto que a las bebidas alcohólicas y cigarrillos, se obtendría 6.600 millones de d;olares en recaudaciones. 

Estados Unidos gasta alrededor de 7.700 millones de dólares anuales en enjuiciar, procesar, encarcelar y mantener cautivos a los traficantes y consumidores de Cannabis. Asunto que es sujeto a críticas, porque la hierba es parte de la cultura popular norteamericana, y hay individuos más peligrosos que sus vendedores y fumadores rondando por las calles. 

El tema vuelve a ser motivo de polémica, porque con los demócratas en el poder que son supuestamente más laxos en estas cuestiones, muchos obamistas exigen su despenalización, más hay temor de que el comercio de drogas y sexo caiga en manos de los delincuentes. ¡Pero si está en manos de los delincuentes! Más bien con su legalización puede suceder como con el juego y el licor, que pasaron a ser industrias decorosas. 

Bill Clinton, George W. Bush, y Barack Obama admitieron haber experimentado con sustancias recreativas. Los tres son Baby Boomers, la generación dominante en los Estados Unidos que creció con drogas, sexo, y rock and roll. Clinton dijo que se arrepintió de no haber legalizado la marihuana, veremos qué hace Obama.