Ante la crisis
Por si fuesen poco las penas que está pasando el pueblo, el ministro de Finanzas insiste en ponerle impuestos al pueblo. Con la demagogia del caso, insiste en que los impuestos no los pagará el pueblo, sino las empresas. Como economista, supongo que sabrá que “las empresas” no pueden pagar impuestos, pues sólo la gente de carne y hueso puede pagarlos, y que como la inmensa mayoría de negocios en esta crisis no pueden absorber más impuestos, cierran si no recobran de sus clientes todo lo que gastan en electricidad, combustibles, materia prima, mano de obra, etc., y los impuestos que entregan al Gobierno. Habrá más desempleo formal, aumentará la economía informal y bajarán los ingresos fiscales.
Según Siglo 21, (19/12/08), las agencias mundiales que califican a los países para objeto de inversiones colocan a Guatemala muy abajo. Eso desalienta inversiones y, para desalentarlas aún más, el Gobierno pretende aumentar los impuestos al rendimiento de las inversiones (el ISR), que son las únicas fuentes de empleo, de alzas de salarios y de ingresos fiscales. Usualmente, cuando se quiere fomentar algo como la inversión, se le quita impuestos, y cuando se quiere desalentar, se le pone impuestos. Pareciera que el ministro de Finanzas se propone hacer fracasar al Gobierno desalentando, inclusive, las fuentes de ingresos fiscales.
Parece que no se toma en cuenta que una manera de combatir el alza general de los precios (“inflación”) es aumentando la oferta de bienes y servicios, y eso no se logra encareciendo la producción. Por eso, mantener artificialmente altas tasas de interés agrava la crisis. (Si le extraña el adjetivo “artificialmente” es porque todo precio —por ejemplo tasas de interés— fijado por autoridad, diferente al precio de mercado, es, por definición, artificial y no natural). Mientras tanto, ante la crisis, con objeto de estimular la producción, otros gobiernos están bajando los intereses a casi cero y disminuyendo impuestos.
Ya no es controvertido que los precios los determina la relación de bienes ofrecidos y la masa monetaria. Ante una masa monetaria dada, un aumento de la producción (la oferta) causará baja de precios y, por el contrario, una disminución de la producción causará un alza de precios. Como un alza artificial del precio del crédito aumenta costos y precios, disminuye producción y, contrario a la expectativa, puede resultar “inflacionarias”. Ejemplo: la demanda de vivienda comprada a largo plazo disminuye desproporcionadamente, debido a que el costo más alto para el comprador son los intereses del crédito. Así reduce producción en la industria de construcción con sus extensas ramificaciones y efectos en el empleo.
Y, como si fuera poco, se anuncia una disposición que impedirá emplear a trabajadores marginales, quienes debido a la crisis son los primeros en perder el empleo cuando se prohíbe pagarles menos de una suma determinada llamada, eufemísticamente, salario mínimo. Aquellos cuyo trabajo no vale eso, se irán a la economía informal.
Pareciera que el plan del Gobierno fuese el de arruinar y empobrecer más a Guatemala, quién sabe con cuál propósito.
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