Jesús entre Pedro y Pablo
Mañana es Nochebuena. Y el jueves es Navidad. Es una fiesta mundial. La única en la que los deseos de buena voluntad y amor se dicen en todos los idiomas. Nace Jesús. Se paralizan rencores, odios y bajas pasiones para dar paso a la conciliación, el amor, la comprensión y la conciencia de que la maldad se subordina a la bondad y a la generosidad. Es el retorno del hombre al hombre. Es el abandono a la condición de bestia.
Cuando en mis años mozos leía con curiosidad imparable capítulos de la Biblia, me fascinaron dos personajes Pedro y Pablo.
Pedro, Simón el Pescador, ignorante, rudo, temeroso, quien pese a sus reiteradas traiciones a su Maestro, este logra hacer de él el conductor hacia adentro de su Iglesia, promotora del amor, la bondad y la solidaridad. De pescador de ríos a Pescador de almas. Es el motor del rebaño para infundir la moral y los principios de la Fe. Y a quien Jesús le denomina “piedra”, sobre la cual construyó su Iglesia. Que lleva las llaves. Promueve la comunidad. Sufrió el martirio por Nerón. Condenado al suplicio de la cruz, se consideró indigno de ser crucificado como su Maestro. Requirió ser clavado cabeza abajo.
Y Pablo, (Saulo) el abogado de Tarso, culto, rebelde, dinámico, que no conoció físicamente al Maestro. Después de contradecir y perseguir a los fieles a Cristo, luego de una revelación, en la que Jesús le increpa por qué lo persigue, se convierte y hace de su vida un auténtico apostolado de virtud, amor y sobre todo, de convicción, enseñanza y difusión de la filosofía de Cristo, por el mundo. Es Pablo quien con espada en la diestra, lógica y talento en su prédica conquista con su razón para convertir a la Iglesia de Cristo en la casa del hombre. Pone las bases de la cultura de Occidente. Hace de la “Casa de su Padre”, horizonte de esperanza, amor para los pobres y los oprimidos. La fe en Jesús les dará la gloria en los cielos.
Abre la Iglesia al mundo. Es la imagen del hombre libre. Imbuido de fe y esperanza valores y principios
Es la libertad que enseña la filosofía del Cristo. La transformó en religión universal. La paz, la cooperación social, la Justicia, el Derecho, el Estado, la propiedad privada, son el mejor antídoto contra la tiranía y el poder total.
Defender la libertad, abandonar nuestros prejuicios, enfrentarnos con nosotros mismos y reconocer la debilidad de nuestros argumentos. El Apóstol de los gentiles murió decapitado. Pablo, con formación filosófica, jurídica, mercantil difundió el cristianismo.
Las encíclicas a los pueblos del Mediterráneo dan fe de ello. Pablo transmitió el mensaje de Jesús de la sociedad abierta, libre y próspera con fe y confianza en el hombre libre, en su inteligencia, en su responsabilidad y libertad, contraria a la idea de la sociedad cerrada, pastoril, autoritaria, vertical, propia del judaísmo, sobre la cual se monta la primera Piedra (Pedro el Pescador). Comunitarismo o libertad.
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