De zorros, puercoespines y capitalismos enclenques
Las metáforas son elementos muy útiles a la hora de explorar ideas y plantear conceptos, resultando de suma actualidad la que trata sobre "el zorro y el puercoespín", que por cierto viene precedida de muy remotos antecedentes.
En efecto, en un momento tan temprano de la historia como era el Siglo VII, antes de Cristo, el griego Arquíloco (che, lo mataron con ese nombre) dijo "el zorro conoce muchas cosas, pero el puercoespín sólo conoce una gran cosa".
De tal forma, Arquíloco dejó abierto un importante enigma que puede interpretarse a la luz de la sociología. Y tal como veremos, también de la economía.
Muchos años después, en 1953, el filósofo inglés Isaiah Berlin, escribió un ensayo titulado: "El puercoespín y el zorro", en el cual hizo una interesante interpretación de la vieja y misteriosa afirmación de Arquíloco, al manifestar que existen dos tipos de personas: las que se escudan detrás de espinosas púas, como el puercoespín, y las que recorren el mundo confiadas en que su astucia les permitirá sobrevivir, como el zorro.
De hecho, las personas a las que se refería Berlin en su clasificación eran escritores e intelectuales, con lo cual estaba relegando a la poco honrosa categoría de "dogmáticos" a todos quienes asignó el mote de "puercoespines". ¿Por qué?
Porque alguien que dice pensar pero se esconde detrás de las púas de un dogma se transforma en la negación misma del pensamiento. Los dogmáticos no piensan. Una pena.
Y al margen de los colores partidarios que estos personajes puedan ostentar, que por estas playas cuscatlecas ciertamente cubren un espectro cromático llamativamente amplio…, son justamente los dogmáticos quienes más daño les hacen a sus propias ideas.
Ello asumiendo que las conozcan y entiendan…, algo que no cuesta mucho poner en duda luego de escuchar los pobres balbuceos de algunos. De uno y otro lado.
En efecto, la observación les cabe a "Los unos y los otros", como la vieja película del francés Lelouch en la cual aparecía una joven Sharon Stone.
El historiador chileno Claudio Véliz, por su parte, interpretó la metáfora de Arquíloco a la luz de la economía cuando en 1994 publicó un libro titulado: "El nuevo mundo del zorro gótico", en el cual los puercoespines eran los países que se encerraban detrás de altas barreras aduaneras.
Barreras con las cuales protegen a algunos de sus productores locales, pero que al mismo tiempo bloquean la oportunidad de acceder a mejores precios a todos sus habitantes.
Véliz, en una figura simplificada aunque no por ello falsa, asocia la cultura del puercoespín con la historia de América latina y su habitual pseudocapitalismo. Y a la cultura del zorro la vincula con el mundo anglosajón. Evidentemente hay varias excepciones a este modelo, sobre todo por parte del mundo anglosajón actual.
Con este planteo Véliz toma las ideas del sociólogo alemán Max Weber, quien en su libro "La ética protestante y el espíritu del capitalismo", nos recuerda las raíces religiosas que originaron a dicho sistema en los siglos XVI y XVII.
Dicha raíz es algo que, tal como decía hace pocos días Mariano Grondona en su columna dominical de La Nación de Buenos Aires, en épocas como las actuales pareciera casi una humorada.
Porque en un momento en el cual tanto se habla de "desacoples", supuestamente entre la economía estadounidense y la del resto del mundo, el verdadero desacople pareciera ser el que lamentablemente existe entre los fundamentos del sistema capitalista (respetar contratos, sospechar de ganancias instantáneas, incentivar la cultura del ahorro, etc.) y algunas versiones post-modernas de un capitalismo enclenque.
Se trata de lo que Paul Krugman, reciente premio Nobel y mordaz columnista del New York Times, acaba de denominar duramente "La economía Madoff", donde el fraude del ahora famoso financista neoyorquino no sería sino un caso extremo de lo que ocurre a diario con ciertas inversiones financieras. Porque sin autocrítica no hay superación.
Hasta la próxima.
El autor es Ingeniero, Máster en Economía (ESEADE, Buenos Aires) y columnista de El Diario de Hoy.
- 28 de diciembre, 2009
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- 8 de junio, 2012
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