La agricultura global inicia una nueva era de volatilidad
Benjamin Riensche acaba de registrar los dos mejores años de su carrera. Sin embargo, al igual que otros agricultores en todo el mundo, este estadounidense de 47 años está entrando en una era más turbulenta que pone en riesgo la capacidad del mundo para alimentarse.
Este año, sus utilidades se han reducido a la mitad y teme sufrir pérdidas importantes en 2009, la primera vez en 16 años en que terminaría el año con saldo negativo.
Sus ingresos han caído, pero los costos de las semillas, fertilizantes y maquinaria que necesita siguen siendo altos. Esto inaugura un período turbulento y difícil tanto para los agricultores como para sus clientes en todo el mundo.
Riensche compró la mayor parte de sus suministros hace meses, cuando los precios de los granos seguían en alza. Ahora está obligado a pagar por una sembradora de maíz de US$125.000 que encargó. Además, en agosto firmó un cheque por US$1 millón para pagar a su proveedor de fertilizantes.
Una de sus opciones sería dejar algunas partes de sus tierras sin sembrar, pero cree que cultivar una cosecha le da al menos la oportunidad de sacar algo de provecho si los precios vuelven a escalar, tal como predicen algunos expertos. "Nunca pensé que los riesgos pudieran ser tan grandes", reconoce Riensche.
El abrupto cambio de fortuna de Riensche y agricultores como él en todo el mundo representa una advertencia de la fragilidad del suministro mundial de alimentos. Durante la mayor parte de los últimos 10 años, los agricultores no han sido capaces de mantenerse al ritmo de una demanda cada vez mayor.
Como resultado, los precios de los alimentos, que se mantuvieron en niveles irrisoriamente bajos durante los años 80 y 90 han entrado en una era de volatilidad sin precedentes.
Precios estrellados
Luego de batir récords a mediados de año, los precios de las principales cosechas han caído en los últimos meses, aplacando la ira que estuvo detrás de las manifestaciones contra el alza de los alimentos en más de 60 países.
De todos modos, la producción apenas consigue satisfacer la demanda. Las reservas de maíz y soya se encuentran en niveles alarmantemente bajos, cerca de su mínimo en los últimos 30 años.
La más mínima inundación, sequía, plaga o excesiva cautela por parte de los agricultores podría volver a catapultar los precios. "No tenemos un margen de seguridad", dice Daniel W. Basse, presidente de AgResource Co., una firma de pronósticos de commodities con sede en Chicago. "Es una situación muy volátil".
El éxito de un agricultor depende en buena medida de su capacidad para anticipar la demanda, que en el último tiempo ha sido bastante alta.
El maíz y la soya de Riensche son parte del sector de materias primas de Estados Unidos, que alimenta el ganado de los clientes asiáticos, llena buques de carga para transportar ayuda alimenticia a África, y mantiene en funcionamiento plantas de producción de etanol de maíz en la región norcentral del país.
El año pasado, Blue Diamond Farming Co., la compañía de Riensche, duplicó sus ganancias. "Durante mucho tiempo, pensé que nuestro estándar de vida bajaría frente a donde estaría si me hubiera quedado en la banca", dice el agricultor, que tiene un M.B.A. de la Universidad de Chicago y trabajó para Swiss Bank Corp.
Cambio de situación
Riensche volvió a casa en 1993 para administrar la granja de la familia después de que su hermano muriera en un accidente.
Durante años, los agricultores estadounidenses recibían apenas US$2 por bushel de maíz, un precio tan cerca de su umbral de rentabilidad que muchos dependían de los subsidios del gobierno para no caer en la bancarrota. "Sólo en los últimos años logramos subir el ritmo", cuenta Riensche.
Sin embargo, a medida que llegaba la época de siembra en septiembre, el colapso de Wall Street alimentó los temores de que una desaceleración económica global frenaría la demanda extranjera. Luego, en octubre, fue la sed de etanol la que recibió un duro golpe. Mientras tanto, los precios del maíz seguían precipitándose.
"¿Quién podría creer que los precios podían subir y bajar tanto en tan poco tiempo?", se pregunta Riensche.
En este contexto, parece que los subsidios no serán de gran ayuda. Los precios de los granos aún se encuentran por encima del nivel que justifica la intervención del gobierno.
La posibilidad de que la región agrícola de EE.UU. se vea sumergida en pérdidas está haciendo que los bancos rurales sean más cautelosos con la concesión de préstamos, lo que podría obligar a los agricultores a recurrir a sus ahorros para poder mantenerse en el negocio.
En cualquier caso, rendirse no es una opción para Riensche. A diferencia de muchos agricultores estadounidenses, tiene un hijo que quiere seguir la tradición de la familia. "Mi padre es bastante exitoso", dice Hans, de 9 años, mientras juega con su granja en miniatura.
- 23 de julio, 2015
- 28 de enero, 2025
- 27 de enero, 2025
Artículo de blog relacionados
The Wall Street Journal Americas El 4 de mayo pasado, Chevron Corporation se...
14 de mayo, 2012- 27 de marzo, 2007
BBC Mundo Incertidumbre. Es la palabra con que el analista Jesús Silva Herzog...
2 de septiembre, 2012El Blog de Montaner Carlos Alberto Montaner nos explica en qué consiste el...
21 de julio, 2020