Reforma constitucional: Madison vs Tocqueville
Por Pedro Romero Alemán
IEEP
Vincent Ostrom en su libro «The Meaning of Democracy and the Vulnerabilities of Democracies» habla de la existencia de dos retos en las modernas sociedades democráticas. Por un lado existe el reto que ya fuera planteado por James Madison durante los debates sobre la constitución de Estados Unidos.
Según este en toda democracia este presente el riesgo de que ‘facciones’ políticas, o cualquier otro grupo de interés se adueñe de los poderes del gobierno, v. gr. el poder de crear legislaciones, con el fin de arrogarse privilegios en detrimento del resto de la sociedad. La constitución escrita de Estados Unidos precisamente se esquematizo de tal manera que limitara el poder del gobierno de violar los derechos individuales para evitar que grupos o facciones políticas se sientan tentados a capturar y hacer uso del mismo. Los mecanismos de división del poder gubernamental, inspirados en Locke y Montesquieu, se establecieron para limitar por medio de instituciones los abusos del poder político. La independencia de las cortes, la libertad de expresión, el derecho al voto voluntario, el federalismo para proveer servicios a las comunidades, todo esto se adopto en la constitución americana con el objeto de dividir y limitar el poder político para proteger a los individuos y garantizar una convivencia pacifica.
Por el otro lado, el segundo reto fue planteado por Alexis de Tocqueville mientras viajaba por la entonces nueva república de Estados Unidos para comparar la democracia de ese país con lo que pasaba en Francia. Este reto se refiere a la dependencia de las personas (en ingles el termino usado es ‘sickness in the people’) al gobierno, de como las personas llegan a acostumbrarse a tener gobiernos que mas allá de protegerlos juegan mas bien un papel paternalista. Como las personas renuncian al auto-gobierno y ceden su autonomía y libertad a una entidad como el gobierno. En suma, un gobierno parasitario tiende a propagar o premiar ese mismo tipo de comportamiento.
Estos dos problemas de la democracia pueden considerarse como degeneraciones constitucionales por medio de las cuales se subvierten las bases de una sociedad de hombres libres y responsables. Bajo estas condiciones no habrá lugar para ningún tipo de república que contenga el poder del gobierno estilo leviathan. Las tendencias paternalistas de los políticos en el poder son alentadas por el apetito de los grupos de poder con tendencias de ser tutelados para dejar sus responsabilidades y con ello sus libertades en manos del gobierno. Según Ostrom, cuando estas ‘enfermedades constitucionales’ están presentes no habrá seguridad dentro de estas sociedades democráticas para que los individuos mantengan sus capacidades de auto-gobierno.
Los cantos de sirena de la política ejemplificados por las ideas de justicia distributiva, guerra a la pobreza, enemigos extranjeros, desempleo, proteccionismo, acción afirmativa o igualdad de oportunidades, servicios estatales gratuitos, grandes obras estatales, etc., han incrementado gradualmente el tamaño del gobierno en las sociedades democráticas. Las complicadas y confusas regulaciones requieren de numerosas agencias gubernamentales que incrementan los poderes burocráticos, y pone a millones de personas a depender de los salarios del gobierno. Enormes programas estatales para la salud, la vivienda, educación, todo en conjunto disminuye la independencia individual para decidir sobre estos asuntos. En fin, los políticos han sido capaces de crear la necesidad por servicios estatales para hacer a mas personas ilusionarse con gobiernos dadivosos y bienhechores cuando en realidad no es mas que un creciente control estatal.
El mensaje positivo de Ostrom es, por supuesto, que si las constituciones de las modernas democracias no son producto de una mezcla de principios generales que han funcionado (como el imperio de la ley) con las particularidades de determinada cultura, no podrá llegarse a un consenso acerca de las estructuras de gobernabilidad en democracias donde lo que prime sea el auto-gobierno mas no el excesivo poder ‘dadivoso’ de los actuales gobiernos.
El autor es H.B. Earhart Fellow en la George Mason University
- 23 de enero, 2009
- 4 de mayo, 2011
- 25 de marzo, 2025
- 5 de noviembre, 2015
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