Gasto público y desarrollo
Ahora que el Keynesianismo está en boga, muchos claman al Gobierno por un mayor gasto público para estimular la economía. Pero el gasto público no necesariamente estimula la economía y reduce la pobreza. A mediano y largo plazo, una economía cuyo crecimiento y desarrollo depende del gasto público estará sujeta a una montaña rusa de altos y bajos que es empobrecedora a final de cuentas.
De acuerdo al último boletín del Observatorio de la Política Fiscal, al país ingresaron 47.000 millones de dólares entre el 2000-2008 por concepto de petróleo, de los cuales 20.000 dólares ingresaron solamente en los últimos dos años. En estos últimos 9 años el gasto corriente del sector público no financiero (SPNF) ascendió a 70.000 millones de dólares y de eso solo en 2007-2008 se han gastado más de 28.000 millones de dólares.
Magdalena Barreiro, de Latin Source y ex ministra de Finanzas del Ecuador, señala que cada caída de 1 dólar en el precio del petróleo representa una caída de 56 millones de dólares en el ingreso del Gobierno. Así, ella estima que el Gobierno central podría dejar de percibir 3.360 millones de dólares. Aun si el Gobierno reduce el gasto de inversión pública al 80% de lo que se gastó este año (2.400 millones de dólares), este tendrá un déficit de 3,5% del PIB que, según Barreiro, es el peor balance de los últimos seis años, habiendo sido el Gobierno que más ingresos recibió durante el mismo periodo. Añádale a eso que de acuerdo a la Cepal, Ecuador pasaría de crecer 6,5% en 2008 al 2% en el 2009.
En esta década Ecuador experimentó una importante reducción de pobreza en sus áreas urbanas (para las cuales hay datos) sin necesidad de un abundante gasto público. Según la Cepal entre 2002 y 2006 el porcentaje de ecuatorianos que vivía bajo pobreza se redujo de 49% al 39,9% (9 puntos porcentuales o lo que es igual a una reducción promedio en la tasa de pobreza de 1,8 puntos porcentuales anuales y de seguir así podríamos cortar por más de la mitad la pobreza para 2015). En cuanto a la indigencia, esta se redujo de 19,4 al 12,8% entre 2002 y 2006 (6,6 puntos porcentuales o lo que equivale a una reducción promedio de la tasa de indigencia de 1,3 puntos porcentuales anuales y de seguir a ese paso podríamos eliminar la indigencia para 2016).
Pero para 2007, y a pesar de la bonanza petrolera, el paso de la reducción de pobreza e indigencia no se aceleró. Cabe recalcar que un año no basta para establecer una tendencia y que las cifras de 2007 podrían reflejar ya el empobrecedor efecto del alza en los precios de los alimentos. No obstante, sí siembra dudas respecto del poder del gasto público para estimular la economía y generar desarrollo.
El gasto corriente (incluyendo subsidios a los combustibles y al gas) del Estado ecuatoriano ascendió a 1.005 dólares al año por cada ciudadano durante los dos últimos años, cifra que sería mucho más alta por ciudadano si se hubiese destinado solamente a los ecuatorianos más pobres. Si el gasto público reduce la pobreza, ¿cómo es que gastando mucho menos, en años anteriores, la pobreza se estaba reduciendo considerablemente?
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