Peregrinaciones a La Habana

Infolatam

Madrid - La Habana dista mucho de ser La Meca, pero últimamente se le parece al menos en un punto: la capital cubana se ha convertido en destino de peregrinos de múltiples colores e ideologías. Este renovado énfasis por visitar la capital de Cuba se inscribe en dos hechos importantes.

De un lado, los festejos, no demasiado brillantes hasta ahora, del 50º aniversario de la Revolución Cubana, del otro, los acuerdos adoptados por los gobiernos latinoamericanos en la Cumbre de América Latina y el Caribe celebrada a mediados de diciembre pasado en el balneario brasileño de Costa do Sauípe, entre los cuales destacó la plena reincorporación de Cuba a las instituciones latinoamericanas.

Desde comienzos de 2009 se abrió una apretada agenda de visitas de presidentes latinoamericanos a La Habana, iniciada por el panameño Martín Torrijos (5 y 6 de enero) y continuada por el ecuatoriano Rafael Correa (7 a 10). La siguiente en haber llegado debería haber sido la argentina Cristina Fernández, pero debió postergar al menos una semana su visita, inicialmente prevista entre el 11 y el 14 de enero, debido a un desmayo y una fuerte indisposición que la mantiene alejada durante algunas jornadas de toda actividad oficial. Posteriormente se espera a Michelle Bachelet (febrero), al guatemalteco Álvaro Colom (antes de marzo) y al mexicano Felipe Calderón (a lo largo del primer semestre de 2009).

De este modo se diversifica un poco la afluencia de los visitantes habituales (Hugo Chávez y Evo Morales) y se da el relevo a Lula da Silva, que en sus últimas visitas a Cuba, y en la recepción acordada a Raúl Castro en el Palacio del Planalto, en Brasilia, ha reiterado el renovado interés de su país por Cuba (incluyendo los potenciales yacimientos de petróleo del Golfo de México). Toda esta serie de viajes son una excelente ocasión para reflexionar acerca del interés de América Latina y de los objetivos que mueven a sus mandatarios a estar presentes en La Habana.

Desde esta perspectiva no resulta nada casual que tan apretada agenda se materialice, al menos teóricamente, escasos días antes de la toma de posesión de Barack Obama en Washington. Por eso, en muchos de estos viajes, no en todos, contemplamos un intento claro de poner en evidencia un alto grado de independencia frente a Washington, así como enviar un mensaje fuerte a Hillary Clinton, la nueva Secretaria de Estado, sobre la necesidad de escuchar más a la región. Al menos, esto es lo que intentarán transmitir con sus gestos Bachelet y Calderón, que no casualmente visitarán la isla con posterioridad al 20 de enero.

Para muchos peregrinos la visita casi obligada a Cuba ha perdido uno de sus principales alicientes, ya que parece que estrechar la mano de Fidel Castro se ha tornado algo más inasequible en los últimos meses. Por eso, para ellos, lo importante es su deseo de dotarse de más legitimidad "revolucionaria", a la vez que suministrar una fuerte dosis "izquierdista" a su discurso político. Esto está claro en las continuas visitas de Chávez y Morales, y en la más reciente de Correa.

En esta oportunidad, el presidente ecuatoriano visitó en Santa Clara el mausoleo del Che Guevara. Fue entonces cuando recordó que "América Latina ha cambiado y que bueno que haya cambiado, que bueno que la presencia del Che esté por todos lados", al mismo tiempo que enfatizó el sacrificio revolucionario de "dos gigantes", el Che y Fidel Castro: "Fidel es un personaje histórico y el Che Guevara fue un latinoamericano inmenso. Qué podrían enseñarnos estos dos héroes latinoamericanos a las actuales generaciones que estamos tomando la posta: no rendirse ante las dificultades".

Siguiendo la estela comunicacional de Hugo Chávez, Correa también ha difundido desde La Habana, por radio y televisión, su programa semanal "El presidente dialoga con el pueblo", la versión ecuatoriana de "Aló presidente". Entre otros temas de política nacional, Correa tuvo tiempo de comentar su visita a Tropicana y su encuentro con Silvio Rodríguez: "Estuvimos como dos horas conversando con Silvio. ¡Qué tipo más sencillo, tremendo cantautor!".

La mitificación y banalización de la Revolución Cubana, de sus símbolos y de sus principales dirigentes, comenzando por el Che Guevara y Fidel Castro, no se limitan a la masiva difusión del rostro del "guerrillero heroico" en carteles, camisetas y tazas, sino también a la tergiversación histórica evidenciada en el discurso de algunos presidentes. En esta ocasión, Correa también dijo que la Revolución Cubana fue "ejemplar porque fue capaz de conquistar la verdadera independencia nacional, la libertad, la soberanía y la libre determinación del pueblo cubano". Para un economista como Correa está claro que los costes son un componente totalmente marginal en su disciplina y que lo único que importa son la existencia de valores inmarcesibles como la patria y la soberanía, que de tanto sobarlos se pueden convertir en conceptos vacíos sólo puestos al servicio de la propaganda política.

La enfermedad de Cristina Kirchner nos ha dejado con una gran incógnita: ¿cuáles eran los objetivos de su visita a Cuba, más allá de reiterar una vez más a las autoridades cubanas el pedido de que la médica Hilda Molina pueda viajar a Argentina a visitar a sus familiares? Si bien la retórica kirchnerista lo mismo vale para un roto que para un descocido, habrá que ver si su agenda incluye la ritual visista a Santa Clara, como la de Correa, o la más políticamente correcta ofrenda floral frente al habanero monumento a José Martí, realizada por Torrijos.

Más allá de lo anecdótico, de momento estamos viendo en todos los peregrinos un escaso interés por encontrarse con los opositores al régimen, con aquellos que sacrifican su libertad por reclamar la profundización de las reformas y la democratización de la isla. Lamentablemente, este último concepto también parece estar ausente del diálogo entre anfitriones y visitantes, aunque es posible que Lula o Calderón puedan decir algo al respecto, especialmente en la intimidad de los despachos. De otros, especialmente de aquellos, como Evo Morales, que se ufanan en decir que "quieren el poder para toda la vida", más allá de las elecciones, o de Correa, que se muestra sorprendido porque la oposición hará todo lo que pueda para derrotarlo en los comicios, es poco lo que se puede esperar a la hora de apostar por más democracia para Cuba y los cubanos.