Comercio internacional: desviaciones y espagueti
Si bien es natural que la mayor parte de las noticias económicas se refieran por estos días a la crisis financiera internacional, siempre es conveniente darle un vistazo a otros titulares, quizás menos impresionantes pero de todos modos también importantes. Y útiles para reflexionar.
Entre ellos se destaca uno aparecido la semana pasada que indicaba que la "propuesta comercial de Centro América había llegado al 90%". Con tal encabezado, aún desde antes de escudriñar su contenido la cosa pintaba bonita: es indudable que "llegar al 90%" de algo significa tarea prácticamente cumplida. ¿O asunto cocinado?
La noticia se refería a los avances de un Acuerdo de Asociación (AA) que Centro América está negociando con la Unión Europea, y en el cual los representantes de diversos sectores participan emitiendo sus recomendaciones.
La crónica citaba que determinados sectores de la región, tales como los de productos lácteos, porcinos y arroz, habían solicitado ser excluidos del AA, y que otros habían mostrado su temor a ser sacrificados por los negociadores.
Es comprensible que todo productor pretenda evitar la competencia: con ella puede peligrar su posición de control en un mercado. También es lógico que los productores siempre planteen el tema en términos de los "sacrificios" que ellos deberán afrontar y nunca de los beneficios que los consumidores tendrán oportunidad de gozar. Que es la otra cara de la moneda.
En efecto, los consumidores reciben beneficios en términos de menores precios, de mayor calidad y frecuentemente de ambas cosas a la vez: la simple presencia de una competencia externa obliga a los productores locales, de manera clara y efectiva, a mejorar su oferta. Las evidencias están a la vista en las góndolas de cualquier tienda, ferretería o supermercado.
Es inclusive razonable escuchar la opinión de los productores locales, claro que con espíritu crítico y pasando sus respuestas por el severo filtro de la incredulidad, pues la alternativa es cometer el torpe pecado de la ingenuidad. Muy frecuente en estos casos.
El citado AA en negociación con Europa es un caso particular de los "acuerdos de comercio preferencial", que muchas veces son (mal) denominados "de libre comercio".
En verdad no son otra cosa que acuerdos de comercio administrados por funcionarios, quienes negocian según las presiones que reciben de diferentes lobbies. Aquí, allá, y en la China también.
Por ser "clubes cerrados" de intercambio comercial, los AA son en consecuencia discriminatorios por definición: en efecto, con ellos se margina a los países ajenos al respectivo club, generando lo que el economista Jacob Viner en 1950 ya había bautizado como "desviación comercial". ¿De qué se trata?
De un fenómeno usual, y destructor de riqueza, por el cual un proveedor eficiente originario de un país que no forme parte del club cerrado tenderá a ser reemplazado por uno menos eficiente, pero que pertenezca a algún país integrante del club.
Más aún, la mera existencia de estos clubes cerrados hace inevitable incumplir el espíritu amplio de las legislaciones locales, como por ejemplo la Ley de Competencia de El Salvador, que en su artículo primero indica tener por objeto la…eliminación de prácticas anticompetitivas que, manifestadas bajo cualquier forma limiten o restrinjan la competencia o impidan el acceso al mercado a cualquier agente económico…
La discriminación, y su consecuencia resultante que es la desviación comercial, son por naturaleza prácticas anticompetitivas. Porque restringen la competencia. Quizás poco pueda hacerse a estas alturas. Pero es bueno recordarlo.
Finalmente, existe también un problema pedestre que se presenta con la proliferación de estos clubes, y que el profesor Jagdish Bhagwati, de la Universidad de Columbia, Nueva York, puntualiza en su reciente libro "Termitas en el sistema comercial": la interminable maraña de farragosas cláusulas que al modo de termitas está erosionando los beneficios del intercambio.
Y que han transformado al comercio internacional en lo que Bhagwati denomina un complejo "tazón de espagueti". Algo me decía que en estos clubes estaba todo cocinado.
Hasta la próxima.
El autor es Ingeniero, Máster en Economía (ESEADE, Buenos Aires) y columnista de El Diario de Hoy.
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