El cálculo económico
Al cumplirse 9 años de que Ecuador eliminó la emisión (falsificación) de dinero por parte del Estado, implantando al dólar como moneda de curso legal, cabe preguntar al ciudadano pobre, al ahorrista, al ama de casa, al empleado público o privado si están dispuestos a cambiar “sus dólares” por la nueva moneda, cualquiera que fuese su denominación.
De imponerse una moneda paralela al dólar, aunque sólo fuese para el comercio internacional del área andina o entre países del Tercer Mundo, la especulación y el tipo de cambio (imaginado por los técnicos del gobierno) causarán escasez y mercado negro. Se impondrá el trueque y desaparecerá la estabilidad monetaria.
Los precios, la producción y el comercio quedarán al arbitrio de políticos para disfrute de grupos monopólicos. La inflación-devaluación, que estimula el gasto público improductivo, será ascendente e incontrolable. Destruirá el ahorro y convertirá al financiamiento en un lastre de la productividad. Los costos de producción quedarán a las “virtudes cívicas” y “buena fe” de los políticos y tecnócratas. La codicia será virtud y el peculado su expresión.
La calidad del trabajo no será producto del esfuerzo personal ni de la excelencia, sino de la rutina y del sueldo.
La renta nacional dependerá de que se trabaje con desgano y sin ahínco. No será posible lograr la productividad en el trabajo, pues las iniciativas del trabajador se supeditarán a lo que determine el Gobierno, que establecerá la cuota de la producción total que corresponda a cada uno. Será imposible realizar el “cálculo económico”
La cuenta de pérdidas y ganancias tampoco será viable. La administración y detección de si se consume la menor cantidad posible de factores de producción (económico) no advertirá si un negocio arroja pérdidas.
Las materias primas, los semielaborados y los distintos tipos de trabajo no producirán mercancías distintas, que los consumidores valoran y demandan sino lo que se les ocurra a los planificadores. Habrá menor inversión de capital sin trabajo productivo.
Al no ser viable el “cálculo económico” no será posible calcular la rentabilidad. Será imposible ordenar la producción, racionalmente. El cálculo económico averigua el resultado positivo o negativo de la actividad económica y la utilidad social de las transacciones.
El cálculo económico, que hace cada persona y se basa en cifras monetarias como el valor de los bienes y servicios, que se expresan en “dinero”, permite precios reales y evita especulación, carestía y escasez, siempre que el Gobierno no imponga el valor del signo monetario.
Al no haber el cálculo económico ni sistema de precios el desempleo y la pobreza aumentará la emigración (fuga de cerebros y brazos).
La fantasía retórica de ser “propietarios de todo” convierte al Estado burocrático centralizado en el dueño de todo. La patria será de todos, los que gobiernan.
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