Trabas al libre comercio, la peor receta
En medio de la crisis que vive el mundo actualmente y la calumniosa campaña de desprestigio en contra de la economía de mercado, vemos a diario emerger con mayor fuerza en nuestro país, las mismas equivocadas políticas públicas que lo único que han conseguido a lo largo de la historia, es hacernos por un lado más pobres y por otro lado menos libres.
Hace poco el presidente Rafael Correa anuncio un paquete de medidas para frenar las importaciones y así evitar, según su criterio, la repercusión de la crisis en la economía local. Sostuvo que "los importadores serán los más afectados pero tenemos que ver el bien común. La idea es que no queremos que haya una crisis de balanza de pagos que haga fracasar la dolarización y agudizar la crisis".
Este artículo pretende: 1) desmentir la errónea creencia de que un país gana cuando tiene balanza comercial favorable y 2) explicar porqué las restricciones al libre comercio, mediante aumentos arancelarios o prohibición a las importaciones, no sólo que no ayudan a aliviar los efectos de la crisis internacional sino que la profundizan.
La idea de la balanza comercial favorable es un criterio introducido hace mucho por el mercantilismo, según esta teoría, el país gana cuando las exportaciones exceden a las importaciones. Esta concepción equivocada del comercio no considera que las exportaciones son el precio que pagamos por las importaciones, en virtud de esto, una nación realmente ganará cuando pueda importar la mayor cantidad de bienes y servicios sin tener que exportar mucho a cambio de ellos. Haciendo un símil con la economía familiar, las personas ganarán más cuando puedan comprar la mayor cantidad de productos a cambio de un menor número de horas de trabajo o esfuerzo.
El análisis es muy sencillo, los productos que exportamos al extranjero, son bienes que no estarán disponibles para consumo interno. Cuando exportamos más de lo que importamos quiere decir que tendremos menos bienes en el mercado para que puedan consumir los ciudadanos y viceversa.
Sigamos razonando, al tener más exportaciones que importaciones, la cantidad de dinero a nivel local aumenta, pues estamos vendiendo y no comprando nada a cambio, por lo tanto habrá exceso de dinero en la economía y si a esto le sumamos la disminución de bienes en el mercado descrita en el párrafo anterior, la consecuencia lógica será el aumento de los precios a nivel local, lo cuál perjudicará primero a los consumidores que pagarán más por los productos y, segundo a los propios exportadores, los cuales verán aumentar sus costos por insumos y mano de obra. En otras palabras, en la medida en que se obstaculice a las importaciones, se obstaculizará también a las exportaciones.
Por otro lado, el Presidente se equivoca cuando dice que los más afectados con el aumento de aranceles serán los importadores, él se olvida de los millones de consumidores, es decir todos los ciudadanos, que tendremos que pagar más por los mismos productos. Un arancel es una especie de impuesto a los productos importados. Vamos a suponer que una camisa importada vale $ 10, si el gobierno pone un arancel de 50% a su importación, la prenda terminará costando en el país $15.
Tenemos entonces que cada vez que alguien compra una camisa en el país, está dando al gobierno $ 5. Ahora multipliquen eso por millones de veces que se compra una camisa. Van a obtener una cifra muy abultada. Son recursos que han sido arrebatados de las familias y que ahora no estarán disponibles para ahorro e inversión, o para el consumo de otros bienes, con lo cual se afecta a la vez a los empresarios locales que venderán menos. Seguramente una lógica de mayor recaudación fiscal está inmersa en este proceso, no así el paliativo a la crisis que es lo que necesitamos.
El gobierno anunció además que se prohibirá la importación de 25 bienes de consumo. Esto seguramente fomentará el contrabando, pues muchos de nosotros seguiremos demandando, aunque nos cueste más en los mercados negros, los juguetes chinos, perfumes y celulares, sin importar que esto le parezca un insulto al presidente Correa.
Pero hay una consecuencia económica que es aún peor. Al prohibir las importaciones de estos bienes estamos promoviendo que muchos empresarios desvíen sus recursos, que estaban siendo usados en otras actividades lucrativas, a la producción de estos bienes que no se atreverían a fabricar en condiciones normales, es decir en un ambiente de negocios sin privilegios ni protecciones legales.
Todo esto se va en contra de toda lógica económica, estamos desaprovechando las ventajas de la división internacional del trabajo en desmedro de nosotros mismos. En el mundo los costos altos tienden a ser mitigados del mercado importando más barato aquello que sería caro en cierta región, y exportando aquello que naturalmente salga más barato. Pero si la prohibición de importar desvía la producción a sectores protegidos, los costos aumentan y la productividad global disminuye.
El libre comercio y la división internacional del trabajo que de él se derivan son grandes armas contra la escasez y el subdesarrollo. Los aranceles y las prohibiciones a la importación nunca han sido una alternativa de solución. Si queremos hacer frente a la crisis el mejor camino es el comercio libre, voluntario y pacifico.
- 23 de enero, 2009
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