Escenas de una emoción
Y no es sólo Jack White. La llegada de Barack Obama a la Casa Blanca desencadenó un tsunami de lágrimas de emoción.
Emoción y alegría es lo que se ha respirado en los últimos días en las gélidas calles de Washington. Calles llenas de gente venida de todas partes del país y del mundo, en muchos casos con gran esfuerzo. Fiestas por doquier y para todos. Celebraciones espontáneas en plazas, calles, oficinas, trenes, buses, restaurantes. Nunca ha sido más natural iniciar una conversación con desconocidos en esta usualmente austera y muy afanada ciudad imperial. Las conversaciones y amistades se inician sin mayor razón que la de saber que se esta compartiendo un momento histórico.
Es fácil pronosticar que las expectativas acerca de cuánto y cuán rápido podrá Obama reparar las tragedias que hereda son exageradas. Y que muchos de los que hoy lo aplauden pronto se sentirán desilusionados por lo lento del progreso o por algunas de sus decisiones. De que esto va a pasar no hay dudas. Pero no será grave. Barack Obama gozará de una luna de miel con su electorado más larga de la que usualmente le ha tocado a otros presidentes. La gente entiende que los problemas que enfrenta Obama no pueden ser aliviados a corto plazo.
Según una encuesta de CBSYork Times a la pregunta de cuánto le tomará al gobierno de Obama "arreglar la economía", el 38 por ciento de los encuestados respondió que al menos dos años y mientras que el 18 por ciento dijo cuatro años. El 22 por ciento cree que tardará un año en terminar la guerra en Irak y el 39 por ciento piensa que será en dos años.
Y Obama se los recordó en su discurso. Los problemas son graves y tardarán en solucionarse. Y les recordó que nada se podrá lograr sin el sacrificio y el concurso de todos. El candidato de la emoción es ahora un pragmático presidente. El discurso fue –como se esperaba– muy bueno. Pero ningún discurso y ningún orador hubiese podido superar la potencia del mensaje central: Barack Obama. El es el mensaje. El y su historia son quienes conmueven. Obama es la cara de la reconciliación, de lo imposible hecho realidad, de injusticias que ya no se toleran. El mensaje de que la esperanza ha derrotado al rencor.
El autor es Editor en jefe de la revista Foreign Policy.
- 23 de enero, 2009
- 23 de diciembre, 2024
- 24 de diciembre, 2024
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