La pirámide del odio
En la noche del 9 al 10 de noviembre de 1938, de acuerdo a la narración del corresponsal en la Alemania nazi, William Shirer, testigo de la instauración del régimen de Hitler, luego de la celebración del putsch de la Cervecería de Munich, fecha que se convirtió en conmemoración patria, se desató una ola de demencia colectiva, considerada por los jerarcas nacional-socialistas como “manifestación espontánea del pueblo alemán”, motivada, promovida y provocada por el discurso antisemita emergido del gobierno. Se trató de la tristemente “Noche de los cristales rotos”. Según el relato de Shirer: “fue, en toda Alemania, una noche de horror. Sinagogas, casas y tiendas judías fueron devoradas por las llamas, y muchos judíos, hombres, mujeres y niños, derribados a disparos de pistola o por otros medios, mientras intentaban huir para no ser quemados vivos”.
De conformidad con informes presentados por funcionarios del régimen hitleriano, 815 establecimientos comerciales fueron destruidos, 171 viviendas incendiadas o destruidas y como nota importante: “Se prendió fuego a 119 sinagogas, y otras 76 fueron completamente destruidas”. Esto, aparte de violaciones de mujeres y el pillaje generalizado, abrió las compuertas a uno de los procesos de exclusión y muerte del hombre por el hombre que mayor horror ha causado en la contemporaneidad.
A siete décadas de tan infausto y abominable suceso, hace poco más de una semana nuestro país se convirtió en un escenario cercano a un pasado indeseado. En Caracas, la Sinagoga Tiferet Israel, fue tomada por un grupo de individuos armados que permanecieron en sus instalaciones por varias horas, dejando prácticamente saqueada la edificación y profanados sus espacios sagrados dedicados al culto religioso. Esto verdaderamente que hiela la sangre, porque revela que está acelerándose la marcha de un proceso perverso e inmoral.
Ese proceso, conocido como la “pirámide del odio” incluye actos que amenazan vidas: asesinatos, genocidios, atentados; actos de violencia: disturbios, agresiones, violación de personas, lugares y derechos, terrorismo, vandalismo; actos de discriminación: acosamiento, exclusión; actos de prejuicios directos: personas de determinados grupos son evitadas o excluidas de actividades sociales, culturales, religiosas, políticas; actos de prejuicios indirectos: estereotipos, chistes y rumores, comentarios insensibles, informaciones negativas, diferencias no valoradas.
En una interesante exposición que sobre el tema en cuestión desarrolló en la sede de la UCAB-Guayana el profesor Carlos Luis de Armas, representante de la Cátedra Fundacional de Judaísmo Contemporáneo y Estudio de la Shoá “Zygmunt y Anna Rotter” y de la Cátedra Fundacional de Ética y Política Dr. Claudio Bentata, destacó que ante las distintas manifestaciones de violencia genocida que ha padecido la humanidad durante el pasado siglo XX y en lo que va del actual siglo “la fragilidad de la memoria humana, a la par de las acciones que en diferentes espacios son realizadas por humanos contra humanos, permite temer que situaciones y acontecimientos como los vividos durante la Shoá se repitan, cambiando de espacio y de protagonistas”. Situaciones dolorosas como la profanación de la Sinagoga Tiferet Israel al igual que los continuos ataques ya no sólo contenidos en una mísera retórica chabacana y escatológica, sino la agresión directa a obispos y sacerdotes católicos, pintas groseras en templos y el lanzamiento de bombas lacrimógenas a la sede de la Nunciatura Apostólica, sin contar el asalto violento al Palacio Arzobispal de Caracas por un grupúsculo radical afecto al oficialismo, hacen necesario enfrentar el silencio cómplice, así como la impunidad que arropa a los autores intelectuales y materiales. Ha llegado la hora, el momento ciudadano, de exigir el cese inmediato de tal escalada letal para nuestra sociedad. Y todo ello con decisión y coraje. Sin miedo. Porque tenemos derecho a vivir en un país en paz con justicia y equidad, con respeto y libertad.
A los efectos, tomando la palabra al expositor citado, los ciudadanos, la sociedad civil en general, además de elevar una contundente protesta contra tales acciones, debe abocarse a sensibilizar a nuestra sociedad y en tal sentido “para fortalecer la memoria es imprescindible educar en el “No” al olvido, formar a las nuevas generaciones para que recuerden, pero no por el mero hecho de llenar un espacio de pasados para entender un presente, o por el deseo de no dejar cicatrizar las más dolorosas y atroces heridas de la humanidad, sino para evitar que ante la ausencia de recuerdos, la humanidad continúe por un camino que se convierta en una escalada de autodestrucción”. En consecuencia, la tarea de todos debe ser educar para el reconocimiento del otro y “es a los formadores de las nuevas generaciones a quienes les corresponde la tarea de formar para la tolerancia, para evitar el olvido”. De esta manera, debe darse un fuerte empuje al ejercicio de la Valentía Moral, como el motor impulsador del proceso educativo centrado en la tolerancia, la comprensión y el encuentro.
En consonancia con lo expuesto, el próximo domingo 15 de febrero, con la única arma que como ciudadanos tenemos: el voto, demos un No contundente al proyecto de enmienda hegemonizante a la constitución disfrazada con el falso ropaje de la “ampliación de los derechos políticos de los venezolanos”, manifestemos nuestro rechazo a la intolerancia y a la exclusión con un No patriótico, como aquel del canónigo Madariaga el 19 de abril de 1810. Con nuestro No rechacemos la violencia, la inseguridad que cada día cobra nuevas víctimas, la impunidad, el abuso de autoridad y poder. No al miedo, No a la cobardía, No a la adulación, No al culto a la personalidad, No a quien se cree el imprescindible, No a la inmoralidad, No a todo tipo de corrupción, No a que continúe creciendo la Pirámide del Odio. Su voto por el No significa respeto a la vida, búsqueda del bien, la libertad, la fraternidad, la solidaridad, la reconciliación y la unión de un país artificialmente dividido. Su No ayudará a preservar los principios democráticos, promoverá la valentía moral y enfrentará las abominables fuerzas del totalitarismo. A votar No temprano, con fe en que la Venezuela democrática triunfará porque aquí No está permitido rendirse. No señor…
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