Realidades (VIII)
(Pueden verse las partes I, II , III, IV. V, VI y VII de este trabajo)
Mensaje del Gobierno al pueblo: ustedes paguen sus impuestos, pero no se metan en cómo los gastamos.
Cuando se habla de redistribuir la riqueza que se produce cada año, se olvida que las cosas ya tienen dueño desde el momento en que se producen. Lo que se produce de acuerdo a procedimientos lícitos, se produce en la confianza de que lo que cada quien produce será propiedad de quien lo produce y que los demás respetarán ese derecho. Si no, ¿quién produciría?
El proceso de adquisición (lo que se lleva a cabo para adquirir algo) es lo que determina la legitimidad de la propiedad de la riqueza producida y queda distribuida en el instante que se produce, ciertamente, con la colaboración contractual y remunerada de otras personas y pago de impuestos al Gobierno. Pero los colaboradores y trabajadores reciben una remuneración segura, contractual y no especulativa. Son cuentas saldadas. La remuneración del productor es especulativa, en la esperanza de que el precio de lo que produjo cubra la suma de los costos, pues, si no, pierde lo propio. Redistribución consiste en confiscar el producto legítimamente adquirido de algunos, para dárselo a otros que no lo produjeron. Robo es robo bajo cualquier nombre o gimnasia semántica que se haga, y aunque se legalice, y aunque ocurra en países desarrollados. La moral se ha perdido a tal grado que ya no se considera robo si se legaliza.
Algunos hablan de la muerte de la economía de mercado, del capitalismo, del sistema de libertad económica individual, etc. ¡Ilusiones! Es curioso porque la abrumadora evidencia histórica es que en los países donde se respeta en mayor grado la libertad económica individual, con todos sus defectos, han sido siempre, sin excepción, donde más disminuye la pobreza. Muchos lo admiten, pero como si con ello le restaran mérito, agregan que la libertad no es absoluta. Y por supuesto que no la es porque solo tiene sentido en sociedad y, por ello, está limitada por los iguales derechos de los demás. Solo los opositores del mercado hablan de mercado “perfecto” o de libertad “absoluta” (¿a qué viene lo de “perfecto” o “absoluta”? pista: viene de ignorancia).
Lástima que China no es democrática, pero aún así, demuestra que el capitalismo (la economía de mercado) es la única forma para reducir la pobreza y para que un país prospere, aunque las diferencias de riqueza aumenten. Lo que China necesita ahora es una reforma agraria al revés: así como lo hizo con éxito en la industria, debe hacerlo con la agricultura: dar en propiedad privada la tierra que cultivan sus pobres campesinos, para que sean menos pobres, que la puedan heredar, hipotecar, o vender si quieren cambiar para hacer otras cosa y, muy importante, para que eventualmente las unidades agrícolas tengan el tamaño óptimo económico para abastecer mejor a su gente.
Suena familiar: “El presupuesto debe estar balanceado, la Tesorería debe repletarse, la deuda pública debe reducirse, la arrogancia de la oficialidad debe atemperarse, la ayuda a tierras foráneas debe cortarse so pena de que Roma entre en bancarrota.” Cicerón – 55 AC
Aprobar deuda pública a largo plazo equivale a poner impuestos a ciudadanos que no pueden votar por ser menores de edad o porque aún no han nacido, pero que sí la pagarán. Es un proceso deshonesto.
Leyes ya sobran y no logran impedir el crimen. Ya lo han dicho muchos: lo que causa la violencia es la impunidad de los criminales.
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