La deuda de Latinoamérica con Lincoln
En una cabaña de madera enclavada en una finca de las planicies de Kentucky nació hace exactamente 200 años Abraham Lincoln, un presidente que, además de cambiar el curso de la historia de Estados Unidos con su emancipadora campaña contra la esclavitud, dejó un legado poco conocido en América Latina.
De acuerdo con algunos historiadores, la conmemoración del natalicio debe ser una oportunidad para destacar que Lincoln se opuso a una amenazante corriente política en el sur cesesionista que proclamaba el derecho divino de Estados Unidos de conquistar y anexar los territorios de Canadá, Cuba y Centroamérica donde podrían reinstaurarse o mantenerse la esclavitud.
En lo que se conoció como la doctrina del Destino Manifiesto, los seguidores del movimiento, llamados filibusteros, se abrogaban el derecho "de extender y poseer el continente entero que la Providencia nos ha dado para el desarrollo de la libertad''.
"Lincoln jugó un papel trascendental para evitar que el imperialismo de Estados Unidos propagara la esclavitud a toda América Latina, pero más particularmente en México y Centroamérica'', comentó el profesor de Historia de Purdue University, Robert E. May.
Los estadounidenses, agregó el profesor en una entrevista con El Nuevo Herald, se han concentrado en celebrar los esfuerzos de Lincoln para controlar la expansión de la esclavitud hacia el oeste, pero han perdido de vista que el presidente también luchó para evitar que se propagara hacia el sur del Río Bravo, donde la mayoría de los países ya la habían abolido.
Según el profesor, el presidente se opuso a un paquete legislativo en el que los representantes moderados de los estados limítrofes con el sur propusieron una reforma en virtud de la cual la esclavitud podría implantarse en cualquier territorio adquirido por Estados Unidos a partir de su aprobación.
"Los congresistas consultaron con Lincoln y éste les escribió que de ninguna manera aceptaran ese compromiso porque en el minuto que se les concediera, los filibusteros tendrían luz verde para empezar a lanzar ataques militares privados en toda América Latina'', explicó May.
El catedrático, quien es autor del libro Southern Dream of a Caribbean Empire, que explora las incursiones del filibusterismo en la región, afirmó que Lincoln se convirtió en un obstáculo para la esclavitud y el imperialismo.
Como representante en la Cámara, se opuso a la guerra de Estados Unidos contra México (1846-1848) y cuestionó la veracidad de los argumentos del presidente estadounidense James Polk para justificar el conflicto.
"Acusamos al presidente de usurpar sus poderes de hacer la guerra… con tomarse un país que ha sido por siglos posesión de los mexicanos… tenemos territorio suficiente'', dijo Lincoln.
Los mexicanos agradecen que, a pesar de estar enfrascado en la cruenta guerra civil, Lincoln le tendió una mano a Benito Juárez enviándole al líder mexicano armas y municiones para defenderse de la invasión francesa.
José Luis Orozco, profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México, explicó a El Nuevo Herald que en América Latina la imagen de Lincoln es relativamente desconocida y se limita a la comparación genérica con el libertador Simón Bolívar y con Juárez.
Pero el valor de su obra política, afirmó Orozco, se debe buscar más allá de la libertad de los esclavos negros.
- 23 de julio, 2015
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