Silicon Valley: que el último apague la luz
La intensificación de la recesión en Estados Unidos está acelerando la reestructuración en Silicon Valley, obligando a muchas empresas nuevas de tecnología a cerrar o ser vendidas a precios de liquidación.
El año pasado, muchas empresas jóvenes sobrevivieron reduciendo costos y aplazando proyectos de desarrollo. Sin embargo, a medida que la demanda de sus productos continúa deteriorándose y el financiamiento se agota, estas empresas ahora se están quedando sin alternativas. Muchas están cesando operaciones, lo que hace recordar el estallido de la burbuja puntocom a principios de esta década.
En las últimas semanas, empresas nuevas con nombres como Attune Systems Inc. y Reactrix Systems Inc. han reducido sus operaciones. Otras, incluyendo Guava Technologies Inc., han sido vendidas por sumas mucho menores a la que sus inversionistas gastaron en ellas.
"Las empresas nuevas están fracasando más rápido y vamos a ver un gran sacudón", asegura Martin Pichinson, director general de Sherwood Partners, una firma de Mountain View, California, que se especializa en el desmantelamiento de empresas. Pichinson agrega que, desde mediados de enero, su firma ha cerrado un promedio de tres empresas por semana, comparado con sólo una o dos por mes en septiembre.
Entre las compañías que Sherwood‐ está cerrando actualmente se encuentra Allux Medical Inc. Esta empresa de Menlo Park, California, que fabricaba aparatos para tratar problemas dermatológicos, había recaudado más de US$11 millones en financiamiento. En diciembre, Sherwood también cerró Reactrix Systems, una empresa de medios interactivos de Redwood City, California, que había recaudado más de US$45 millones. Pichinson declinó dar detalles sobre los cierres.
Jeff Yasuda, fundador y presidente ejecutivo de la empresa de música en línea Fuzz Artists, de San Francisco, tiene planes de cerrar por estos días su sitio Web, Fuzz.com, luego de concluir que no podía generar suficiente tráfico de visitantes para que fuera una empresa rentable. Yasuda ha reducido su personal de 12 a cuatro empleados. Todavía tiene un poco de dinero de los inversionistas y está trabajando con los empleados que quedan para preservar un servicio llamado Blip.fm, que permite a los usuarios compartir mensajes breves sobre música.
"Es simplemente brutal", dice Yasuda, de 36 años. "Si las condiciones del mercados hubieran sido diferentes, podría haber recaudado mucho más capital y quizás podría haber hecho un nuevo intento".
Los problemas no están limitados a Silicon Valley. VuBotics Inc., una firma que diseña software para aparatos inalámbricos, en Atlanta, solicitó la protección de las leyes estadounidenses de bancarrota en noviembre, mientras que nTag Interactive Corp., un fabricante de etiquetas de identificación de alta tecnología de Boston, se declaró en quiebra el día después de Navidad.
El hecho de que tales cierres hayan alcanzado a empresas tecnológicas nuevas muestra hasta dónde se ha propagado la recesión en EE.UU. desde sus raíces en Wall Street y el sector inmobiliario y cómo podría desacelerar la innovación.
Efecto lamentable
Las empresas nuevas, que en EE.UU. se conocen como star-ups, son las que usualmente crean productos y servicios innovadores, afirma Richard Mammone, un profesor de la Universidad de Rutgers que también ha creado varias compañías tecnológicas. En condiciones normales, el mercado premia a las mejores empresas jóvenes y permite la quiebra de las que no son viables. En esta economía, sin embargo, "ni siquiera sobreviven las que están en buena forma", recalca.
En el cuarto trimestre del año pasado, los inversionistas de capital de riesgo se replegaron a medida que los mercados de crédito se congelaban y el sector bursátil se desplomaba. Los capitalistas de riesgo invirtieron US$5.540 millones en empresas nuevas en EE.UU. en dicho trimestre, 27% menos que en el tercer trimestre de 2008, según información recopilada por VentureSource, una base de datos de inversiones de capital de riesgo.
Rich Brenner, quien dirige una firma de Cupertino, California, especializada en reestructurar empresas nuevas, señala que esta recesión está afectando a las empresas de Silicon Valley de manera diferente que el estallido de la burbuja tecnológica en 2000, cuando compañías de Internet que "nunca debieron haber sido financiadas" desaparecieron casi de la noche a la mañana.
Esta vez, las compañías tecnológicas no están en el epicentro de la crisis, y las quiebras tardarán en ocurrir. Sin embargo, "el péndulo se ha movido abruptamente en los últimos seis meses y ahora estamos empezando a ver más y más compañías estratégicamente paralizadas", advierte Brenner.
Attune, una firma que diseña software de almacenamiento, con sede en Santa Clara, California, dejó de operar en diciembre pese a que sus empleados dicen que la empresa tenía dinero para seguir funcionando hasta principios de 2009.
Alan Kessler, presidente ejecutivo de Attu‐ne, dice que las empresas nuevas del tamaño de la suya dependen mucho de asociaciones con compañías más grandes, y cuando los mercados colapsaron, muchas de éstas se "congelaron".
Como consecuencia, Kessler decidió que la ruta más realista para la empresa con 25 empleados era "buscar un camino para desmantelarla". En noviembre, el ejecutivo anunció que Attune (que había recaudado más de US$14 millones en financiamiento) cerraría.
Kessler regresó el mes pasado al cuerpo ejecutivo de 3Com Corp., un fabricante de equipos para redes informáticas.
Otras empresas nuevas están siendo presionadas por sus inversionistas para que acepten ser vendidas a precios de liquidación.
Jonathan MacQuitty, un inversionista de capital de riesgo de Abingworth Management Ltd. y un miembro de la junta directiva de Guava Technologies, cuenta que hace poco instó a la compañía biocientífica a buscar un comprador.
La demanda de productos de Guava (aparatos que hacen análisis basados en células) ha disminuido a medida que las compañías farmacéuticas y biotecnológicas controlan sus gastos, afirma MacQuitty. A principios de febrero, Guava acordó ser vendida a Millipore Corp. por US$22,6 millones. Los inversionistas habían inyectado más de US$50 millones en la empresa.
En total, 15 empresas respaldadas por capital de riesgo y que no cotizan en bolsa fueron vendidas en enero en EE.UU. a un precio promedio de US$5,5 millones, frente al promedio de US$44,2 millones de 26 compañías vendidas en enero de 2008, según la firma de investigación 451 Group.
- 28 de marzo, 2016
- 23 de julio, 2015
- 5 de noviembre, 2015
Artículo de blog relacionados
Por Verónica Spross Siglo XXI La carestía de la vida es preocupante porque...
16 de abril, 2008El Nuevo Herald La sacudida se sintió en ambas orillas del Atlántico. La...
29 de mayo, 2016Por Juan David Escobar Valencia El Colombiano Además de su grado en Derecho...
11 de octubre, 2007- 17 de septiembre, 2008