Demasiadas expectativas
Sin importar cuál sea la opinión que tenga sobre el ex-presidente George W. Bush, existiría un amplio consenso en EE.UU. y América Latina de que las relaciones entre ambas regiones mejorarán bajo el presidente Barack Obama. El hecho de que Obama es el primer presidente estadounidense afroamericano y que pasó una parte importante de su infancia en un país del tercer mundo, o en la sociedad multirracial de Hawaii, facilita la identificación con él. Los latinoamericanos, al igual que muchos en todo el mundo, también responden positivamente al carisma, la inteligencia, la estabilidad emocional y habilidades retóricas del recién asumido presidente.
A los latinoamericanos también, al parecer, les ha gustado lo que Obama ha anunciado como su política exterior. Les gusta el multilateralismo, a diferencia de la supuesta política exterior unilateral de Bush. Y, principalmente, aprueban la voluntad de hablar, más que cerrarse, con dictadores u otros líderes de los gobiernos hostiles a Estados Unidos. También dan la bienvenida a su compromiso de retirar tropas de Irak y cerrar la prisión en Guantánamo, ya que, por lo general, la gente de la región se opuso a la guerra en Irak y los excesos en la guerra contra el terrorismo.
Todo esto ha elevado las expectativas de cambios importantes en la política estadounidense hacia Cuba -considerada por mucho tiempo como una dictadura por Washington- y Venezuela, cuyo democráticamente elegido presidente es visto a la vez como una amenaza a la democracia. Sin embargo, puede haber menos cambios en la relación con ambos países que los que la gente prevé. Aunque el presidente Obama planifique revertir la política cerrada del presidente Bush respecto del embargo y permitir a los estadounidenses cubanos visitar la isla con más frecuencia y enviar a sus parientes un mayor número de remesas, él ha condicionado el levantamiento del embargo al progreso de la democracia en Cuba. Tales "condiciones previas" fueron rechazadas en el pasado por Fidel Castro y, más recientemente, por su hermano Raúl. Además, aunque Obama no mencionó a Hugo Chávez por su nombre en su discurso inaugural, dejó muy en claro que cualquier gobierno que trate de destruir el Oeste o provocar problemas, se encontrará con una fuerte respuesta de parte de Estados Unidos. Esto quiere decir que Obama prestará mucha atención a la relación de Venezuela con Irán.
Sobre el libre comercio, las señales también son mixtas. Como candidato Obama habló de renegociar el NAFTA, se opuso al acuerdo de libre comercio entre EE.UU. y Colombia y votó en contra del CAFTA. Como presidente, sin embargo, evitó referirse sobre "volver a negociar" el NAFTA y, en cambio, habló de mejorar la ejecución de normas de trabajo y ambientales. Varios miembros de su equipo económico, como Larry Summers y Timothy Geithner, son fuertes partidarios del libre comercio. Por otra parte, la actual secretaria de Estado, Hillary Clinton, tal como Obama, habló de volver a negociar el NAFTA cuando ella era precandidata presidencial, y se opuso al NAFTA cuando su marido era el presidente. Lo que está claro es que el presidente Obama cree que los acuerdos de libre comercio deben contribuir más a los grupos que hasta ahora no se han beneficiado del libre comercio, pero el presidente Bush ya había llegado a esta conclusión durante su segundo periodo.
En otras áreas, Obama cambiará el foco en seguridad de Colombia a México, principalmente porque el Plan Colombia ha mostrado resultados y México ahora necesita ayuda en la lucha contra sus altamente militarizados carteles de drogas. La reforma sobre la inmigración seguirá siendo importante, pero no tan urgente, ya que la recesión ha hecho de EE.UU. un país menos atractivo para buscar empleo. Obama también buscará conformar "una relación especial" con Brasil, basada en la cooperación energética, pero el presidente Lula ya ha declarado que tales lazos dependerán de los cambios de la política comercial estadounidense. Finalmente, no está claro cuál será su política de promoción de la democracia. Aunque busque relaciones más normales con Cuba para que la isla progrese hacia una transición democrática, también ha criticado al presidente Bush por sus presiones para democratizar el Medio Oriente. Si esto quiere decir que la administración Obama se opondrá a los golpes militares en Latinoamérica, si éstos llegan a ocurrir, y apoyará con fuerza la democracia, esto estará por verse.
En cualquier caso, como con otras partes del mundo, la política latinoamericana de Obama estará menos influida por sus intenciones que por los acontecimientos. Si el precio del crudo sigue bajo, Chávez y sus aliados serán un problema menor, lo cual permitirá mayor cooperación entre EE.UU. y Latinoamérica, y que el foco esté puesto en el desarrollo económico, en vez de la seguridad.
- 4 de febrero, 2025
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