Guatemala: Promesas políticas y realidades
Es impresionante ver có -mo la cultura del engaño y la mentira prevalecen en el mundo de la política. Desde Washington hasta Guatemala, los funcionarios públicos se esmeran en presentar un panorama favorable a sus intereses político personales pero imposible de cumplir. Alfonso Portillo lo describió claramente cuando dijo que eran “vendedores de sueños”. Lo malo es que los sueños se convierten en pesadillas.
Recientemente, el presidente Obama anunció en EUA su plan de “estímulo económico” y, posteriormente, el presupuesto fiscal 2009-2010. Increíblemente, al mismo tiempo que Obama criticaba a los “excesos del pasado” como los culpables de la crisis actual, presentaba planes para gastar 3.6 trillones de dólares. Sorprendente también, así como se autocalificaba “fiscalmente responsable” y preocupado por heredar deudas “razonables” a las futuras generaciones, proyectaba déficit fiscales de “solo” 500 millardos de dólares anuales y llevar la deuda federal de 70 por ciento a 85 por ciento del PIB estadounidense. ¡Vaya preocupación!
En nuestra querida chapin- landia, la revivida propaganda oficial pretende vendernos los “beneficios” del paquete de incremento de impuestos y terrorismo fiscal que se “discute” en el Congreso. El locutor promete eliminar la corrupción, crear desarrollo económico y otros grandes beneficios para la población. Es lo mismo que todos los incrementos de impuestos anteriores también nos prometieron. ¿Quiere decir que lo que no pudieron hacer con Q40 mil millones de gasto público en el 2008 ni con Q50 mil millones en el 2009 sí lo podrán hacer con otra astronómica cifra en el 2010? Cinismo y promesas. Guatemaltecos y estadounidenses enfrentamos el mismo problema: un gobierno cada vez más grande y cada vez peor enmarcado en la absurda teoría de la redistribución de la riqueza. Redistribución sí, pero entre lo que están políticamente conectados.
Acá el llamado “Listado Geográfico de Obras” es la herramienta favorita para que el Ejecutivo compre el voto de diputados. En los EUA, esa herramienta se denomina earmarks. Allá, el presidente Obama (en campaña) prometió eliminarlos. Sin embargo, se prepara a firmar un presupuesto que contiene cerca de ocho mil 500 proyectos que diputados demócratas y republicanos se han recetado para su beneficio político personal. De vuelta en Guatemala, esa vergonzosa dispensa de privilegios facilitó la eliminación de los “candados” del Presupuesto. Gracias a ello, el Gobierno obtuvo del Congreso una chequera en blanco para gastar sin control a sus anchas.
Moraleja: no importa dónde viva, no sea ingenuo. Como no puede evitar que le mientan; al menos quíteles a los políticos la capacidad de gastar sin límites. Si no lo hace, después no se queje cuando abusen de ese poder.
- 23 de julio, 2015
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