Más delicias “bolivarianas”
Paraguay le dice “no” al ingreso de Venezuela al MERCOSUR
Desde hace ya más de un año, la extraña administración de los Kirchner tiene como una de sus máximas prioridades en materia de “política exterior” (créase o no) la de obtener el ingreso de Venezuela como Miembro Pleno al MERCOSUR. Para ello, nuestra Cancillería trabaja incansablemente en todos los foros y aprovecha todas las oportunidades que se presentan. A capa y espada.
Pero las cosas andan mal. El objetivo no se logra. El fracaso es notorio. Como cuando desdichadamente se intentara llevar a Venezuela al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, los demás “no acompañan”. Porque son sensatos y saben bien como la sola presencia del caribeño en cualquier foro perturba adversamente su andar.
Ocurre que -presumiblemente como una de las tantas contraprestaciones del financiamiento externo a la Argentina provisto por el gobierno venezolano a tasas de interés escandalosas que terminará pagando el pueblo argentino todo (otra debe haber sido el escándalo organizado con motivo de la “Cumbre de las Américas” de Mar del Plata)- nuestro país se transformó, a la vez, en adalid y abanderado del ingreso de Venezuela al MERCOSUR como un miembro pleno más del ente. Por esto, los Parlamentos argentino y uruguayo aprobaron, cual escribanías, esto es como sellos de goma, ese ingreso el año pasado.
No obstante, a partir de allí, el posible acceso de Venezuela al MERCOSUR se empantanó profundamente. Pese a las típicas bravatas, amenazas e improperios groseros de Hugo Chávez, tratando (sin éxito) de amedrentar a todos. El caribeño hasta amenazó con “retirar” su solicitud de ingreso, ofendido. Eso fue solo un torpe “bluff” más. Obviamente jamás lo hizo, pese a la “compadreada”.
Y Chávez ya no asusta a nadie. Porque la región tiene plena conciencia de lo que sucede cuando se está cerca de él. Por ejemplo, basta recordar el triste caso de Cristina Kirchner, cuya legitimidad ha quedado manchada para toda la historia como consecuencia de las “valijas” repletas de petrodólares que llegaron ilegalmente en el vuelo pagado por una empresa estatal argentina que en su momento trajera a Don Antonini Wilson al Río de la Plata, con el objeto de financiar su campaña electoral rumbo a la presidencia de la Argentina.
El pantano aludido no deja de crecer para Chávez. Ni el Parlamento de Brasil, ni el de Paraguay parecen estar dispuestos a aprobar el ingreso de Venezuela al MERCOSUR en las actuales circunstancias. Con buenas razones.
En Brasil, la presencia del ex Presidente José Sarney (quien se opone abiertamente al ingreso venezolano al MERCOSUR) al frente de la comisión senatorial que debe hacer avanzar el caso sugiere que la marcha será allí -cuanto menos- exasperantemente lenta. Y que no será fácil coronarla con éxito. Pese a la buena voluntad de “Lula” hacia Chávez.
En Paraguay, a su vez, las cosas son aún más complejas. Sucede que el ex obispo Fernando Lugo, hoy Presidente de Paraguay no controla al Congreso -circunstancia democrática que naturalmente imposibilita que todo se haga a voluntad de quienes circunstancialmente conducen el Poder Ejecutivo- sino que lo tiene en contra. Un “pacto” que intentara en los primeros días de su gestión con la fracción del Partido Colorado que responde a Lino Oviedo, duró lo que un lirio. Nada, entonces.
Oviedo no tiene las manos libres para hacer lo que quiera. Debe negociar con la oposición toda. Absolutamente todo. Sus vergonzosas apariciones luego de acceder a la presidencia guaraní, en festivales de rock en los que cantó de la mano de Hugo Chávez que lo apoyara en su campaña presidencial, mostrando total intimidad con el caribeño, tienen su costo. La oposición no es proclive a hacer nada a favor de Chávez. Tampoco dejarlo ingresar al MERCOSUR, como veremos enseguida.
En efecto, la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado del Paraguay acaba de considerar el tema, decidiendo votar en contra del ingreso de Venezuela al MERCOSUR. Con el coraje y acierto del caso. Por ello, con tono de eufemismo, Alberto Grillón, su presidente, que pertenece al Partido Popular Democrático (oficialista) y es afín a Chávez anunció -cabizbajo- que los miembros de la Comisión referida “no se pusieron de acuerdo sobre la necesidad de que Venezuela se incorpore a nuestro bloque regional”. Punto y aparte. El tema ha sido postergado sine die.
Los senadores de la oposición señalan, con razón, que admitir a Venezuela al MERCOSUR importaría violar las exigencias del llamado “Protocolo de Ushuaia”, de julio de 1998, según el cual: “la plena vigencia de las instituciones democráticas es condición esencial para el desarrollo de los procesos de integración entre los Estados Partes del presente Protocolo”. Y si hay algo que Venezuela hoy ciertamente no es, es democrática. Es, en cambio, totalitaria. Cada vez más. De allí el rechazo paraguayo, que cabe aplaudir. Gracias a él, el MERCOSUR no se transformará en un infernal púlpito más para los desbordes mal educados del caribeño, hoy con sus bolsillos secos y endeudado, y de clara “capa caída”.
Por ello, el también oficialista senador del Partido Liberal Radical Auténtico, Alfredo Jaeggli, recordó que en Venezuela no hay libertad de prensa, ni de opinión, como lo demostrara en su momento la no renovación de la licencia de RCTV, en el 2007, que no puede olvidarse por todo lo que significa. Razón por la cual, agregó: “en el caso de Venezuela puedo anticipar que no habrá mayoría (parlamentaria)”. Adiós. Al menos por un buen rato.
En Bolivia hay sobreoferta de coca
La sombra de una corrupción absolutamente generalizada cubre a la administración de Evo Morales. Para sus compañeros del MAS la función pública parece ser solo un camino hacia hacer ilegalmente fortuna personal, vía el latrocinio, esto es a costa de los demás. Lamentable, pero cierto.
Por esto no asombra, para nada, que el relajamiento de las normas que gobiernan el cultivo de coca haya derivado en un fuerte aumento de su producción, con la consabida caída de de sus precios. Fuerte, del 44% en promedio, en el mercado doméstico.
Sobra coca, por todas partes. Hay excedentes no solo en el “Chapare”, en Cochabamba (la zona de donde Evo Morales es originario), sino en todo el país. También en Caranavi, Teoponte o Alto Beni, cercanas a La Paz; y en Yapacaní y San Germán, en Santa Cruz; así como en Esmeralda, en Pando.
Prácticamente no hay controles sobre el movimiento de la coca ilegal. Oficialmente se dice que se plantan solamente 28.900 hectáreas de coca. Un dieciséis por ciento más que el año pasado. De ellas, curiosamente, casi 9.000 hectáreas están dentro de “Parques Nacionales”.
Pero todos sospechan que hay más, bastante más, desde que la regla con la que se opera es la de la permisividad. Como consecuencia, hay también gran abundancia de cocaína, que se vende dentro y fuera de Bolivia. Todo un tema, que no pareciera preocupar demasiado a las autoridades argentinas, que nada dicen al respecto al gobierno del país vecino, como debieran.
Irónicamente los “cocaleros” comienzan a exigir al gobierno que, entre otras cosas, para remediar la situación, estimule la exportación de la coca. Parece mentira, pero es así. Y los “cocaleros” creen que tienen “derecho” a ello. Presumiblemente su líder, Evo Morales, para quien la coca es una planta “sagrada”, también. Otro mundo. Pero real. Y peligroso. © www.economiaparatodos.com.ar
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