Capitalismo o mercantilismo
Ante la crisis mundial, se ha dicho que el Capitalismo ha muerto. Este es un error reconocido hasta por los gobiernos que han nacionalizado parcial o totalmente bancos que fracasaron dentro del sistema mercantilista que prevalece en el mundo, pues han dicho que los venderán (privatizarán) en cuanto limpien sus finanzas.
Capitalismo es distinto a Mercantilismo. En el Mercantilismo el Gobierno manipula el precio del crédito (los intereses), y con su monopolio controla la oferta de dinero. Como si fuera poco, con extensas regulaciones vigila las operaciones financieras, no tanto para proteger derechos, sino para proteger intereses. Para colmo, los empresarios pierden mesura, pues confían en que el Gobierno los salvará de sus errores.
Ante la confusión que existe sobre Capitalismo, aclaremos términos. Una definición de “capitalista”, es una persona que posee capital. Otra definición de “capitalista” (en cursiva), es aquel que está a favor del sistema económico llamado Capitalismo. Muchos “capitalistas” no son “capitalistas” porque no están a favor del sistema “Capitalista”. Otros son “capitalistas” aunque no “capitalistas”, porque están a favor del Capitalismo aunque no tengan capital.
Es común creer que una persona que tiene capital necesariamente está a favor del sistema “capitalista”. Pero muchos “capitalistas” que han hecho fortuna dirigiendo empresas planificadas desconfían del Mercado porque lo consideran un desorden, pues, por definición, un Mercado no es una organización planificada como un negocio, o un ejército o una iglesia, y no tiene objetivos definidos. Es el resultado espontáneo de la acción humana, pero no del diseño humano. Cada participante tiene sus propios planes.
El Mercado ocurre espontáneamente cuando se respetan los derechos individuales, el ejercicio de los cuales se llama libertad. Esos derechos son principalmente el derecho a la vida e integridad de la persona, de escoger ocupación, religión, lugar de residencia; de disponer con exclusividad de lo legítimamente adquirido; de exigir el cumplimiento de contratos libremente pactados, y todo ello dentro de los límites que impone el respeto a los iguales derechos de los demás. Ese es el límite de la libertad individual. Por conveniencia propia, todos deben respetar el derecho de otros de hacer las cosas a su propio gusto, en forma distinta e inclusive competir en las mismas actividades. Eso no necesariamente es del gusto de algunos “capitalistas”, pues lo consideran una amenaza a su seguridad económica, y por eso algunos “capitalistas” con frecuencia buscan algún privilegio que, dándoles una ventaja, disuaden a otros a competir con él. Eso no es ni Mercado ni “Capitalismo”: su nombre correcto es Mercantilismo, sistema que combatía Adam Smith desde el siglo XVIII.
Si le extraña que pueda ser ordenado un sistema que no es planificado como el Mercado, piense en la más urgente necesidad que todos tenemos todos los días: obtener alimentos. Sin embargo, nadie se preocupa si encontrará comida cerca de su casa al precio que puede pagar. ¿Quién determinó dónde sembrar las zanahorias, cuánto maíz o carne o papas, etc. para proveer al Mercado y no quedarse corto y que no sobre, y además cuáles precios deben regir? Cuando Lenin, en Rusia, trató de organizarlo coercitivamente, hubo hambruna. Los “capitalistas” les mandaron comida y él abandonó la idea de organizarlo coercitivamente.
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