Células madres e Iglesia Católica
En la materia viviente multicelular hay células especializadas, o células que desempeñan una función única (por ejemplo, función epitelial). Ellas constituyen tejidos (por ejemplo, el tejido epitelial del tubo digestivo). Los tejidos constituyen órganos (por ejemplo, el esófago); y un grupo de órganos que cooperan para ejecutar una misma función constituyen un sistema de órganos (por ejemplo, el sistema digestivo).
En la materia viviente multicelular hay células que tienen tres fantásticos atributos. Primero, pueden dividirse y renovarse ellas mismas. Segundo, no son especializadas. Y tercero, pueden transformarse en células especializadas (por ejemplo, células del páncreas productoras de insulina). Son las células madres.
Hay dos clases de células madres: embrionarias, y no embrionarias. Las embrionarias son obtenidas precisamente de un embrión. Ellas pueden convertirse en células especializadas de cualquier tejido. Las células no embrionarias, que son obtenidas de tejidos de seres vivientes adultos, sólo pueden convertirse en algunas especies de células especializadas.
Las células madres pueden servir para curar enfermedades, entre ellas la de Parkinson y de Alzheimer; o enfermedades del corazón, y también diabetes, osteoartritis y artritis reumática. La ciencia ha usado ya células madres embrionarias, obtenidas de embriones que tienen cuatro o cinco días de edad; pero son embriones que se han desarrollado a partir de óvulos fertilizados in vitro, donados para investigación científica.
La Iglesia Católica se opone al uso de células madres de un embrión humano, porque se destruye el embrión; y destruirlo es destruir a un ser humano, que lo es desde el acto mismo de fecundación del óvulo. Es la tesis de la hominización inmediata. La tesis de Santo Tomás de Aquino, teólogo oficial del catolicismo, es que el embrión humano es humano hasta que, transcurridas varias semanas a partir de la fecundación, adquiere el alma propia del ser humano, o alma racional (que es precedida por el alma vegetal y el alma animal). Es la tesis de la hominización mediata (o demorada). Esta tesis sugiere que usar células madres durante los primeros días de desarrollo embrionario, no es destruir a un ser humano.
El problema, empero, no es que el ser humano lo sea desde el acto mismo de fecundación del óvulo, o lo sea hasta una etapa avanzada del desarrollo embrionario. El problema es que destruir un embrión es por lo menos destruir una ya creada posibilidad de vida humana. ¿Y es lícito destruir esa posibilidad? El problema es, esencialmente, no religioso, o jurídico, o científico, sino moral. Resolverlo exige una absoluta responsabilidad personal.
Post scriptum. Quizá pronto la ciencia evite que usar células madres embrionarias destruya el embrión; o descubra células madres adultas más versátiles o transdiferenciables.
- 23 de julio, 2015
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