Impuestos y recesión
Lo anunciado comienza a ocurrir: la desaceleración económica está afectando la recaudación de impuestos. Frente a esta situación, el Gobierno insiste en terminar de estrangular a la gallina de los huevos de oro. Lejos de reconsiderar sus intenciones expansionistas, nuestras autoridades neciamente insisten en impulsar en el Congreso el paquete más importante de aumento de impuestos.
El último año de un incremento significativo en la recaudación de impuestos fue 2007, cuando la SAT recaudó un 17 por ciento más que el año anterior, gracias a una tasa de crecimiento económico de casi 6 por ciento. Sin embargo, ese sería el último buen año. La desaceleración económica en los EUA comenzaba a afectarnos, y el 2008 concluyó con un crecimiento en la recaudación de menos de 5 por ciento y un crecimiento económico debajo de lo esperado. No obstante un panorama económico que se complicaba cada vez más, el Gobierno inició su primer período anunciando una nueva reforma tributaria que, evidentemente, tendría como propósito aumentar las tasas efectivas de recaudación.
¿Aumentar impuestos en medio de una desaceleración? Nunca es un buen momento para subir impuestos —argumentaba el Gobierno—. Lo cual es cierto. Sin embargo, la evidente desaceleración y los llamados a la prudencia no pudieron contra la necedad de los gobernantes. Ahora, en medio de la crisis financiera internacional, ya no era un tema de querer gastar más. La excusa se volvió, convenientemente, que se requería de un paquete al estilo Obama. Es decir, un paquete de “estímulo económico” que tuviera un efecto “anticíclico” frente a esta inminente recesión.
No hay peor ciego que el que no quiere ver. La evidencia de una recesión está frente a nuestros ojos. La Prensa ha dado amplia cobertura a las pérdidas de empleo producto de una importante caída en la actividad económica, las exportaciones y las remesas familiares. No extraña, entonces, que la recaudación tributaria haya caído un 3 por ciento en los primeros dos meses del año. ¿La reacción del Gobierno? Iniciar una campaña de propaganda (despilfarrando los escasos fondos públicos) para impulsar más fuertemente uno de los incrementos de impuestos más grandes de nuestra historia.
Alguien en las altas esferas de gobierno no quiere entender que terminar de estrangular la actividad económica con más impuestos no aumentará la recaudación. Esa necia ceguera ideológica debe ser detenida por el Congreso. Más impuestos no estimulan, sino que deprimen la economía. Y si esa medida se toma en medio de una recesión, los guatemaltecos más pobres pagarán la irresponsabilidad de nuestros gobernantes. El paquete completo debe ser tirado a la basura. El Gobierno debe entender que ellos, también, se deben apretar el cincho.
- 23 de julio, 2015
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