La actual crisis financiera ha traído a la palestra la discusión sobre la racionalidad o la irracionalidad de los mercados. Pero antes de discutir la racionalidad o no de los mismos es más que necesario imprescindible definir que es la racionalidad. Sólo así podremos intentar saber qué es lo que estamos discutiendo.
El problema viene planteado desde Grecia. Ya Platón en el Phaedro enseña que el hombre es como un auriga en una carroza tirada por dos caballos, uno blanco y otro negro. El caballo blanco representa la razón o sea la moral, en tanto que el caballo negro representa a las pasiones, o sea el vicio o la inmoralidad. De aceptarse esta dicotomía ética podemos decir que la discusión sobre la racionalidad o irracionalidad de los mercados entrañaría una discusión sobre moral, que fue la forme en que lo planteó Marx, y hoy ante la crisis vuelve, mal que nos pese, la falsa teoría de la explotación para descalificar al a mi juicio mal denominado capitalismo.
Vale recordar que ya en Grecia también Aristóteles en su Moral a Nicómaco discrepa con Platón y señala: “Las distinciones que se hacen del juicio son las de verdadero o falso y no del bien y de mal, estas últimas son aplicables a las intenciones , a la preferencia reflexiva”. Algo más tarde en el siglo XVIII, David Hume tiende a compartir el criterio de Aristóteles y dice:” La razón es y sólo debe ser la esclava de las pasiones y nunca puede pretender algún otro oficio que servir y obedecer a ellas”..
Ceo pues que para seguir adelante en esta disquisición debemos tomar en cuenta el juicio de Therence Hutchison, cuando escribió que el éxito obtenido por Adam Smith con la publicación de su obra La Riqueza de las Naciones, tuvo un efecto no deseado, que fue hacerle creer al mundo que la economía era una ciencia independiente de la ética y la política. Entonces considero que dado que el punto relevante es precisamente determinar el significado de la racionalidad pues solo así podemos determinar que es la irracionalidad, nunca como antes debemos tomar en cuenta el pensamiento de Hume y no precisa te su pensamiento sobre la economía, no obstante su sabiduría al respecto. Y dice Hume siguiendo la línea de su pensamiento anterior: “La razón es el descubrimiento de la verdad o la falsedad. Verdad o falsedad consiste en el acuerdo o el desacuerdo, bien de las relaciones reales de las ideas, o de existencia real o de factores de hecho”…Por ello sigue diciendo:” Se ha observado que la razón , en un estricto sentido filosófico , puede tener influencia en nuestra conducta solamente en dos formas: bien cuando excita una pasión informándonos de la existencia de algo que es un objetivo apropiado de ella; o cuando descubre la conexión de causas y efectos, de manera que nos proporciona los medios de ejecutar una pasión”.
De las observaciones anteriores podemos concluir que Hume considera a la razón instrumental, pero a la vez falible. Y es en esa falibilidad que la razón no es sinónimo de verdad ni de moral. Aceptada que fueran las anteriores conclusiones, que considero indubitables, la pretensión de la supuesta ciencia económica de que los mercados son racionales, es de por si un presupuesto falaz. Dentro de dicha ciencia aun se discute si el mercado es racional independientemente de la irracionalidad del individuo. Así en su interesante libro Maniacs; Panics and Crashes, Charles Kindleberger plantea como alternativa la racionalidad individual frente a la irracionalidad del mercado.
En tal alternativa que igualmente me parece falaz, la racionalidad de los mercados significaría entonces que todos los individuos que en el operan saben la verdad. Es decir de los precios y el valor presente y futuro de sus adquisiciones. Recordemos entonces otro importante filósofo, Kart Popper, quien postuló que si el conocimiento de dentro de diez años fuese posible hoy ya no sería de dentro de diez año si no de hoy (sic) Y tan importante como la anterior es también su conceptualización sobre la ciencia, que depende del método y no del resultado. Y ¿cuál es el método científico de que dispone el mercado o los individuos que lo integran para conocer y consecuentemente basar sus decisiones?. He hecho todas estas disquisiciones filosóficas, a fin de intentar un análisis científico de la realidad que enfrenta hoy el mundo frente a la crisis actual. Y no he dicho financiera pues considero que esa no es la sola determinante de la crisis. Hasta la fecha lamentablemente lo único de que disponemos es de datos y predicciones, pero parecen ausentes las causas y por consiguiente será difícil encontrar las solucione. En esa línea tenemos el último informe del Banco Mundial que predice que tendremos la mayor crisis de los últimos ochenta años, pero no encuentro en él una sola explicación de las causas de la crisis. Hasta ahora hemos hablado de la racionalidad del mercado y de los individuos que lo forman, mas hemos olvidado la racionalidad del Estado y de los políticos que lo integran. Tal como decía Jesucristo. El hombre es falible-“el justo peca siete veces”, “el que esté libre de pecado..”
Así lo reconoció Locke cuando escribió:”los monarcas también son hombres”. Y desde mi punto de vista la racionalidad es sólo de los individuos y no de las entelequias universales. Por tanto el comportamiento de los mercados y su racionalidad depende también de la racionalidad del Estado, o sea de los políticos. La realidad es que dado que la racionalidad depende del objetivo, la demagogia es un comportamiento racional en búsqueda del poder político. Por ello no existe la posibilidad de determinar a priori la racionalidad, si previamente no conocemos el objetivo de la misma, que como dijera Hume es una pasión y tal es la voluntad de poder. El haber olvidado la racionalidad del Estado en el análisis de la crisis actual, ha tenido por efecto el que se llegue a predecir el fin del capitalismo, ante la necesaria intervención del Estado. Es cierto que tal como dijera Minsky, citado por Kindleberger, el sistema financiero es proclive a la especulación. Pero ¿Es la especulación un factor negativo per se? Diría que no, pero existe la posibilidad de que se genere el overtrading o especulación excesiva que puede dar lugar a una crisis. Pero esta especulación puede haber surgido como consecuencia de un factor extraño a la misma que en este caso fue el Estado.
He dicho que se ha olvidado la irracionalidad del Estado, pues la especulación en el mercado inmobiliario de Estados Unidos fue producida por la demagogia de Carter seguida por Clinton, y aparentemente no modificada por Bush. Como bien señala Anna Swarts en un reciente comentario publicado por Cato, ésta fue provocada primeramente por la política monetaria expansiva del Federal Reserve, y por la otra por el Gobierno Federal. Desde el gobierno se estimuló indebidamente la demanda de casas, y la consiguiente creación de Fannie Mac y Freddie Mae con la condición de que llegaran a que un 28% de la financiación de hipotecas se hiciera a prestatarios con un ingreso un 60% inferior a la media del área.(sic). Es decir a insolventes. Asimismo nadie parece haberse percatado de las causas determinantes de la crisis en Europa, particularmente en Francia, Alemania Italia y el Reino Unido.
Creer que el sistema de bienestar que allí impera es el capitalismo salvaje sólo se le puede ocurrir a la izquierda marxista, que está de vuelta y de plácemes con la crisis americana que espera que sea el fin del capitalismo. Los datos más recientes que he podido obtener del FMI respecto al gasto público en esos países se refieren al año 2006. En dicho año el gasto público en Francia, Alemania , Italia y el Reino Unido alcanzó al 52%, 48,4%. 48% y 44% del PBI En el mismo año, el gasto público de Estados Unidos no obstante la guerra de Irak alcanzaba tan solo al 34% del PBI.
Es indudable pues que la crisis actual se debe a la racionalidad del Estado y por tanto es imprescindible la intervención de éste para salvar al sistema en Estados Unidos y cambiarlo en Europa. Y ante la preocupación causada por los 780.000 millones de dólares aprobados para salvar al sistema bancario sólo me queda una reflexión de Milton Friedman, no de Keynes.:”Otra forma de superar el pánico es el capacitar a los bancos sanos a convertir su capital en efectivo rápidamente, no a expensas de otros bancos, sino por la disponibilidad de efectivo adicional de una impresión de emergencia” En otras palabras lo que he denominado el oscurantismo de la razón implica una doble confusión.
La primera es olvidar que es instrumental y falible. Como bien lo señala Hume si fuese absoluta nos llevaría al escepticismo pirrónico (Absoluto).
La segunda confusión no menos importante es la proveniente de Platón y a la que nos hemos referido. A partir de esta confusión el sistema de bienestar pretende significar la confluencia de la razón y la moral. En la práctica y cada vez más en América Latina implica el populismo que es la demagogia que impide el desarrollo, y a los resultados me remito.